Walmart, Siemens, Avon y HP ven dañada su reputación por pagar para ingresar a mercados atractivos; el cohecho da a los burócratas incentivos para aumentar el papeleo y los obstáculos regulatorios.
Esta semana, un aluvión de empresas estadounidenses han sido acusadas de abrirse camino a base de sobornos en los mercados extranjeros. Sumándose a la debacle de Walmart en México, el miércoles la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) fincó cargos contra un ex ejecutivo de Morgan Stanley por sobornar a un funcionario de una compañía estatal china a fin de asegurar un negocio con la firma financiera. La SEC también está solicitando información a cuatro estudios de Hollywood sobre acuerdos que obtuvieron en China. De hecho, al menos 81 compañías estadounidenses enfrentan actualmente investigaciones por soborno.
El alegato ético contra el soborno no tiene vuelta de hoja. Evidentemente hacer trampa está mal. Pero dada la cantidad de empresas que hoy día están envueltas en casos de soborno, el alegato empresarial no parece tan claro.
Para muchas compañías, el soborno es simplemente el precio que se paga para entrar en algunos de los mercados más difíciles del mundo, mercados que pueden ser muy lucrativos. Es fácil ver cómo el pago a los gobiernos puede acelerar lo que de otra forma sería un proceso burocrático lento y complejo. No obstante, incluso si nunca se descubre la irregularidad, el soborno en realidad termina siendo costoso para las compañías, según muestran los estudios sobre el tema.
Para Walmart, los sobornos presuntamente le consiguieron de todo, desde certificaciones de zonificación de uso de suelo hasta reducciones en las tarifas de los constructores, ayudando al gigante minorista a edificar cientos de nuevas tiendas a un ritmo que los competidores no podían igualar, de acuerdo a lo revelado por el New York Times.
Si las acusaciones son ciertas, Walmart parece haber ganado mucho con esa estrategia. Y aunque el Reino Unido es el mercado exterior más grande de la cadena minorista, generando un crecimiento promedio de ventas del 8% entre los años 2000 a 2010, el mercado de México, menos desarrollado, promedió un crecimiento del 12% en ese mismo periodo, según la firma de análisis Planet Retail.
Y en efecto, las ganancias son impresionantes. Pero se reducen una vez que los costos ocultos se toman en cuenta, según un estudio del Banco Mundial elaborado por Daniel Kaufmann y Shang-Jin Wei. Las empresas que pagan sobornos terminan, de hecho, gastando más tiempo en negociaciones con los burócratas toda vez que la expectativa de recibir pagos hace que los funcionarios regateen más por saltarse las regulaciones. Por ejemplo, en un estudio independiente centrado exclusivamente en Ucrania, Kaufmann encontró que empresas que pagaron sobornos excesivos gastaron un 30% más de tiempo con funcionarios de Gobierno que las empresas que no lo hicieron.
Lo que es más, las empresas pagan alrededor del 10% de sus ingresos a funcionarios corruptos, según Bloomberg, que cita un estudio publicado la semana pasada por el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado del Business Coordinating Council. La corrupción, al final, engendra más corrupción, pues los sobornos les dan a los burócratas incentivos para aumentar el papeleo y los obstáculos regulatorios, lo que a su vez ocasiona que las empresas paguen todavía más.
Por supuesto, los costos son mucho mayores si las empresas son descubiertas. En 2008, el gigante alemán Siemens pagó una cifra récord de 1,600 millones de dólares a las autoridades estadounidenses y europeas para zanjar las acusaciones de que habitualmente recurre a los sobornos para asegurarse grandes contractos y proyectos de infraestructura en todo el mundo. En ese momento, la suma fue la mayor multa por cohecho en la historia corporativa moderna.
Si bien el soborno ha recibido más atención en fechas recientes, es importante considerar la tendencia más general. A nivel mundial, el número de casos de soborno se ha mantenido relativamente estable a largo de los años, advierte Kaufmann, ex director del Instituto del Banco Mundial e investigador del Brookings Institution. En 2003, los sobornos en todo el mundo ascendieron a 1 billón de dólares, lo que representa entre 2% y 3% de la economía mundial. Kaufmann dice que es probable ése sea el nivel actual. Y aunque Avon y Hewlett-Packard se llevan los titulares, sólo un 20% de los sobornos en de todo el mundo provienen de multinacionales de países ricos como Reino Unido y Estados Unidos, estima el experto.
Es probable que haya muchos casos más que no se reportaron. Sin embargo, el público está escuchando más sobre estas irregularidades porque las autoridades estadounidenses se han vuelto más agresivas a la hora de sancionar los sobornos corporativos.
Como lo señaló Stephen Gandel, de Fortune esta semana, las autoridades federales están atrayendo más casos de cohecho gracias a la Ley Sarbanes Oxley de 2002, que exige que directores ejecutivos y directores financieros certifiquen que los documentos financieros presentados por las empresas sean correctos. Y eso incluye reportar los sobornos.
Por otro lado, la cultura del soborno y las comisiones ilícitas es más frecuente en México, China y Rusia, al menos eso manifiesta el Índice de Fuentes de Soborno de 2011 de Transparency International, que clasifica a las economías más importantes del mundo por la tendencia de sus empresas para ofrecer sobornos en el extranjero. Una puntuación alta refleja una baja propensión al pago de sobornos. Los Países Bajos y Suiza obtuvieron un 8.8, el mayor puntaje de 28 economías. Estados Unidos recibió una puntuación de 8.1. Mientras que México (7.0), China (6.5) y Rusia (6.1) registraron las notas más bajas.
Podría ser fácil asumir que el soborno es solamente la forma de hacer negocios en los países corruptos, pero al final del día, casi siempre termina costándole más a las empresas que lo practican.
Fuente: cnnexpansion.com
Por: Nin-Hai Tseng
Publicada: 27 de abril de 2012