La desconfianza de beber agua de la tubería data de varios años atrás, por ello nos hemos acostumbrado a hervir el agua, comprar agua de garrafón o consumir agua embotellada.
Ante esa situación ahora México es el mayor consumidor de agua embotellada, pues tan solo en 2017 98% de los hogares mexicanos compró este líquido vital, según un estudio realizado por Kantar Worldpanel.
Según la compañía, en promedio cada hogar adquirió mil 385 litros, gastó mil 315 pesos en el mismo periodo y de forma individual, cada persona toma en promedio un litro de agua al día.
Por su parte, Pedro Moctezuma, coordinador del Programa de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en entrevista con Carmen Aristegui, en México se ha sembrado la idea equivocada de que el agua de las tuberías no es apta para el consumo humano, hecho por el cual, afirma, “se han beneficiado las grandes industrias embotelladoras».
Hoy en día México es el mayor consumidor de agua embotellada.
Además afirma que esta situación tuvo su origen en los sismos que en 1985 devastaron amplias zonas de la Ciudad de México y otras regiones del país.
México es el mayor consumidor de agua embotellada
Desde el sismo se empezó a difundir la idea -que no es del todo correcta-, de que no se puede tomar aguar de la llave, que hay que comprar agua “más pura”, en botellitas”.
Es por esa razón que después de ese momento, se cambiaron los patrones de consumo, tanto que hoy en día México es el mayor consumidor de agua embotellada.
«Cuando la mayor parte de las ciudades del mundo consumen el agua de la tubería sin ningún problema”.
Se habla del tema justo en medio de la coyuntura en la que se busca otorgar concesiones a 30 años a diferentes instancias privadas para aprovechar este recurso natural.
Según el especialista, esta medida no es necesaria y habría que quitar la idea de que el agua de la llave es nociva para las personas.
«Es cierto que existió una crisis sanitaria en la CDMX tras los sismos de 1985 -tuberías y drenajes se colapsaron junto con muchas edificaciones, lo que causó que las aguas potables se mezclaran con las residuales y, peor aún, entraran en contacto con restos humanos de las víctimas que se encontraban atrapadas en los escombros- pero tras los trabajos correspondientes, la situación logró normalizarse, aunque no se quitó la idea de que el agua era apta para ser usada por la habitantes de urbe».
Ahí fue donde según el especialista, las embotelladoras aprovecharon para mandaron un mensaje al inconsciente de la gente y les inyectaron la idea de únicamente consumir agua purificada o embotellada.
Esto se puede comprobar en el éxito que cada empresa purificadora tiene, sin embargo, a pesar de la alta contaminación que los envases de PET y otros materiales generan, el negocio de las embotelladoras está en la cima.
Cabe mencionar que según datos de Statista indican que en mayo de 2018, el valor de producción de agua embotellada sin gas en México ascendió a más de 1 mil 500 millones de pesos mexicanos.
Por su parte, el director de Client Service de Kantar Worldpanel México, Juan Carlos Jouve, “los hogares están buscando economía y practicidad, ya que vemos un incremento de consumo de envases de tamaños pequeños y familiares de seis a 10 litros, lo que nos indica que buscan formatos que les brinden mayor facilidad para llevarlos a casa”.
En cuento al consumo de agua fuera de casa el estudio revela que al año, 76% de los mexicanos compraron agua embotellada, destinando en promedio 180 pesos.
Entre los niveles socioeconómicos altos y medios son quienes compran en mayor número de ocasiones agua para tomar fuera de casa y el hábito de beber agua fuera de casa es mayor en personas de 36 años o más, aunque cabe destacar que los niños de 10 años comienzan a incrementar su consumo.