Un total de 215 millones de niños trabajan en el mundo sin tener la edad mínima para hacerlo y 115 millones están desempeñando tareas peligrosas en régimen de servidumbre, trabajos forzosos o están sometidos a explotación sexual. En total, el 40,2 por ciento de los 1.500 millones de niños que hay en el mundo, están trabajando.
Estos son algunos de los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) puestos sobre la mesa durante el Congreso No es Cosa de Niñ@s promovido por Proyecto Solidario, en el que participó, entre otras personas, la Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la esclavitud contemporánea, Gulnara Shahinian, quien urgió a los Estados a poner «medidas eficaces y urgentes para impedir que los niños permanezcan sometidos».
Para la Relatora, los Estados deben «velar porque la educación sea accesible y asequible para todos los niños, adoptando todas las medidas necesarias y que garanticen una investigación completa y oportuna, el enjuiciamiento y castigo adecuado de los perpetradores, así como la disponibilidad de asistencia jurídica gratuita para las víctimas».
«Todos y cada uno somos responsables de la vida de nuestros hijos y no deberíamos ser testigos silenciosos de la situación en la que se encuentran estos niños», apostilló Shahinian, que estuvo acompañada en el Congreso por la presidenta de la Marcha Global contra al Trabajo Infantil, Kailash Satyarthi; y el director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en España, Joaquín Nieto.
Según explicaron los ponentes, en las últimas décadas el fenómeno de la explotación infantil y adolescente «ha cobrado relevancia y gran preocupación por la dimensión del fenómeno» y por las condiciones en las que se encuentran sus víctimas. En la actualidad, la mayoría de estos niños y adolescentes trabajan en la agricultura (60%) y el sector servicios (25%).
En esta línea, el director de Proyecto Solidario, Adolfo Lacuesta, ha incidido en que «más de 100 millones de niños y niñas son explotados sexualmente, realizan trabajos forzosos o en régimen de servidumbre» y ha destacado que el objetivo es cumplir la meta internacional de erradicar la explotación de los menores antes de 2016.
Sobre este asunto, ha puesto en valor la Hoja de Ruta trazada rumbo a la meta, ya que a su juicio sirve para «evaluar el impacto de políticas sobre las peores formas de trabajo infantil, considerando el género y la edad, a implementar medidas preventivas y de duración determinada, y a poner a disposición los recursos financieros adecuados para la lucha contra las peores formas de trabajo infantil, inclusive a través de la cooperación internacional».
Además de las dos mesas redondas, el Congreso ha contado con la presentación de VILAJ, el documental escrito y dirigido por Fernando Guillén Cuervo y que cuenta con corto escrito y dirigido por Vladimir Félix, un adolescente haitiano de 15 años. VILAJ pretende mostrar la realidad de la situación de la infancia en Haití al tiempo que enfatiza cómo pueden transformar su propia realidad y salir del círculo de pobreza y exclusión.
En palabras del propio Fernando Guillén Cuervo «La cultura es otra nueva herramienta de reconstrucción social y moral, de recuperación de la autoestima, de la identidad de un pueblo y también psicológicamente es una manera de dar un horizonte, una ilusión, un estímulo porque, quizá, cuando no queda nada, el arte, la expresión, es cuando más importancia tiene».
Fuente: Europapress.es
Publicada: 14 de noviembre de 2011.