La moda digital sigue siendo difícil de entender para muchas personas que consumen ropa y accesorios o que trabajan en el sector. Entre las preguntas más comunes que se hacen están: «¿Por qué iba a comprar ropa que solo existe en el mundo digital?» o «¿Cómo podrían las prendas virtuales ofrecer una experiencia comparada con las físicas?».
Como lo señala B The Change, la mayoría de las interrogantes se refieren a la relevancia de la experiencia online en comparación con la realidad, pero equiparando la huella, la primera tiene algo que la segunda no.
¿Ropa que contamina poco?
Según DressX, la producción de ropa digital emite un 97% menos de CO2 que la manufacturación tradicional, ya que ahorra, en promedio, 3,300 litros de agua por prenda. Además, de acuerdo con The Fabricant, la sustitución de muestras físicas por electrónicas —durante las fases de diseño y desarrollo— reduce la huella de carbono de una marca hasta en un 30%.
En las operaciones actuales, la versión online de las piezas puede encajar en múltiples pasos —creación, modelado, muestreo, comercialización y preventa—, realizados antes del ensamblaje, disminuyendo el impacto medioambiental del proceso.
A través de los modos de preventa, la moda virtual puede ayudar a resolver la cuestión de la sobreproducción. Pero, hay otros aspectos que tienen gran relevancia para que todo esto ocurra: ¿Qué pasa con el comportamiento del consumidor? ¿Comprará sin ver o probar una versión física? La respuesta es que sí, la mayoría lo hará, pero depende del público.
La autoexpresión del Metaverso y la moda sostenible
Estamos en una época de transición: La Generación Z y los millennials son el mercado para el Metaverso y la moda sostenible pues estos nativos digitales están bien acostumbrados al mundo de los juegos, las redes sociales y el comercio electrónico.
También es importante entender que la moda electrónica es un espacio diferente al convencional, pero el valor es similar, en efectos de autoexpresión y autoidentificación, lo anterior depende del cliente, que incluso puede estar interesado en comprar solo la prenda cibernética.
Eso justifica el avance de la Web 3.0 y las interacciones metaversianas, puesto que este sector poblacional suele comprar artes y prendas digitales como NFT y skins, cada vez de manera más natural.
Un futuro de estilos digitales
En los debates sobre el Metaverso, se ha comprobado que hay muchos malentendidos y conceptos erróneos —incluida la preocupación por amplificar el impacto negativo—. Dicho «lugar» se encuentra en una fase temprana y todos los que entran están añadiendo algo a lo que llegará a ser.
La posibilidad de la Web 3.0 abre el momento de sumar y colaborar para que esta versión de la World Wide Web sea mejor, pues la mayoría de sus proyectos comparten valores como el impulso comunitario, la colaboración, la descentralización y la creatividad, lo que parece gestionará un entorno diferente al tradicional, establecido por la Web 2.0, la cual utilizamos actualmente.
Por ejemplo, muchos creadores están ampliando los límites de la democratización y la distribución de la riqueza entre los artistas y productores, pues la tecnología Blockchain podría cambiar la forma de hacer contratos, e incluso el seguimiento de la cadena de suministro.
El Metaverso ha sido un trending topic en el último año, creando perspectivas válidas, tanto optimistas como pesimistas. Aunque puede que sea demasiado pronto para que algunas empresas se inicien en este mundo, estas deberán explorar y aprender, dependiendo de sus intereses, pues esta innovación, en algún momento, se convertirá en la norma.
Ni millenial ni Z más vintagge y me hizo pensar en unas muñequitas de papel que tenian ropa que recortaba y les ponía sus vestidos diferentes dependiendo de la ocasión, creo que algo así será la ropa virtual solo que en 3 d podremos adquirir diferentes vestuarios para lucirlos y que bien que sean procesos menos contaminantes.