Aunque la destrucción de los bosques tropicales del mundo alimenta la emergencia climática global y tiene un costo devastador para las comunidades forestales, que los defienden y dependen de ellos, una investigación reveló que los bancos financian la deforestación, de acuerdo con The Guardian.
Entre los gigantes que se encuentran señalados de ayudar a la destrucción de la Amazonía brasileña y otras selvas quizás, sin saberlo, están el Banco de Inglaterra, la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco Central Europeo. Los datos muestran que estas corporaciones han comprado millones de dólares en bonos emitidos por empresas vinculadas a la deforestación y el acaparamiento de tierras, según el informe Bankrolling Destruction, publicado por Global Witness, una ONG que trabaja en proteger la explotación de los recursos naturales.
¿Bancos financian la deforestación?
Según el análisis, las compañías financieras compran bonos corporativos —un tipo de instrumentos de deuda— emitidos por grandes corporativos en un intento de inyectar liquidez económica en los mercados financieros cuando el sector privado se muestra reacio a prestar.
Mejor conocidos como “programas de compra de activos”, estas medidas tienen como objetivo reducir el costo de los préstamos y se utilizaron ampliamente durante la pandemia como una forma de impulsar a las economías.
No obstante, algunas de las empresas que vendieron bonos están vinculadas a la destrucción del medio ambiente, indica el informe, y nombra a Cargill, Inc., Archer-Daniels-Midland Company (ADM) y Bunge Ltd Financial Corp, tres de los mayores conglomerados de agronegocios, es decir, de actividades económicas derivadas o ligadas a los productos del campo, que operan en Brasil.
Poner fin a la deforestación
La tala de bosques tiene implicaciones importantes para los objetivos globales de frenar el calentamiento global, ya que los árboles absorben alrededor de un tercio de las emisiones de carbono que calientan el planeta, pero liberan carbono que almacenan cuando se pudren o se queman.
Brasil es uno de los mayores productores o exportadores del mundo de granos, café, soya, frutas y otras materias primas. No obstante, durante el primer semestre del año, el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe) informó que la Amazonía brasileña batió récord de deforestación con la pérdida de al menos 3.987 kilómetros de vegetación, un área equivalente a cinco veces el tamaño de la ciudad de Nueva York.
En este sentido, otro reporte del grupo ambientalista, Earthsight, vinculaba a las empresas como Bunge y Cargill a abusos de los derechos indígenas y la tierra durante la obtención de soya. Incluso, el grupo indígena Kaiowá fue desalojado por los terratenientes hace más de medio siglo, pero Earthsight ha seguido reclamando el espacio que conocen como Takuara.
Al abordar las acusaciones en el informe de Global Witness, Cargill aseguró que estaba «comprometida a poner fin a la deforestación y la conversión en nuestras cadenas de suministro agrícola», y Bunge que estaba «comprometida a cumplir con todas las regulaciones en los mercados locales o globales y a adherirse a nuestras propias estrictas políticas socioambientales”. En tanto ADM no respondió a las solicitudes de comentarios.
Bancos centrales más grandes del mundo asociados a la destrucción de bosques
El análisis señala que desde 2016, el Banco de Inglaterra también ha comprado una participación no revelada en un bono corporativo de £150 millones emitido por Cargill, Inc., y el Banco Central Europeo adquirió una cantidad tampoco revelada de deuda emitida por Bunge Finance Europe BV. Pero por si eso fuera poco, en los dos últimos años, la Reserva Federal de EE.UU. ha comprado un total combinado de $16 millones en bonos emitidos por ADM, Bunge Ltd Financial Corp y Cargill, Inc.
«Esto ocurre a pesar de las repetidas declaraciones públicas de los tres bancos centrales que enfatizan los riesgos que el cambio climático representa para la estabilidad financiera y el crecimiento económico a largo plazo».
Global Witness.
Bancos que financian cambio climático responden así…
Tras el informe de que bancos financian la deforestación, Global Witness comentó que la Reserva Federal expresó que había «terminado» su esquema de compra de bonos y que el Banco de Inglaterra comenzaría el mismo proceso. Del mismo modo, la primera instancia resaltó que había adoptado la política como una medida única en 2020 para salvar empleos durante la pandemia mundial y que no tenía planes de hacerlo nuevamente.
Por su parte, el Banco de Inglaterra se excusó diciendo que había tomado medidas para reducir los costos de endeudamiento para todas las empresas y subrayó que el apoyo brindado a Cargill era «un enfoque extremadamente limitado». Mientras tanto, el Banco Central Europeo declaró que “apunta a descarbonizar gradualmente sus tenencias de bonos corporativos, en un camino alineado con los objetivos del Acuerdo de París, de limitar la temperatura del planeta a 1.5 °C».
Pero Global Witness destaca que la negativa de los bancos del Reino Unido y la UE a publicar los valores de sus participaciones en las empresas crea una «falta de transparencia». Y enfatizó sobre la responsabilidad en el camino a alcanzar los objetivos climáticos.
«Como supervisores del sector financiero privado, los bancos centrales deben predicar con el ejemplo y adoptar una política explícita de deforestación cero como parte de su enfoque del cambio climático, incluida la desinversión de todos los bonos vinculados a la deforestación y un mayor escrutinio de la amenaza que plantea para la estabilidad financiera por la deforestación y la pérdida de biodiversidad”.
Global Witness.
El informe llega en medio de la destrucción en curso en la región amazónica y denuncias en torno a la poca o nula acción del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, para detener las prácticas ilegales de madereros, ganaderos y mineros actualmente activos. Pues parece ser que de un bosque exuberante, la Amazonía se ha convertido en una sabana seca.
«Creo que este informe es un análisis muy útil que destaca la necesidad de que los bancos centrales analicen su exposición a la deforestación en sus carteras».
Nick Robins, profesor de financiamiento sostenible en la The London School of Economics and Political Science.
Para Global Witness, 2022 sea quizás el año en que los bancos reconocieron globalmente el riesgo de la naturaleza como amenaza para las instituciones, el enfoque hasta el momento ha estado en el sector energético, pero la situación aquí planteada es una señal de que la deforestación debe estar dentro del escenario de las amenazas climáticas de todas las industrias.