La limitación del calentamiento planetario a 2ºC por encima de los niveles preindustriales es absolutamente decisiva, según dicen el G-8 y la mayoría de los mejores meteorólogos del mundo.
Para empezar, hasta 2050 sólo se podrá emitir a la atmósfera un total de unas 700 gigatoneladas de dióxido de carbono. Al ritmo actual de emisiones, ese «presupuesto» se agotará en 20 años; si las emisiones aumentan como se espera, el mundo llegará a ser antes incluso «insolvente» en carbono.
Por eso, la reducción del CO2 y otros gases que producen el efecto de invernadero deberá comenzar lo antes posible. Sin embargo, las negociaciones sobre los límites de emisiones con cada uno de los 192 países signatarios en el periodo anterior a la Cumbre de Copenhague, que se celebrará en diciembre, no han dado indicios de que vaya a haber un cambio tan radical. Un acuerdo mundial sobre el clima debe ser más sencillo, justo y flexible que el actual Protocolo de Kyoto.
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