De acuerdo con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que enmarca una hoja de ruta para lograr el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente a nivel global a través de 17 objetivos (ODS), poner fin a todas las formas de violencia (ODS 16) y lograr la igualdad de género (ODS 5) es fundamental para lograr un futuro sostenible.
En este contexto, los esfuerzos por lograrlo en México son inciertos. Un estudio reciente señala la falta de políticas públicas eficaces para erradicar la violencia vs empleadas en todas sus formas. Lo anterior es un llamado urgente a la acción, porque se requiere que las empresas evalúen y aborden los riesgos que ello significa para el rendimiento y la reputación corporativa.
Violencia vs empleadas, un problema estructural
La violencia contra las mujeres es una de las violaciones más graves de los derechos humanos, extendida, arraigada y tolerada en todo el mundo. La ONU señala que esta es tanto causa como consecuencia de la desigualdad y de la discriminación de género.
La violencia contra las mujeres no conoce barreras sociales, políticas o culturales. Un ejemplo de ello es el caso de millones trabajadoras en México que se ven obligadas a realizar sus actividades diarias en ambientes hostiles, intimidatorios y humillantes, como lo revela análisis de la Fundación Friedrich Ebert (FES): Convenio 190 de la OIT ratificado. Camino hacia la eliminación de la violencia laboral en México, según cita una publicación de El Economista.
El estudio revela una alta incidencia de violencia sexual contra las mujeres en el ámbito laboral, ubicando a México en segundo lugar en América Latina y el Caribe, tan solo por detrás de Costa Rica. Siendo los hombres los principales agresores, señala el reporte, los jefes son quienes mayormente ejercen violencia vs empleadas, seguido por compañeros de trabajo, y en tercer lugar clientes.
La violencia de género es una epidemia
La violencia contra la mujer ha tomado la forma de una epidemia mundial que ha cobrado su precio en la vida física, psicológica, sexual y económica cada víctima. Las mujeres no solo tienen que enfrentarse a desigualdades como la brecha salarial y los sesgos conscientes o inconscientes que detienen su ascenso en las juntas corporativas, también se suma el hecho de vivir acoso en el lugar de trabajo.
El estudio de la FES y la organización Grow Género y Trabajo da a conocer la violencia laboral en 14 países de la región, indagando principalmente en cuatro tipos de violencia: 1) económica y patrimonial; 2) física; 3) psicológica; y 4) simbólica y sexual. Respecto a esta última forma de violencia, 51% de las mujeres en Costa Rica dijo haber sido acosada u hostigada sexualmente. Mientras en México 43% de las empleadas declaró haber vivido este tipo de violencia.
Estas cifras son evidencia de que el género y el puesto jerárquico son factores de construcción de poder en las relaciones laborales. De ahí la urgencia de que las empresas modifiquen y fortalezcan modelos de liderazgo y denuncia. Y los organismos e instituciones públicas atiendan a las denuncias, protejan e implementen medidas que pongan fin a todos los modos de violencia.
Eliminar la violencia y el acoso en el lugar de trabajo: OIT
Para abordar este problema estructural, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha establecido una serie de normas internacionales destinadas a poner fina la violencia y acoso en el lugar de trabajo a través del Convenio No. 190 (o C190 para abreviar). Es el primer tratado internacional que reconoce el derecho de toda persona a un mundo laboral libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género.
El Convenio fue adoptado en junio de 2019 por la Conferencia Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y entró en vigor el 25 de junio de 2021.
Asimismo, los gobiernos que ratifiquen el C190 deberán poner en marcha las leyes y medidas políticas necesarias para prevenir y abordar la violencia y el acoso en el mundo del trabajo. El Convenio representa una oportunidad histórica para configurar un futuro del trabajo basado en la dignidad y el respeto para todos.
México es uno de los países que ha ratificado el convenio, sin embargo, como señala el estudio de la FES y Grow, aún hace falta impulsar una serie de reformas legislativas encaminadas a definir lo que se entiende por violencia laboral, e implementar acciones que midan de forma periódica y sostenida este fenómeno social.
«Las empresas deben realizar diagnósticos sobre la percepción de violencia laboral en sus organizaciones y crear e institucionalizar protocolos para prevenir, atender y remediarla. Así como involucrar en este trabajo a las áreas de Recursos Humanos, legal, cumplimiento normativo y salud».
FES y Grow.
Finalmente, erradicar la violencia vs empleadas requiere de esfuerzos colaborativos entre las distintas partes interesadas, como son gobierno, empresas públicas y sociedad en general. No hacerlo, además de incidir negativamente en los negocios, también representa evidencia de la falta de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de una compañía.
