Sean Parker ha sido conocido por muchas cosas a lo largo de muchos años, como haber sido uno de los fundadores de Napster, uno de los primeros ejecutivos de Facebook y un multimillonario amante de las diversiones y miembro del jet set.
Ahora quiere ser conocido por un papel muy diferente: un tipo específico de filántropo.
Parker se ha embarcado en la presentación formal de nuevos programas que serán financiados por su fundación filantrópica, dotada con un fondo de 600 millones de dólares. Argumenta que su objetivo será apuntar a lo más alto en cuestiones que él piensa que pueden resolverse.
“Parece que hubo un momento en que, si deseaba hacer estas cosas, tenía que hacer grandes apuestas en una manera concentrada”, indicó en entrevista telefónica. “Que debería hacer cosas que de algún modo fueran extrañas para mi reputación o que tuvieran algún costo en mi reputación”.
Con demasiada frecuencia, agregó, las personas acaudaladas donan dinero a causas seguras y magnánimas, como la educación. Las fundaciones de caridad que establecen pueden donar grandes sumas que sigan siendo conservadoras, cuidadosas de proteger su existencia futura.
En cambio, él piensa repartir el grueso de su fortuna, calculada en 2.8 millones de dólares, a problemas y proyectos que parecen difíciles de conquistar. Entre ellos está la meta de erradicar la malaria en 25 años acabando con los mosquitos que la transmiten; elaborar tratamientos de cáncer basados en el sistema inmunitario; y curar alergias, de las que él padece.
Esto no quiere decir que Parker haya abandonado el sector de tecnología. Él sigue invirtiendo activamente en empresas incipientes y sigue formando parte de la junta directiva de Spotify.
También estableció Brigade, otra empresa incipiente creada para fomentar la participación política mediante aplicaciones que se basó, en parte, en empresas incipientes anteriores que no tuvieron éxito.
Parker ayudó a crear Napster y después fungió como primer presidente de Facebook, el papel inmortalizado por Justin Timberlake en la película “The Social Network”. Han sido esos papeles los que le han valido la atención y ser considerado un genio de la tecnología. También ha suscitado asombro por su tren de vida en ocasiones ostentoso, como la lujosa boda de cuento de hadas que celebró en Big Sur, California, de la cual Vanity Fair informó que tan solo la sede había costado 4.5 millones de dólares.
Pero ahora está tratando de seguir las huellas de muchos otros magnates de la tecnología que han volcado sus fortunas en varias causas filantrópicas, como el compromiso de Mark Zuckerberg con el sistema escolar de Nueva Jersey.
Fuente: Dinero en Imagen