Para Coco Chanel, la diseñadora que encarnó la definición de elegancia femenina, hubiera sido impensable que los diseñadores trabajarían en un futuro con telas fabricadas a partir de botellas de PET recolectadas de basureros, en lugar de finas sedas o linos.
Si los cambios son parte intrínseca de la moda, los seres humanos del siglo XXI estamos siendo testigos de una transformación profunda. La filosofía ecofashion busca generar una industria responsable con el medio ambiente y la sociedad.
“La producción de moda durante el siglo XX y lo que va del XXI ha tenido un impacto considerable en el medio ambiente. Esta tendencia [llamada ecofashion] busca cuidar al planeta y reducir el uso de químicos y de emisiones de gases contaminantes”, explica la diseñadora Lydia Lavín. Producir los insumos que se requieren a la velocidad que cambian las temporadas ha generado que se deje de lado el cuidado de los recursos naturales.
El reporte The Economic Impact of the Fashion Industry (El impacto económico de la industria de la moda), presentado por el Congreso de Estados Unidos, señala que esta industria tiene un valor de 1.2 billones de dólares (bdd) a nivel global. En México, la industria textil y del vestido aporta 0.8% al PIB, de acuerdo con cifras del Inegi.
En el país, la organización ambiental Greenpeace ha detectado en diversos ríos del país niveles alarmantes de químicos y contaminantes, y señala que entre los actores que contribuyen a este panorama están las productoras de textiles. “La campaña Detox Fashion ha buscado el compromiso de marcas para elimininar malas prácticas al elaborar sus productos”, explica Sinaí Guevara, coordinadora de campaña en Greenpeace México. “Empresas como Inditex, a la que pertenecen Zara y Bershka, así como Victoria’s Secret, Benetton, Mango y H&M, han abrazado la tendencia ecológica y han dado resultados alentadores”, añade.
“Como consumidores debemos darnos cuenta del poder que tenemos frente a las marcas. En nosotros también está exigirles que hagan productos que no comprometan al planeta”, sugiere Beatriz Calles, directora del Mercedes-Benz Fashion Week México.
Verde serás
Entre los nombres de las grandes marcas que se sumaron al Ecofashion de Mercedes-Benz está la firma sueca H&M, con presencia en 44 países y 132,000 empleados. “En H&M, nuestro objetivo es ofrecer moda y calidad al mejor precio posible, pero también creemos que como marca tenemos el compromiso de generar un impacto positivo”, señala Bea de la Borbolla, gerente del área de Relaciones Públicas de H&M en México.
De la Borbolla comenta que cuidar del medio ambiente y las personas es tener una visión de largo plazo, pues “si seguimos con un consumo desmedido de recursos no habrá planetas suficientes para continuar con nuestro negocio”.
El reporte de sustentabilidad de la marca sueca señala que en 2014 se convirtió en el principal consumidor de algodón orgánico certificado, que fue empleado en 21% de sus productos. Para 2020, H&M prospecta que 100% de sus prendas será fabricado con este algodón.
La marca asegura que su esfuerzo por ser ecofriendly no termina cuando sus clientes salen de la tienda con sus prendas. Recientemente lanzó la campaña Garment Collecting Program (Programa de recolección de prendas) y colocó recolectores de ropa en desuso en sus tiendas. Tan sólo en 2014 recolectó 7,600 toneladas de ropa en todas sus sucursales o el equivalente a 38 millones de camisetas.
H&M presentó hace unos meses su colección Conscious Exclusive. De acuerdo con lo que la marca dice en un comunicado, es “una de las colecciones más verdes que H&M haya tenido nunca”.
“Un buen trabajo de sustentabilidad requiere grandes inversiones y estamos dispuestos a sacrificar beneficios a corto plazo por aquellos de largo plazo. Confiamos en que es un buen modelo de negocio”, enfatiza De la Borbolla y agrega: “Para hacer un cambio real, necesitas recursos que las empresas más pequeñas pueden no tener”.
Sustentable y sostenible
El nuevo look de la moda también incluye la sostenibilidad. “La moda sostenible se refiere a que las personas puedan vivir de la moda y cuidar a aquellos que se dedican a su producción”, explica Lydia Lavín.
Diversos diseñadores han creado su modelo de negocios alrededor de comunidades y pueblos indígenas que se dedicar a la fabricación de textiles artesanales. Ahí están los nombres de Carmen Rión, Francisco Cancino, Marisol Centeno y la misma Lydia Lavín. “Tuve que ser atrevida en este aspecto para lanzar mi marca de ropa. La gente está dispuesta a consumir lo hecho a mano, es lo que se le conoce como el ‘nuevo lujo’”, apunta Lavín.
Así como existe un movimiento que rechaza a la comida rápida, los seguidores de la moda han acuñado el término Slow Fashion para referirse a prendas que están hechas con el cuidado de un producto artesanal y con una calidad superior a la de una maquila en masa.
Esta tendencia abre nuevas oportunidades que, si bien marcas internacionales también están aprovechando, crea escenarios amigables con emprendedores y nuevos talentos.
“Ésta es una gran oportunidad que tienen pequeños despachos o diseñadores emergentes, ya que pueden adaptarse de manera más rápida a los cambios. No generan grandes inventarios que tienen que liquidar para lanzar una nueva línea”, dice Sinaí Guevara, de Greenpeace.
Beatriz Calles, responsable del Fashion Week México, agrega: “Existe un mercado en crecimiento que busca bienestar y se preocupa por que las condiciones de fabricación sean justas.”
Calles concluye: “Los diseñadores emergentes necesitan diferenciarse de lo que ya hacen grandes marcas y nombres en el mundo de la moda. Lo sostenible permite ofrecer productos únicos, diferentes, que funcionan comercialmente y sin dañar al planeta.”
Es un hecho que la industria de la moda cada vez está más consciente de su responsabilidad con la sociedad y con el medio ambiente, y los ecofashionistas no disminuyen sus esfuerzos por teñir de verde al sector.
Fuente: Forbes