Los resultados positivos en una empresa se deben a que el liderazgo en una organización es correcto. En muchas ocasiones, los colaboradores cuando reconocen que el liderazgo se ha mantenido intachable ante las autoridades reguladoras y la sociedad en general, los resultados son positivos y podrían dar la razón al crecimiento y la reputación de la compañía.
Respecto a la ética, se trata de un elemento que si se comete algú error, se podría derrumbar -en corto tiempo- todo lo que se ha construido. Incluso los CEO pueden cometer faltas éticas con intensión o por omisión, y el precio de éstas puede ser alto, llegando a precios millonarios. Por otro lado, el daño hacia su imagen también podría ser alto e irreversible.
Debido a la exposición ante la opinión pública y los medios de comunicación, estos errores pueden dejar una marca muy difícil de borrar.
Es por eso que los CEO son responsables de su actuar pero también lo son aquellos quienes supervisan como los gerentes, los directores o los jefes, por lo que un error ético de éstos es su error.
El estudio de PwC “CEO Success Study 2016”, encontró que la sucesión forzada de directores ejecutivos por problemas éticos aumentó 36%, resultado que se dio a partir del análisis de 2,500 de las empresas más grandes del mundo en los últimos 10 años.
Estados Unidos y Canadá muestran la incidencia mayor, al comparar el periodo 2007-2011 con el lapso 2012-2016, aumentó al 102% arriba de Europa Occidental y las economías BRICS.
De acuerdo con Forbes, no existe algún dato que refuerce la idea de que estos errores que se derivan de actos ilícitos, las violaciones de tipo ético se cimentan ya sea en omisiones de los CEO o conductas de sus colaboradores.
En ocasiones las señales que desembocan en un problema ético pueden desarrollarse con el tiempo, por lo que ignorar cualquier información por increíble que parezca podría impactar al futuro de la organización.
Finalmente, los CEO y los colaboradores están bajo una mayor exposición sobre sus actividades en medios digitales, y esto los enfrenta con riesgos más grandes, así como con el hecho de rastrear con más facilidad evidencia que pueda comprometerlos.
A esto se suma el flujo diario y constante de la información, que puede incidir rápidamente en una imagen negativa y perjudicial.
La mayoría de las personas esperamos que la conducta de un ejecutivo sea de lo mejor, pero existen casos que no han sido así.