La campaña de Dove es uno de los mejores ejemplos de acciones de marketing y RSE tan entrelazadas que se confunden.
De acuerdo a la marca, debido a la influencia de algunos medios y de la sociedad, las mujeres y adolescentes de todo el mundo quieren ser más delgadas, más altas, más rubias, con más pecho. En este contexto, Dove va más allá del simple concepto mercadológico y a través de su fundación, genera campañas y programas para la autoestima, ayudando así a las mujeres a superar los complejos que perjudican su salud, afrontando la belleza desde una nueva perspectiva.
En este marco es que genera este BTL; se trata de una simple báscula que se colocó en la zona de lockers de escuelas y albercas públicas. Cuando una chica se subía para ver su peso, la báscula mostraba el siguiente mensaje: La belleza real no puede ser medida en kilos.
Una ejecución encaminada obviamente a las jóvenes que caen en desórdenes alimenticios por tratar de conservar una figura esbelta; un programa interesante de la marca que logra fusionar muy bien el producto y el stakeholder principal: las consumidoras.
