Rodrigo Medellín no sólo es el primer biólogo en el mundo que gana dos veces el prestigioso premio Whitley, al que se ha llamado el Oscar Verde, sino que este segundo es un “nuevo” Whitley que coloca al mexicano como campeón de campeones de la conservación.
Los Whitley se han dedicado a “honrar trabajos sobresalientes de conservación que beneficien tanto a especies en peligro de extinción como a sus vecinos humanos”. Hasta este año, el Whitley Gold se entregaba al que se considerara el mejor proyecto de cada año, pero de ahora en adelante el máximo premio se entregará a un ganador del Whitley que haya usado el dinero del premio en forma particularmente destacable.
David Wallis, presidente del Whitley Fund for Nature, comenta que el doctor Medellín, primer ganador de esta modalidad, “es todo un caso” y “un muy meritorio receptor del Whitley Gold Award en su nueva faceta”.
Si bien no se siente muy dispuesto a tratar de adivinar lo que pasó por la cabeza de los jueces que le dieron el premio, a partir de lo que Medellín nos cuenta de su trabajo es posible aventurar algunas hipótesis .
Una larga carrera en desventaja
“La verdad es que si trabajas con animales digamos carismáticos, con ballenas, primates, águilas, cóndores, ya tienes la mitad del camino recorrido. Nosotros con los murciélagos salimos desde antes de que hubiera camino, la verdad es que los murciélagos tienen, sobre todo antes, una mala imagen”.
Y ciertamente el camino de Rodrigo ha sido largo. Su fascinación por las naturaleza empezó desde los cuatro o cinco años, y fue tal que a los nueve concursó en el El premio de los 64,000 pesos. Unos investigadores del Instituto de Biología de la UNAM lo vieron en la tele y lo invitaron a una salida de campo cuando tenía 12 años. Lo llevaron a una cueva de murciélagos.
“Me di cuenta de que sabía todas aquellas cosas sobre los animales africanos y asiáticos y que de mi país no sabía nada. Y aquello era fascinante”.
Años después, ya con doctorado en mamíferos, regresó a sus murciélagos y tristemente se dio “cuenta de que les han declarado la guerra como los enviados del mal, como vectores de enfermedades, que dicen que son animales sucios… Cuando protegen las cosechas y plantas de diversos ecosistemas, obtenemos de ellos grandes beneficios. Creo de verdad que son los animales más injustamente maltratados del planeta”.
Entonces, poco a poco armó la ONG Bioconciencia, que inició operaciones en el 2003 en cuatro estados. “Nuestro trabajo ha ido desde cambiar la percepción que se tiene de estos animales, hasta la investigación a fondo. Tenemos programas muy fuertes de educación, trabajamos con la gente de las comunidades y con los gobiernos federal y estatal”.
Buenos números de exportación
“En México hay 138 especies de murciélagos, es el sexto país con más especies en el mundo”, cuenta el biólogo, que tiene otros números.
Por ejemplo, los de la enorme Cueva de la Boca, que en alguna época llegó a tener entre 10 y 15 millones de murciélagos y que llegó a bajar hasta 100,000, “es una reducción del 99%, pero desde que estamos en la zona empieza a crecer y en el 2011 la población ya era de 2.5 millones”.
Otro ejemplo, con cifras poco exactas pero muy reveladoras, es que “hace unos 20 años, cuando, por ejemplo, en un programa de radio alguien decía alguna barbaridad sobre los murciélagos, éramos los primeros y en general los únicos que hablábamos para quejarnos, ahora somos como los veinteavos, mucha gente ya sabe que hay que cuidarlos”.
Con éxitos como ésos, se fue corriendo la voz “y entonces me llamó gente de Bolivia para que fuéramos a hacer un taller allá. Les ayudamos, pero con la idea de tener cero interferencia, no podemos funcionar al estilo Estados Unidos, no podemos llegar a decir: así tienen que hacer las cosas.
Ellos conocen mejor que nosotros su problema y sus necesidades, entonces nosotros les contamos nuestro modelo y nuestras experiencias para que ellos lo adaptaran”.
Después los llamaron de Guatemala, Costa Rica, Chile, “con el resultado de que en el 2007 creamos una red latinoamericana de protección, única en su tipo, donde 18 países tiene una estrategia común, comparten objetivos y las prioridades”.
Y no sólo han exportado a otros países, también a otras familias de animales: “Nos están invitando a que por favor les expliquemos nuestro modelo gente que trabaja con venados y con otros animales”.
No es premio, sino compromiso
Al viaje a Inglaterra, Medellín se llevó un anuncio bajo el brazo. “Hay una especie de murciélagos que es la responsable de que tengamos el tequila y el mezcal porque poliniza los agaves y en 1994 entró a la lista de especies amenazadas. Ahora ya demostramos que la especie está recuperada, tenemos por lo menos dos colonias nuevas de varios miles de individuos, entonces, he sometido la propuesta para que esta especie salga de la lista.
“Y es una muy buena noticia, en especial porque en conservación siempre tenemos malas noticias, todo es malo, todo es horrible.
“Lo quiero cacarear mucho, no nomás porque lo hicimos nosotros sino porque sí creo que a veces los biólogos de la conservación nos dedicamos a enlistar especies y luego a vivir de ellas, a pedir más y más dinero para rescatarlas. Pero hay que rescatarla de verdad, hay que dar ese paso, se lo debemos a los donadores, a la especie y nos lo debemos a nosotros mismos”.
Así, Rodrigo no ve el Whitley Gold nueva versión como un reconocimiento a su trayectoria ni de la de los “héroes” que forman su equipo. “Un premio de este tipo es un compromiso de renovar esfuerzos y seguir adelante, nos pone a la vista, nos pone el reto de seguir trabajando”.
El Premio Whitley
Se estableció en 1993 cuando Edward Whitley, un banquero de 31 años cuya familia había hecho fortuna en la banca y el negocio de la cerveza, se retiró y decidió dedicarse a la filantropía y la conservación del medio ambiente. Estableció un primer premio Whitley de 15,000 libras esterlinas.
El premio creció en prestigio, al grado de que lo llaman el Oscar Verde, se unieron patrocinadores, entre los que se cuentan diversas organizaciones conservacionistas, el banco Goldman Sachs, la princesa Anna de Inglaterra y personas como el músico Sting.
El número y el monto de los premios crece, de manera que actualmente se dan seis premios de 30,000 libras, un Whitley Gold de 60,000 y un finalista al que se le dan 10,000 sin compromiso alguno.
Fuente: eleconomista.com.mx
Por: Manuel Lino
Publicada: 09 de mayo de 2012