Desde el inicio de la civilización, pero especialmente desde la
revolución industrial, la relación del hombre con la naturaleza se ha
modificado de manera dramática, siempre en detrimento de esta última.
Pero en el pecado podemos llevar la penitencia, y nuestro
comportamiento depredador acelera nuestra propia perdición.
Toda sustancia química que se sabe puede producir cáncer se conoce
como carcinógeno. El hecho de que un agente contribuya o no a provocar
un cáncer depende, no sólo del tiempo de exposición, sino también de
las defensas del cuerpo.
Con dicho fundamento, los cálculos de la contribución ambiental en la
aparición de cáncer pueden variar enormemente.
