Nadie quiere lastimar a los niños. La sola mención de algo que pudiera «ser un mal ejemplo», «confundir» o «traumar» a un niño nos pone la piel de gallina. Empresas, maestros, gobierno, Iglesia y sociedad en general se desviven por proteger a la infancia mexicana. O al menos eso dicen cada vez que quieren justificar decisiones basadas en sus propios prejuicios y creencias.
Todo esto viene a que el domingo, en un partido de fútbol contra el Puebla, el jugador americanista Christian Benítez festejó un gol con un beso a su compañero Matías Vuoso. De hecho, ni siquiera fue un beso sino una simulación, porque había una mano de por medio.
Las reacciones no se hicieron esperar. El Economista calificó el festejo como «feo» y el presidente de la Comisión Disciplinaria de la Federación Mexicana de Fútbol Alfonso Sabater declaró que intentará legislar esta clase de situaciones para el próximo torneo. Y, por supuesto, mencionó a los pobres niños: “es por la imagen al público, a los niños, eso no lo podemos tomar como un buen ejemplo“.
La polémica es ridícula. Y meterse con los pobres niños es bajo. Si el señor Sabater tiene un problema con dos compañeros de equipo celebrando de esa manera, no sé cómo logra ver partidos donde hay abrazos, nalgadas, intercambio de camisetas… Los niños no son el problema. El problema son directivos como él, que promueven un ambiente de exclusión e intolerancia en el deporte, que no pueden ver la diferencia entre un beso y un gesto obsceno. Porque sí, Sabater comparó esta situación con otra, en la que Cuauhtémoc Blanco hizo un gesto grosero con el dedo hace algunos años.
El fútbol es importante para este país, tanto si lo sigues con devoción como si solo ves los partidos de la Selección o si no tienes la menor idea de nada pero lees los comentarios de tus amigos que narran partidos en redes sociales. Es imposible escapar. Por lo tanto, la Federación Mexicana de Futbol , los periodistas y los medios que cubren el deporte tienen un gran poder sobre los mensajes que le dan a este público cautivo.
¿Qué aprenderían los niños de ver festejos como éste? Mi primera reacción es que nada. Realmente no creo que a un niño le importe mucho o que recuerde esos dos segundos de televisión entre todos los estímulos que recibe al día. Pero si aprendiera algo, sería que hay hombres que se besan. Y más aún, si la Federación lograra un ambiente de mayor apertura y tolerancia, aprenderían sobre diversidad.
Pero no, si hay aquí un mal ejemplo es solamente el de una organización que no sabe cómo reaccionar ante lo desconocido, que prefiere remitirse a posturas anticuadas y continuar negando a una gran parte de la población.
Es cierto que tal vez haya formas inapropiadas de celebrar una victoria. No me gustaría ver una orgía simulada entre el equipo ganador o señas obscenas como las de Blanco, pero la conversación que se ha derivado de esto, tanto en los medios como por parte de las autoridades es ingenua en los mejores casos y ofensiva en los peores.
María José Evia Herrero. Asistente de Medios y Social Media en Expok.
Comunicóloga por la Universidad Modelo. Ha sido niñera, repostera, Community Manager, nerd, periodista cultural, maestra de preparatoria, asistente de dirección y ahora Asistente de Medios y Social Media en Expok. En sus tiempos libres es una Blogger indisciplinada pero divertida.
Es también una consumidora irredenta de libros, películas, postres, televisión, social media, crítica de género y moda. Para compensar, escribe sobre todos estos temas. Se incorporó también a la autoría de este espacio desde 2012. Su Flavors.
[…] organization that advocates freedom of expression and liberty for journalists), and blogger María José Evia, have also denounced Sabater’s statements as well as the homophobia still too commonly seen […]
[…] de lucro que aboga por la libertad de expresión y la libertad para los periodistas), y la bloguera María José Evia, que también han denunciado las declaraciones lamentables de Sabater, así como la homofobia que […]