El planeta se enfrenta, otro año más, a los ataques que el hombre le ocasionará en pro de su ansia de consumo y su desmedida e insensata sed de poder. Esa es la triste pero insoslayable realidad.
Pero eso no quiere decir que no haya quienes sí son conscientes de que cada trozo de tierra que se contamina, cada metro cubico de aire o de agua que se poluciona, cada árbol que se tala furtiva u oficialmente, cada animal que muere víctima de las acciones humanas, repercutirá tarde o temprano en sus propias vidas.
El mundo entero tiene la responsabilidad de tomar cartas en el asunto y comenzar a revertir esta situación y por ello tiene por delante una serie de retos. Las medidas para subsanar los daños ya no pueden seguir esperando más.
La híper población
La base del problema es que somos muchos y que seguimos multiplicándonos de manera desproporcionada. En el último siglo la población pasó de menos de mil millones de personas a más de siete y la distribución del crecimiento es cada vez más desigual, ya que los países que más crecen en habitantes son los que menos lo hacen (proporcionalmente) en el ámbito económico.
Sin dudas es necesario poner coto a estas cifras, porque estamos llegando al límite de saturación del planeta. El medio ambiente se resiente, pero lo peor es que las nuevas generaciones tienen un futuro cada vez más tenebroso.
El cambio climático
Un tema que ha sido politizado y mediatizado hasta el cansancio, más allá de las alertas científicas que explicitan cómo y porqué las acciones humanas afectaron (y siguen haciéndolo) al clima y que el punto de inflexión ya fue cruzado, por lo que ciertos daños son irreversibles.
Hoy en día solo nos queda la opción de regular los futuros impactos, decantándonos por una existencia más amigable con nuestro Medio Ambiente, aparcando el uso de los combustibles fósiles y optando por las energías que provienen de fuentes renovables.
El agua
Junto con el aire y los alimentos son los elementos esenciales que permiten la vida, la nuestra y la del resto de los seres; todo lo demás resulta superfluo. Podríamos vivir sin televisores, sin electrodomésticos y sin comida basura, pero sin agua potable estamos condenados a perecer.
Los niveles de contaminación son tan altos en ríos, arroyos y fuentes subterráneas, que la población de ciertos lugares se envenena lenta pero progresivamente. Si no ponemos todo nuestro empeño en cuidar este bien global, las consecuencias para la salud mundial serán nefastas.
El problema de la biodiversidad
La destrucción de los hábitats de las diferentes especies es continua y diaria y cada vez que un animal desaparece de un territorio o del planeta (se extingue), existe un efecto inmediato sobre el resto del ecosistema, ya que se altera irremisiblemente la cadena alimenticia.
Es necesario que se comience a respetar y a cuidar los espacios que aún tienen los animales, con el fin de que en la llamada “sexta extinción”, no terminemos siendo también los humanos quienes acabemos auto extinguiéndonos.
La contaminación
El ser humano tiene la insana costumbre de contaminar todo lo que toca, ya sea el agua, el aire o las tierras (hasta las más profundas). La gran mayoría de los químicos polucionantes son el resultado del estilo de vida de menos de la mitad de la población de la Tierra.
Estos compuestos tardan desde años hasta siglos en desintegrarse, por lo que es perentorio dejar de contaminar. No es justo que sigamos emponzoñándolo todo, mientras esperamos que la Naturaleza haga su trabajo.
Los excesos
El ser humano no tiene límites a la hora de depredar, no importa donde ejerza dicha acción. Si no se toman medidas muy drásticas, los océanos se quedarán sin peces, porque no se les permite siquiera reproducirse, cuando ya se lo está pescando.
Lo mismo sucede en casi todos los ámbitos: se caza hasta la extinción, se planta hasta agostar las tierras que luego se abandonan, se explotan los recursos sin permitir la regeneración de los mismos y esto debe acabar o no habrá más que pesca, cazar, plantar y/o recolectar.
La deforestación
No solo se talan los árboles de forma indiscriminada y criminal, sin replantar para compensar lo arrasado, sino que la acción del hombre está matando a muchas especies que son fundamentales para la oxigenación del aire que respiramos todos.
La contaminación, las plagas exportadas, las especies no autóctonas que acaban con ecosistemas enteros, los transgénicos, son ataques directos al corazón de la naturaleza y ya es hora de darnos cuenta que mantener un equilibrio también es nuestra responsabilidad directa.
Una reflexión final
El ser humano hace gala de su inteligencia creando cada día innovaciones tecnológicas que hacen su vida más cómoda, potencian las comunicaciones y demuestran su capacidad de superación. Por otro lado se gasta enormes sumas de dinero en buscar agua en otros planetas, en vez de cuidar la que tienen en el suyo.
La contradicción siempre fue una de las grandes problemáticas del hombre, pero esta vez puede terminar acabando con su propia existencia, si no comenzamos YA a actuar en consecuencia y a cuidar lo poco que nos queda.
Fuente: Ecoticias.com