En medio de crisis económicas, inseguridad o hasta desastres, el ingenio del mexicano —siempre lo he dicho— no tiene límites. Y las fallas en la red de Telcel que aún continúan, no son la excepción. En el twitter se han escrito cosas como: “Cosita! Telcel me abonó 40 pesos por su mal servicio”. “Ah, caray. 40 pesos= 40 días de mal servicio. No sabía que Telcel cobraba un peso por día de uso”.
Es más no ha faltado el que proponga la intervención de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para declarar a Telcel como “producto milagro”; lo que no es descabellado, ¡milagro! que no se te corte una llamada al inicio o a la mitad y tengas que volver a hacerla. ¡Y claro! te la cobran.
Mientras se discute sobre temas de interconexión, tarifas, competencia, triple play, etcétera, muy pocos se detienen a pensar en qué sucede con el usuario.
En efecto, con el ciudadano de a pie que a diario se pregunta: ¿qué es eso?, ¿qué está pasando?, ¿por qué mi celular falla cada vez que realizó una llamada? o bien ¿por qué mis mensajes cortos tardan tanto tiempo en llegar a otro celular?, lo que los lleva como leíamos anteriormente a expresiones o a buscar el lado ameno al problema.
Lo que debe entender el usuario al margen de llamar a su compañía celular a preguntar qué sucede o asistir a los centros de atención al cliente, o los más aventurados acudir ante la Procuraduría del Consumidor; es que en México existe una compañía que no permite una buena prestación de servicios y que se tarda días en dar una explicación, y a su real y santo criterio “compensa” sus fallas.
No es el hecho de que Telcel regale 40 pesos en tiempo aire o 50 minutos a los de plan tarifario, se trata de un acto de falta de respeto al cliente, el que desconoce que hay otras opciones, que no han podido crecer porque dicha compañía no se los permite.
Fuente: Milenio Diario, negocios, p. 24.
Columnista: Javier Orozco (Antena).
Publicado: 7 de marzo de 2011.
