En el mundo, el voluntariado es una acción importante que varios de los habitantes realizan con el fin de ayudar a los demás y ofrecer un poco de lo que tienen a los que les hace falta.
Sin embargo, la ayuda no depende de si tienen más ingresos o no. Por ejemplo, los indonesios hacen el doble de trabajo voluntario que los alemanes, a pesar de que en Indonesia se tiene una de las jornadas laborales más largas del mundo y en Alemania es una de las más cortas
Por su parte, los turcos y los brasileños proyectan una imagen de ser más amigables, sin embargo es en Libia e Irak donde la gente ayuda a los extraños al doble, según el informe de Gallup sobre países más generosos, publicado en 2018 (Most Generous Countries 2018)
Fueron más de 150 personas en 146 países los que fueron entrevistadas por Gallup en 2017. Se les preguntó si habían donado dinero o habían sido voluntarios en organizaciones benéficas, o si habían ayudado a algún extraño el mes anterior.
La firma calculó que de los 7.600 millones de personas que hay en el mundo, 2.200 millones habían ayudado a un extraño, 1.400 millones habían hecho una donación de dinero y 1.000 millones habían hecho voluntariado.
¿Por qué unos ayudan más y otros menos?
Son varias las teorías que se tienen acerca del comportamiento pro social. Las razones de ayudar más son complicadas de distinguir.
De acuerdo con el profesor Peter B. Smith, de la Escuela de Psicología de la Universidad de Essex, en Reino Unido, «algunos países obtienen puntajes altos en los tres tipos de comportamiento pro social y otros obtienen puntajes bajos en los tres. Sin embargo, existen circunstancias locales que determinan esta tendencia común.
Hace cuatro años, el profesor Smith escribió sobre la influencia de factores sociales, económicos y culturales como la riqueza, la confianza, la desigualdad de ingresos, la corrupción percibida, el miedo, la cultura y la religión. En dicho texto se resalta que existen sociedades que tienen una cultura más colectivista.
En otros estudios se ha argumentado que las culturas individualistas pueden fomentar el comportamiento altruista al reemplazar la solidaridad dentro del grupo con una mayor confianza en los canales institucionales y un mayor énfasis en la igualdad de derechos para todos.
Según información de El País, la economía puede desempeñar un papel importante: tener mayores ingresos se asocia con la capacidad de donar dinero, particularmente en Occidente.
Pero las tradiciones budistas de la doctrina de Theravada de Myanmar están ligadas a la cultura caritativa del país. El profesor Smith dice que las personas en lugares con mayor desigualdad de ingresos pueden estar más dispuestas a ayudar a extraños, pero esto disminuirá si creen que se están poniendo en riesgo al hacerlo.
De acuerdo con Gallup, Indonesia fue el país en el que más personas dedicaron su tiempo a una organización caritativa en 2017.
La caridad revela datos de la sociedad
Robert Levine, profesor de psicología en la Universidad Estatal de California dice que los actos individuales de caridad revelan mucho sobre las sociedades.
«Tiene que ver con la política social y, a veces, con los valores de la clase dirigente que controla el país», dijo Levine a la BBC.
«Se trata de establecer formas en que la gente pueda ofrecerse como voluntaria y hacer cosas buenas para otras personas, de manera que realmente estén en contacto con estas personas y de una manera en que se sientan seguros».
La visión altruista no solo es buena para quienes reciben ayuda, también hace que las personas se sientan mejor.
«Lo que encontramos es que las personas que gastan dinero o tiempo en otras personas tienden a decir después que están más satisfechas en la vida», dice.
«Están más felices en el momento, están más felices justo después de hacerlo, y están más felices un par de semanas después».