Cuando se trata de automóviles BMW es sin duda una de las marcas más deseadas por los amantes del lujo, aunque también vale la pena reconocer sus esfuerzos en materia de sostenibilidad. En este sentido su éxito más reciente es el Premio Green Car of the Year 2015 entregado a su modelo i3, que vió la luz en México y en el mundo en noviembre de 2013 para brillar en el reino de la movilidad sustentable.
A un año de este lanzamiento global, el BMW i3 ocupa ya el tercer lugar en ventas correspondientes a vehículos completamente eléctricos, posicionando más de 12,000 unidades alrededor del mundo. Pero ¿qué tanto se sabe en México sobre este y otros eléctricos?
Velocidad
Uno de los grandes mitos que gira en torno a los vehículos híbridos y eléctricos es que son demasiado lentos en comparación con los automóviles tradicionales, aunque en la actualidad existen algunos modelos que pueden alcanzar velocidades superiores a los 100 km/h, aceptables para un día común en la ciudad.
El modelo i3 de BMW alcanza una velocidad de hasta 150 km/h; esta velocidad está limitada de manera electrónica y es muy cercana a los 160 km que le permite recorrer su batería inteligente.
Batería
Un tiempo de recarga de entre 3 y 6 horas permiten al BMW i3 una autonomía de entre 160 y 300 kilómetros dependiendo de su versión; aunque esto puede variar de acuerdo a las condiciones climáticas y el estilo de manejo de cada conductor.
Precio
Uno de los obstáculos que enfrenta la expansión de esta tecnología en México y alrededor del mundo es su elevado precio para el consumidor. Este modelo de BMW tiene un costo de entre 700 mil y 900 mil pesos
Impacto Ambiental
Si bien es cierto que conducir un automóvil eléctrico elimina la culpa de generar emisiones contaminantes con cada kilómetro de avance, no quiere decir que se trate de un medio de transporte completamente libre de impacto ambiental, ya que su fabricación aún no se encuentra exenta de la producción de daño ambiental.
Beneficios
Con el fin de reducir el impacto económico que estos automóviles sobre los consumidores y al mismo tiempo incentivar la inclinación de los mismos hacia alternativas más sustentables, muchos gobiernos han optado por implementar beneficios adicionales para quienes deciden apostar por esta tecnología y reducir así las emisiones contaminantes.
Por desgracia estos beneficios aún no constituyen una realidad en la ciudad de México, donde recientemente nuestro director probó un BMW i8, y además de vivir por unos días «el futuro de los autos», comprobó los pocos incentivos que existen para los usuarios de los eléctricos.
Reducir el costo de combustible y minimizar las necesidades de mantenimiento y las emisiones de contaminación auditiva también constituyen ventajas importantes de tener un vehículo eléctrico, aunque los puntos de recarga aún son escasos en nuestro país.
Los eco-ambientalistas apuestan por el todo eléctrico y la industria aprovecha golosamente del inesperado dumping que le permite la creencia de que el agujero de ozono disminuirá o,como algunos creen, se cerrara a plazo relativamente corto.
Pero nadie se pregunta cómo se hará el milagro de sustituir millones de vehículos sin incrementar la generación de contaminantes derivados de plantas nucleares? Ni que impacto real derivará del envejecimiento, y obligado desecho periódico, de acumuladores de vehículos, lo mismo que de los aumuladors ( baterías) empleadas para el almacenamiento de la energía aeolica (más de una ciudad alemana embaucada en la instalación de «ventiladores gigantes» está asfixiada por esto apenas 15 años después).