Las empresas que vienen a la mente de las personas cuando se habla de economía colaborativa es Airbnb o Uber debido a los servicios que ofrecen (alojamiento y desplazamiento).
Estos servicios, junto con BlaBlacar y Deliveroo, registran anualmente unos ingresos por encima de los 28.000 millones de euros.
En su mayoría son empresas que han visto la posibilidad de buscar un nicho de mercado en activos que estaban infrautilizados. Compartir casa, coche, un menú de comida, noticias, cualquier objeto cotidiano desde un taladro hasta una bici eléctrica
¿Qué es la economía colaborativa?
La Economía Colaborativa son nuevos negocios que se sirven de internet para poner en contacto a clientes con proveedores de servicios a fin de realizar transacciones en el mundo real.
Un ejemplo claro de esto es el alquiler de apartamentos por breves periodos, trayectos en coche o tareas en el hogar.
Sus defensores sostienen que es una forma alternativa a la economía convencional que no sólo resulta más sostenible, sino que además permite al individuo convertirse en un microemprendedor con mayor control de su vida.
De acuerdo con el académico, empresario y científico canadiense, Tom Slee, plantea una crítica contra este esquema de negocios en su libro Lo tuyo es mío. Contra la economía colaborativa.
“Escribí este libro porque los objetivos de la Economía Colaborativa apelan a ideales con los que se identifican muchas personas, incluido yo; ideales como la igualdad, la sostenibilidad y la comunidad. La Economía Colaborativa sigue contando con el apoyo y la lealtad de muchas personas progresistas —en particular de jóvenes que se identifican claramente con las tecnologías que utilizan— cuyos instintos bondadosos están siendo manipulados y que acabarán por sentirse traicionadas. La Economía Colaborativa invoca esos ideales para amasar inmensas fortunas privadas, para ir en contra de comunidades reales, para fomentar una forma de consumismo más opresiva y para crear un futuro más precario y con más desigualdades que nunca”.
Según él ste tipo de negocios están generando nuevas formas de consumo más abusivas que nunca.
En lugar de liberar a los individuos para que tomen el control sobre sus propias vidas, muchas empresas de la Economía Colaborativa están ganando dinero para sus inversores y ejecutivos creando buenos empleos para sus ingenieros informáticos y expertos en marketing, gracias a la eliminación de protecciones y garantías alcanzadas tras décadas de esfuerzos y a la creación de formas más arriesgadas y precarias de trabajo mal remunerado para quienes en verdad trabajan en la Economía Colaborativa.
El autor muestra cómo la Economía Colaborativa extiende las más duras prácticas del libre mercado a áreas de nuestras vidas previamente protegidas y ofrece la oportunidad a unas pocas personas de enriquecerse perjudicando a su comunidad y empujando a individuos vulnerables a asumir riesgos insostenibles.