Abril ha sido considerado en las últimas décadas como “el mes del niño”. En este contexto, apareció la semana pasada en redes sociales el video Los niños incómodos, en el cual se representan las condiciones de inseguridad y corrupción imperantes en el país; para lograrlo se utiliza la actuación de niñas y niños.
La aparición de este video ha generado un intenso debate sobre si es o no legítimo utilizar a niñas y niños para representar los abominables vicios que existen en el país.
Lo interesante es que la cuestión de fondo pasó de largo para la gran mayoría; y ésta es la relativa a por qué, en medio del proceso electoral federal, una de las empresas con mayores recursos e intereses en el país, como lo es Grupo Nacional Provincial (GNP), convoca a otros grandes empresarios para financiar y difundir un video que busca sembrar la sensación de caos y que todo está definitivamente mal.
Nadie podría creer, así nada más, que el único interés de GNP es “promover la conciencia” sobre las reprobables condiciones que persisten en México; así, frente al efectismo del video las preguntas deben versar sobre para qué montar una campaña con esta magnitud y recursos; es decir, ¿cuáles son los intereses que están en juego y para qué invocar una vez más a la crítica total a la política?
Sloterdijk nos advierte: “La filosofía europea moderna guardó un silencio casi por doquier contumaz sobre el acontecimiento capital de su tiempo: la toma del mundo por las potencias mercantiles e imperiales y la desinhibición de los actores en la pura acción de ataque”.
El video es sin duda maniqueo, porque intenta reducir la complejidad de la realidad nacional a una lisa y llana cuestión de crítica a la política y al Estado, como si el mercado y el mundo de los privados fuesen una panacea de pureza y buenos propósitos.
Por ello, lo peligroso de esta ofensiva del mundo empresarial se encuentra en el encubrimiento de que tanto el mundo de lo privado como el de la política son corresponsables de la debacle mundial que hoy nos amenaza a todos, con el mensaje aparente de que lo esperable es una figura providencial, aliada a sus intereses, capaz de restituir el orden y el progreso en el país.
Desde mi perspectiva, por supuesto que el uso de niñas y niños en este video es reprobable, pero no por los papeles y roles que se les asignan en la filmación, sino por el interés de promover su visión de un país que estará en paz sólo hasta que termine de imponerse el reinado de la empresa sobre la cosa pública.
Dice el autor de La crítica de la razón cínica: “El archivo euroamericano guarda toda una enciclopedia del saber ofensivo… Innecesario decir que desde la perspectiva actual se trata de un archivo infame…”
Lejos de lo que se denominó en el siglo pasado como “la teoría de la conspiración mundial”, hoy contamos con evidencia suficiente sobre la depredación económica y ecológica sin freno impuesta por los impulsores de la “guerra de los codiciosos”. Por ello, en lo que deberíamos sondar detrás del video de los niños incómodos es, parafraseando el título Sloterdijk, en el mundo interior del capital.
Fuente: Milenio
Por: Mario Luis Fuentes