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La mexicana que trabajaba en McDonald’s y ahora regresó del espacio. Una historia de empoderamiento

Tras convertirse en la primera joven mexicana en viajar al espacio, Katya Echazarreta —quien realizó esta travesía a bordo de un cohete construido por Blue Origin— compartió una anécdota personal que pudo haber impactado su camino. La ingeniera contó a CNN Business que de niña le preguntó a su madre cuál era el trabajo más difícil, y ella le contestó que ser astronauta, a lo que Echazarreta respondió: «Okey, entonces eso es lo que voy a hacer».

Años después lo ha conseguido, gracias a la oportunidad que le otorgó Space for Humanity, el primer programa de astronautas ciudadanos patrocinado del mundo, y en el que fue seleccionada, de entre miles de personas, por su trabajo y trayectoria profesional.

¿Quién es la mexicana que viajó al espacio?

Katya Echazarreta estudió Ingeniería Eléctrica en un colegio comunitario y después de tres años se trasladó a la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde hizo una pasantía en el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA, lugar en el que terminó trabajando tiempo completo. Actualmente, estudia una maestría en la Universidad Johns Hopkins.

Se podría decir que la historia de empoderamiento de Echazarreta nació cuando trabajaba en el laboratorio y comenzó a utilizar las plataformas sociales para ayudar a otros jóvenes: «Yo veía a mis alrededores, especialmente en el laboratorio donde yo trabajaba como ingeniera, y no veía a muchas personas como yo, latinas, mujeres. Pero yo sabía que yo no era la única», señaló.

La ingeniera se mudó a Estados Unidos con su familia, a los siete años de edad, y recuerda sentirse abrumada por su nuevo hogar ya que no hablaba el idioma. Además, al cumplir 17 años, tuvo que ser el principal sostén de su familia, trabajando en McDonald’s.

A veces tenía hasta cuatro [trabajos] al mismo tiempo, solo para tratar de pasar la universidad porque era muy importante para mí.

Katya Echazarreta, ingeniera y astronauta.

Una historia de empoderamiento

Echazarreta dejó un precedente al ser la primera mujer nacida en México y la estadounidense —nacionalidad que adoptó— más joven en volar al espacio, como parte del programa Space for Humanity, cuyo objetivo es enviar «líderes excepcionales» y permitirles sentir el efecto de visión general, un fenómeno frecuentemente informado por los astronautas, que aseguran les ha dado un profundo cambio de perspectiva.

La ahora astronauta comentó que experimentó esa reacción general a su manera, describiéndolo así: «Mirando hacia abajo y viendo cómo todos están ahí, todo nuestro pasado, nuestros errores, nuestros obstáculos, todo, todo está ahí».

historia de empoderamiento

Y anadió: «Lo único en lo que pude pensar cuando regresé fue que necesito que la gente vea esto. Necesito que las latinas vean esto [el espacio]. Y creo que simplemente reforzó por completo mi misión de continuar atrayendo principalmente a mujeres y personas de [otras razas]».

El cohete suborbital de 60 pies de altura despegó de las instalaciones de Blue Origin en el oeste de Texas a las 9:26 a.m., llevando a un grupo de seis personas al espacio, entre ellos, el inversionista y astronauta Evan Dick; el piloto de jet privado y presidente de Action Aviation, Hamish Harding; y el ingeniero civil de producción Víctor Correa Hespanha.

¿Donde están las científicas y en México?

De acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en México solo tres de cada diez profesionistas en carreras STEM (es decir, enfocadas en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) son mujeres. Dichas cifras reflejan una marcada brecha que comienza desde la infancia y crece en el mercado laboral, dificultando alguna historia de empoderamiento.

Si bien las niñas de primaria presentan mejores resultados que los niños en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA) en materias exactas, la situación se revierte en secundaria y se profundiza al finalizar bachillerato.

Eso no es todo, al incorporarse a la fuerza de trabajo, las mujeres que estudiaron en alguna área STEM se enfrentan a la desigualdad salarial: un 18% mayor en contraste con el 22% de otras áreas, por lo que tienen una mayor probabilidad de ser oficinistas o dar clases, mientras que los hombres tienden a ocupar puestos en plantas industriales.

historia de empoderamiento

Acciones desde la RS para una historia de empoderamiento

Las barreras como el «techo de cristal» —límite invisible desde el exterior que impide el crecimiento laboral o ascenso a las mujeres dentro de una empresa—, así como el «suelo pegajoso» —dificultades para conciliar la vida laboral, profesional y familiar— continúan dificultando la participación y desarrollo igualitario.

En este sentido, desde su Responsabilidad Social (RS), las empresas pueden colaborar integrando políticas con perspectiva de género que reconozcan su participación en la crianza, la salud mental y en el equilibrio y desarrollo laboral.

Katya Echazarreta representa un hito de que cuando las instituciones, compañías y organismos respaldan los pasos de las mujeres, ellas pueden alcanzar el espacio. Empoderarlas implica fortalecer su desarrollo, acompañar y respaldar a partir de estructuras de apoyo firmes.

Las acciones con RS pueden hacer mucho para cerrar la brecha de desigualdad e impulsar a más mujeres a seguir su convicción por la ciencia y a narrar la siguiente historia de empoderamiento.

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