La cadena de restaurantes McDonald’s ha emprendido una batalla legal contra los principales gigantes cárnicos de Estados Unidos debido al aumento de precios de la carne de vacuno, ingrediente clave en sus hamburguesas.
En una demanda de 100 páginas presentada en Nueva York, la compañía acusa a JBS, Tyson, Cargill y National Beef de haber conspirado para inflar artificialmente los precios de la carne en Estados Unidos, perjudicando tanto a McDonald’s como a otros compradores.
La empresa busca una indemnización por daños y perjuicios y exige el fin de estas prácticas anticompetitivas que, según alega, han afectado al comercio desde 2015, infringiendo la Ley Sherman, diseñada para proteger la competencia.
Un aumento artificial en los precios de la carne
McDonald’s señala que los gigantes cárnicos han trabajado juntos para inflar los precios de la carne de vacuno, estableciendo precios artificialmente elevados que no reflejan la dinámica real del mercado.
La empresa asegura que el precio que ha estado pagando por la carne en los últimos años es mucho más alto de lo que debería ser en un mercado competitivo. Este problema no solo afecta a las cadenas de comida rápida, sino que también golpea directamente a los consumidores finales, quienes se enfrentan a precios más elevados en productos básicos como las hamburguesas.
Además, la demanda señala que estas grandes empresas han reducido deliberadamente la cantidad de ganado listo para el sacrificio, lo que, en última instancia, ha causado un aumento aún mayor en el precio de la carne de vacuno.
Al controlar tanto la producción como la distribución, las compañías acusadas han mantenido sus márgenes de beneficio altos a costa de los compradores de carne como McDonald’s. Este comportamiento, según la cadena de restaurantes, ha tenido un impacto directo en la industria alimentaria, afectando los precios que los consumidores deben pagar en sus establecimientos.
Restricción de la oferta: el corazón del problema
Un aspecto clave de la demanda es la acusación de que los gigantes cárnicos no solo manipularon los precios al alza, sino que también trabajaron para limitar la oferta de carne de vacuno disponible en el mercado. La estrategia de restringir la oferta permitió que el precio del producto se mantuviera artificialmente elevado, incluso cuando la demanda seguía siendo alta.
De acuerdo con McDonald’s, las empresas demandadas controlaban entre el 81% y el 85% del mercado de ganado sacrificado en Estados Unidos en 2018, lo que les otorgaba una ventaja competitiva considerable y un dominio casi total del mercado.
La denuncia también destaca que estos gigantes de la carne han mantenido su posición dominante gracias a la alta concentración en el sector y a las características estructurales del mercado. Esto significa que las grandes empresas cárnicas han utilizado su control sobre la cadena de suministro —desde la compra del ganado hasta el procesamiento y la venta de carne de vacuno— para dictar los precios a los grandes compradores, como McDonald’s.
La acusación de prácticas colusorias por parte de los gigantes cárnicos podría cambiar las reglas del juego si se confirma su culpabilidad, ya que otros actores importantes del mercado, como Sodexo, Target y BJ’s Wholesale, también han presentado demandas similares en su contra.
Acusaciones de colusión y conspiración
Además de la acusación de restringir la oferta, McDonald’s señala que la colusión entre los gigantes cárnicos fue facilitada por frecuentes reuniones entre sus ejecutivos, quienes habrían aprovechado conferencias de asociaciones comerciales y otros eventos del sector para intercambiar información y coordinar estrategias de precios. Estas oportunidades de colaboración permitieron que las empresas discutieran planes para mantener la oferta restringida y, con ello, los precios altos.
La demanda no solo ha traído a la luz las preocupaciones de McDonald’s, sino que también ha incentivado investigaciones por parte del Departamento de Justicia y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos sobre las posibles prácticas anticompetitivas en la industria cárnica.
A medida que estas investigaciones avancen, podrían surgir nuevas pruebas de colusión que afecten no solo a McDonald’s, sino a toda la cadena de suministro de carne en Estados Unidos. Esta situación plantea preguntas importantes sobre cómo las grandes empresas, a través de prácticas anticompetitivas, pueden influir en el precio de productos básicos como la carne, afectando a empresas y consumidores por igual.
¿McDonald’s reveló un problema en la industria de la carne?
La demanda de McDonald’s contra los gigantes cárnicos pone de relieve un problema profundo en la estructura de la industria de la carne de vacuno en Estados Unidos. Si las acusaciones de colusión y manipulación de precios resultan ser ciertas, no solo se revelaría un abuso de poder por parte de las grandes cárnicas, sino que también se abriría la puerta a un cambio necesario en la regulación de este sector.
Este caso no solo afecta a empresas como McDonald’s, sino que también tiene un impacto significativo en los precios que los consumidores finales pagan por sus productos. Con el peso de otras grandes empresas como Target y Sodexo detrás de demandas similares, la resolución de este caso podría establecer precedentes importantes sobre cómo se gestionan los precios en la industria alimentaria y sobre la necesidad de mayor transparencia y competencia en los mercados clave como el de la carne de vacuno.
