Un estudio advierte de que el impacto del cambio climático se añade a los problemas demográficos en las urbes de los países en desarrollo
Las ciudades de los países en desarrollo tendrán unos 3.000 millones de personas más en 2050 que ahora y de ellos, mil millones sufrirán escasez de agua, según una investigación que ha combinado los modelos de proyección de cambio climático con los demográficos. Los investigadores (estadounidenses) afirman que actualmente unos 150 millones de personas ya viven en ciudades donde sufren escasez de agua de forma permanente (menos de cien litros diarios por persona) y muchos más, unos 890 millones sufren esa escasez estacionalmente, por lo menos durante un mes al año. La presión demográfica será la principal responsable del aumento de la presión hídrica sobre la población a mediados de este siglo, pero también el cambio climático influirá negativamente, según se aprecia en los datos globales, aunque unas regiones resultarán más húmedas que ahora y otras más secas. Sólo el cambio del clima provocará escasez de agua en cien millones más de personas.
Los investigadores, de varias instituciones y universidades estadounidenses y liderados por Robert I. McDonald (The Nature Conservancy), explican que no han abordado en este trabajo el problema de la calidad del agua dulce en las ciudades ni de las infraestructuras necesarias para garantizar su suministro. Tampoco se extienden sobre los impactos ecológicos de la presión hídrica, pero recuerdan que tendrá efectos negativos en especies de agua dulce, por ejemplo en los ríos de India, donde el proceso de urbanización es muy rápido y el nivel de endemismo de los peces es notable. Ellos han publicado los resultados de la investigación en el último número de la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU).
El estudio se ha hecho combinando modelos de crecimiento demográfico, según varios escenarios de futuro, con proyecciones de cambio climático, para estimar la disponibilidad de agua por persona en las grandes urbes (más de 100.000 habitantes) de los países en desarrollo. En el año 2000 vivían en estas ciudades 1.200 millones de personas en total, el 60% de la población urbana de esos países. En 2050, habrá aumentado al 74%. Los cien litros de agua diarios por persona que definen el límite de escasez, se consideran necesarios para una vida confortable, incluida el agua de beber y la necesaria para la higiene personal y la limpieza.
En el estudio se ha tenido en cuenta también la disponibilidad de agua en un radio de cien kilómetros de las ciudades, lo que atenúa la presión, pero exige planificar el transporte y suministro con infraestructuras adecuadas. Al considerar esta disponibilidad del entorno, el número de afectados por la escasez a mediados de siglo se reduce a 145 millones. En cuando a la escasez estacional, en 2050 serán 3.100 millones de habitantes de las ciudades, y 1.300 millones contando la disponibilidad en el radio de cien kilómetros. «El cambio climático y los cambios en el uso de la tierra incrementará más aún el número de afectados por escasez de agua en las ciudades «, escriben McDonald y sus colegas.
La escasez hídrica permanente se concentra generalmente en las ciudades de Oriente Medio y el norte de África, mientras que la escasez estacional es mucho más amplia geográficamente, afectando a todos los continentes y en diferentes condiciones climáticas. «La rápida urbanización en China e India provocará un número grande de ciudades con escasez estacional en 2050», afirman los investigadores.
En cuanto a los efectos ecológicos, es difícil predecir cuántas especies estarán en peligro por la presión hídrica creciente en las ciudades, tanto porque no se conoce bien la relación actual entre utilización urbana de las aguas y el peligro de las especies como por la falta de datos sobre la situación actual de riesgo de muchas de ellas. Una excepción es la cuenca mediterránea, sobre la que se han hecho algunos estudios que han contabilizado hasta 253 especies endémicas de peces, más de la mitad de las cuales (56%) están críticamente amenazadas, en peligro o son vulnerables, debido, en parte a los impactos negativos de la excesiva urbanización en el Mediterráneo.
McDonald y sus colegas recomiendan la planificación de infraestructuras ante este gran reto de la escasez del agua en las próximas décadas. También recuerdan que la agricultura es el mayor consumidor de agua dulce en el planeta y que cualquier mejora en la eficiencia puede suponer un ahorro importante.
Fuente: El País.com
Publicada: 29 de marzo de 2011.