Aquel día en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, el canadiense Ben Johnson brillaba al marcar un récord mundial en 100 metros, con 9.79 segundos e imponerse al hijo del viento, Carl Lewis.
Sin embargo, apenas unos días después, la nueva estrella del atletismo mundial se caía a pedazos luego de dar positivo por estanozolol, un esteroide anabolizante que provocó el primer gran escándalo por dopaje en la historia de los Juegos Olímpicos.
Aunque ahora es más complicado hacer trampa, en Londres 2012, nueve casos de doping fueron detectados y los deportistas tuvieron que abandonar su sueño olímpico.
Es por ello que para evitar formar parte de la estadística, México está trabajando con el fin de detectar si alguno de los atletas puede dar positivo por dopaje.
“Llevamos el esquema que tradicionalmente se ha utilizado, que pasen por la aduana del dopaje en dos ocasiones, que se les hagan dos exámenes antidoping antes de los Juegos Olímpicos, sobre todo muy cerca de la celebración de los mismos y eso en realidad ha funcionado para México. Si revisamos la historia, si bien hay por ahí unos casos aislados de positivos, la realidad es que no estamos metidos en el ojo del huracán”, aseguró Mario García de la Torre, jefe de misión de la delegación nacional a Río 2016.
Del mismo modo, el responsable de los atletas que irán a los próximos Juegos Olímpicos considera que la información con la que cuentan los deportistas en México es suficiente para evitar que caigan en problemas de dopaje.
“El deportista en México, desde mi perspectiva, tiene una educación suficiente como para tratar estos temas de manera muy puntual y alejarse de la problemática que implica”, apunta García.
Aunque, de acuerdo con Carlos Padilla Becerra, presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM), aún no se sabe exactamente cuántos controles se realizarán en total a los atletas que vayan a Río —ya que no está completa la delegación nacional—. El directivo asegura que los exámenes serán estrictos.
“Cada atleta va a tener dos programados y uno más sorpresivo que pueden ser en deportes de alto riesgo como ciclismo, levantamiento de pesas, además de los exámenes sorpresivos que ya están programados”, explica Padilla.
Los directivos aseguran que el problema del dopaje es latente, pero están preparados para incrementar las medidas de precaución y asegurar que México vaya limpio a Río 2016.
“Los controles sorpresivos y programados son una de las herramientas. Esperamos que con eso los atletas tengan el cuidado de no consumir ninguna sustancia o algún alimento que les vaya a llevar algún problema del dopaje que no necesariamente son drogas, sino alimentos que pueden tener sustancias prohibidas”, dice el presidente del COM.
Y acota: “Sabemos que el Comité Olímpico Internacional está mucho más rígido en los controles antidopaje. No queremos estar en condiciones que nos vayan a poner en estado crítico, mucho menos en año olímpico”, destaca.
Por su parte, García de la Torre reafirmó su confianza en la limpieza de México rumbo a los JO. “Vamos a continuar con este esquema y, si fuera necesario, el sector médico de la jefatura seguramente incrementará el número de análisis.
“Cada una de las reuniones que tenemos con las federaciones nacionales se maneja este tema; hay una difusión continua y en cada una de las reuniones se le exhorta a los responsables de las federaciones nacionales que transmitan esto a sus deportistas”, concluyó.
Fuente: El Economista