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Migración monarca en riesgo… y ahora llega Trump

“Sorry, no results found for climate change”. Tecleamos “global warming” en el buscador. “Sorry, no results found…

Ya lo sabemos, Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos, no cree en el cambio climático y, siendo congruente con su negacionismo, eliminó las referencias al tema en la página actual de la Casa Blanca.

En contraste, los archivos de Barack Obama a los que aún puede accederse arrojan página tras página de resultados al buscar “climate change”. El conteo llega hasta 397 entre publicaciones, artículos de prensa, galerías de fotos, videos… Como cualquier conteo, puede haber diferencias, pero entre “no results” y 34 páginas de resultados hay una diferencia a prueba de errores.

Con “global warming” aparecen 26 publicaciones y 19 artículos de prensa en los archivos del gobierno anterior, es decir, 45 resultados contra 0 de Trump. Claro, nadie espera que una administración en sus primeros días alcance el número de registros que deja la saliente luego de ocho años en la Presidencia, pero ¿ni un solo resultado? ¿En serio, ni uno? Eso ya es un indicador.

Más allá de lo anecdótico, ¿qué significa desaparecer estas palabras de la página oficial de la Casa Blanca? ¿Eliminar el tema de la agenda que seguirá la primera potencia del mundo?

El Plan de Energía que la administración Trump colgó en la web, al tiempo que desaparecía las referencias al cambio climático, anticipa entre sus líneas a seguir: “la reactivación de la industria carbonífera de Estados Unidos, que ha estado sufriendo durante demasiado tiempo” y “la eliminación de políticas dañinas e innecesarias como el Plan de Acción por el Clima”.

Lo que viene

Esto va a tener como consecuencia “un pico de emisiones de CO2 y preocupa que el presidente de Estados Unidos asuma esta postura (de negación del cambio climático) porque puede tener un efecto reproductor de impacto global”.

Para el investigador Cuauhtémoc Sáenz Romero, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias y Forestales de la Universidad Michoacana, esta preocupación tiene nombre y se llama mariposa monarca.

Y no es una preocupación aislada. Representantes de gobierno, sector privado, academia y organizaciones de la sociedad civil reunidos en el Foro Milenio “Nuevos vientos de la mariposa monarca” coinciden en el diagnóstico: Si ya de por sí la mariposa monarca está amenazada, el efecto Trump no ayuda.

Esta especie carismática que poliniza 1,500 especies de plantas durante su viaje desde Canadá y además es símbolo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) -también en riesgo por el cambio de gobierno estadounidense- sumó mil millones en 1986, hace 30 años.

Hace 20, en el invierno 1996-1997, las mariposas monarca que llegaron al país cubrieron 18.2 hectáreas en los santuarios del Estado de México y Michoacán, lo que equivale aproximadamente a 910 millones de mariposas.

A partir de entonces, su llegada ha caído de manera alarmante registrando el nivel más bajo en el invierno 2013-2014, cuando cubrió apenas 0.63 hectáreas, ¡ni una completa! Si una hectárea de colonia significan alrededor de 50 millones de mariposas, la superficie que cubrieron ese invierno fue igual a 31.5 millones de mariposas.

El monitoreo ininterrumpido que realizan la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) y el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) lo muestran de la siguiente manera.

¿Qué tuvo que pasar para caer de mil millones de mariposas monarca a apenas 30 millones en sólo tres décadas?

Fenómeno multifactorial

Las razones son diversas, explica Lucía Madrid, coordinadora regional del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible: uso de agroquímicos y pesticidas, deforestación, pérdida de sitios de descanso y alimento para la mariposa, tala, cambio climático.

También ha faltado generar vínculos estratégicos que beneficien a las comunidades, ya que a diferencia de lo que ocurre en otros países, como Estados Unidos, en México hay poblaciones dentro de las Áreas Naturales Protegidas que atraviesa la mariposa monarca. Alrededor de 11 millones de mexicanos, estima el diputado federal Ignacio Pichardo, viven y dependen de los bosques, 70% de cuya superficie es propiedad de ejidos y comunidades rurales.

Todo esto hace que la probabilidad de extinción de la mariposa monarca oscile entre 11 y 57%, dice Sáenz Romero. Para dejar de considerarla una especie en riesgo, continúa, necesitaría cubrir al menos 5.65 hectáreas en los santuarios mexicanos, es decir, cinco veces lo que registró hace dos años y 40% más que lo alcanzado el invierno pasado.

Gloria Tavera, directora de la Región Centro y Eje Neovolcánico de la Conanp, no se atreve a pronosticar la evolución que ha registrado esta temporada la llegada de mariposas monarca al país, pero asegura que “no es pesimista”.

En medio de este panorama, todos los esfuerzos en favor de la conservación de la mariposa monarca, tanto en su ruta como en los santuarios, fortalecen la labor multisectorial y trilateral que ha venido haciéndose en los últimos años y que no se detendrá por una persona, considera.

De manera similar opina Laura Tamayo, directora de Asuntos Corporativos de Monsanto, quien considera que en el tema de la mariposa monarca hay un entendimiento social fortalecido con la colaboración multisectorial, que continuará pese al cambio de gobierno en Estados Unidos.

Al identificar un símil natural a su negocio, la concesionaria de carreteras OHL México desarrollará la “autopista de la mariposa monarca” colocando 160 jardines a lo largo de la ruta que recorre en el Estado de México previo a llegar a los santuarios.

Este esfuerzo a tres años proveerá de sitios de descanso y alimento a la mariposa monarca y, además, permitirá que pequeñas productoras rurales se encarguen de los jardines obteniendo una fuente de ingreso y cultivos para su autoconsumo, explica Esmeralda Araiza, gerente de Responsabilidad Social de OHL México.

El área que cubrirán los jardines equivale a 17.5 hectáreas, lo que significa más de 40 canchas de fútbol o cuatro veces el Zócalo capitalino y se anticipa que con esto incremente 7.5 millones el número de mariposas que llegan a los santuarios a partir del tercer año.

Entre la variedad de entusiastas que hablan en el foro, los hay más contundentes que otros, pero en ningún caso se percibe la desesperanza total.

Isabel Ramírez, especialista del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM, hace que parezca fácil darle la vuelta al problema: “si la causa del problema ha estado en el mal uso del suelo y los recursos, la solución está en el buen manejo”.

¿Y qué es buen manejo? Buen manejo del suelo con explotación forestal sostenible, buen manejo de las áreas protegidas y generación de beneficio para las comunidades, ecoturismo, cultivos orgánicos, impulsar investigación sobre la ruta migratoria de la mariposa monarca, fortalecer acciones de conservación y rehabilitación de su hábitat.

Si ellos, los expertos, los que saben, mantienen la confianza, quizá no todo está perdido y la mariposa monarca remonte en un segundo vuelo manteniendo su migración milenaria. Además de todas las bondades económicas, ambientales y sociales que esta especie representa, ¿no sería un bonito mensaje en estos tiempos anticlimáticos?

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