Viajar de manera consciente es ya una inquietud casi unánime: utilizar energías renovables, dejar la menor huella posible, mejorar las condiciones de vida en el destino adonde vamos.
Pero muy pocos pueden darse el…lujo de ofrecer una oferta de este tipo y, al mismo tiempo, hacer negocio.
Quien viaje con Wilderness Safaris hasta North Island, en las Seychelles, a la selva del Amazonas con Inkaterra o al extremo oeste de Canadá con Clayoquot sabrá (y gozará al saberlo) que su dinero está rindiendo mucho más de lo que chutes aun mayordomo personal y todos los manjares de la localidad.
En los tres casos se trata de un producto único, capaz de atraer a los viajeros más consentidos, pero operado además con toda la pasión que se necesita para revertir las prácticas que tanto daño han causado a la naturaleza.
En México hay un ejemplo emblemático: la comunidad que opera los paseos y safaris fotográficos en el Valle de Tres Vírgenes, en la península de Baja California, ha logrado revertir la amenaza de extinción de que era objeto el codiciadísimo borrego cimarrón.
Ahora vive de las cinco licencias anuales que se otorgan para cazar este preciado animal, mismas que se subastan en Estados Unidos por cientos de miles de dólares cada una.
Travesías, editora en “Editorial”, p. 12, Nº 77.