Por: Marisol Monroy
La globalización cambió la forma como vemos y vivimos en el mundo laboral y por ende por la forma como concebimos la felicidad. El trabajo es un componente muy importante dentro de nuestras vidas, no sólo como un medio de vida sino sobre todo como un espacio de aprendizaje personal y colectivo.
El trabajo es, en cierto sentido, un pretexto para que los días sean geniales o sumamente desalentadores; para que sean monótonos o para que sean una oportunidad de redescubrir talentos y gustos que antes no conocíamos.
El mundo laboral de estos días privilegia aspectos que hasta hace algunos años no eran relevantes: la capacidad de las personas por aprender y desaprender con facilidad; el pensamiento fluido, creativo y visual; la imaginación, creatividad colectiva así como la co creación. Se trata de una época en donde el éxito ha tomado otro sentido vinculado hacia el interés de generar experiencias mucho más interactivas, creativas e innovadoras para generar un bienestar colectivo más allá que un triunfo individual.
Para las empresas, esta transformación en la cultura laboral ha representado un reto, sobre todo, frente a los llamados “Millennials” (personas nacidas entre 1981 y 1995) que se caracterizan por tener un título universitario, haber nacido en hogares con estabilidad económica, impacientes, con baja lealtad hacia las empresas donde trabajan y en una búsqueda constante de experiencias dentro de su vida personal y profesional.
Según Dan Schawbel, columnista de la revista Time, en el mundo hay un poco más de 1.700 millones de millennials.
Este grupo de profesionistas están cambiando las dinámicas laborales, ya que en su estancia por las empresas (muchas veces fugaz) cuestionan los viejos sistemas organizacionales y jerárquicos que no están ofreciendo espacios dinámicos y creativos en los que ellos sientan que pueden aportar y evolucionar. Por lo anterior, se han convertido en un dolor de cabeza para las áreas de recursos humanos ya que por un lado, están buscando trabajos que se ajusten a sus expectativas y por otro, las empresas buscan que el talento de sus colaboradores mejore sus resultados de manera permanente, además que los costos por contratación no sean tan elevados.
De ahí la importancia de que las empresas visualicen en los millennials un área de oportunidad para generar cambios dentro de la cultura laboral y evolucionar hacia modelos más creativos, participativos y dinámicos. Esto implica experimentar nuevos esquemas, aprender durante la trayectoria, atreverse a crear nuevas cosas, inspirarse en contextos ajenos que aunque puedan resultar extraños alimentan el aprendizaje cotidiano.
Los millennials invitan a que el mundo laboral sea distinto al que nuestros padres vivieron, lo cual no quiere decir que sea mejor o peor, sino simplemente nos presentan otra forma de ver una actividad a la cual le dedicamos gran parte de nuestra vida: el trabajo. Su perspectiva es una invitación a rediseñar el tiempo, las experiencias y formas como obtenemos resultados a partir de una interacción más humana y creadora con los demás.
FUNDEMEX
Con el respaldo de las organizaciones empresariales más importantes de nuestro país, el Consejo Coordinador Empresarial creó en el 2004 laFundación del Empresariado en México, A.C.
FUNDEMEX desarrolla programas encaminados a crear y fortalecer las capacidades productivas de personas en pobreza, programas de empleabilidad para jóvenes en situación de vulnerabilidad y proyectos para profesionalizar a otras organizaciones de la sociedad civil para promover un sector creciente y eficaz.
FUNDEMEX diseñó la Alianza para el Desarrollo Económico Inclusivo (ADEI), con el convencimiento de que en México existen regiones que pueden ser tan productivas y rentables como las mejores del mundo, si se logra introducir la visión y los desempeños empresariales que permitan generar la productividad, la rentabilidad y la derrama económica suficientes para superar las condiciones de marginalidad existentes.
La ADEI tiene como objetivo establecer procesos de desarrollo local con posibilidades de impacto a nivel sectorial y respaldar procesos de crecimiento y trascendencia.
Aunque la capacitación técnica, el financiamiento, el acompañamiento y la gestión con organizaciones de base son necesarios, la diferencia de la ADEI con los enfoques tradicionales es que, además de estos aspectos, abarca la promoción humana, la formación empresarial y la incorporación de los destinatarios a la cadena de valor.