No se quedaron de brazos cruzados al conocer lo amenazante que puede ser la industria de la moda con el medio ambiente, y desde sus residencias en Nueva York, Londres y Barcelona, estas diseñadoras han creado propuestas emergentes con uso exclusivo de materiales orgánicos
La soya puede ser chic
Nueva York es el sitio de las alternativas y de lo alternativo como modo de vida. Y así como fue la primera capital occidental en impulsar un movimiento hacia la práctica del yoga en los años sesenta, hoy encabeza una nueva cruzada: la orgánica. El sol cada vez calienta más, los inviernos se han vuelto feroces, y en la ciudad más poblada de Estados Unidos muchos han decidido con convicción que nada de lo que vistan, coman y beban, dañará el planeta. Susana Colina, una venezolana que reside desde hace tres años y medio en Nueva York, tradujo esta determinación en dos refinadas colecciones de ropa hechas exclusivamente de material orgánico y sin pesticidas.
“Desarrollé las líneas en la misma sala de mi casa, que ya se fusionó con el taller”, ríe la vegetariana y diseñadora gráfica formada en Maracaibo que se mudó a Nueva York como miembro de la banda del Dj venezolano Patafunk. “Estuvimos de gira por el país y me encargué de crear el vestuario”, dice. Fue allí donde descubrió las bondades del algodón orgánico, importado desde Perú. “Me identifiqué mucho con la tela porque se parece a lo que creo. Allí comenzó mi investigación”, cuenta la residente del tranquilo y verde vecindario de Park Slope, en Brooklyn (condado llamado “el nuevo SoHo”, por su afluencia de artistas emergentes).
Con sus propias manos, y empleando textiles derivados del cáñamo, la soya y el lyocell (fibra de celulosa a partir de la pulpa de madera blanqueada), Colina desarrolló cinco atuendos para la temporada de Primavera y seis para Otoño 2013. “Diseñé a lápiz, pero cuando lo traduje a las telas fue difícil, pues las orgánicas son más rígidas y se comportan distinto. Hice una pausa y dejé que me hablaran”, comenta sobre una propuesta elegante, de estructura limpia, cortes angulados y una paleta base.
“Uso blanco y negro porque las telas vienen en esos tonos. Teñí las piezas amarillas y borgoña con especias”, explica quien apenas comienza el proceso de difusión de su marca, pero que ya ha enviado sus prendas a sesiones de fotos, en las que figura una protagonizada por la ganadora del nuevo reality show de modelos The Face (conducido por Nigel Barker, fotógrafo de America’s Next Top Model y con Naomi Campbell en el panel de jueces).
¿Por qué es orgánico?
Para afirmarse como orgánicas, las tres diseñadoras venezolanas obtienen su material de proveedores textiles autorizados por el Programa Nacional Orgánico del Departamento de Agricultura de los E.E.U.U y por la Norma de la Comunidad Europea. La organización Norma Textil Orgánica Global (GOTS), avalada por los departamentos de agricultura de Estados Unidos, Inglaterra, Japón y Alemania, destaca su criterio para que una prenda sea considerada orgánica: En todas las etapas del procesamiento de productos de fibra orgánica, estos deben separarse de los de fibra convencional y deben identificarse.
Los productos químicos, como colorantes, deben ser evaluados según los requisitos básicos de toxicidad y cualidad biodegradable. Se prohíben los insumos críticos, como metales tóxicos pesados, disolventes aromáticos, organismos genéticamente modificados, plastificantes y agentes de encolado sintéticos. Los blanqueadores deben basarse en oxígeno, no cloro, y cada empresa debe tener una política ambiental de reducción de residuos y vertidos.
Según las diseñadoras, la impresión digital textil genera menos impacto en el medio ambiente que el método tradicional de teñido. “Sobre muchos metros de tela base podemos imprimir cuantos estampados queramos”, dice Fuenmayor. Maso explica que es como imprimir un póster. “Hago los patrones en Photoshop a partir de estampados fotográficos, que luego se imprimen como muestras en un sólo metro de tela”, explica sobre una técnica que aplica a chiffon, lycra, seda y otros textiles en su versión orgánica.
Otros materiales
Susana Colina es una fiel creyente de las posibilidades del algodón orgánico, pero también ha investigado y usado en la creación otros materiales menos conocidos, sobre los que comenta a continuación:
Cáñamo: “No requiere de químicos para crecer, y es muy versátil. Si lo tratas en su estado más natural, es muy difícil de planchar, pero al mezclarlo con soya, la caída es excelente. Es fresco cuando hace calor, aunque también cubre del frío”.
Soya: “Se deriva de los residuos de comida y le llaman la ‘cachemira vegetal’, además absorbe el teñido rápidamente. El vestido negro de la colección está hecho en este material, que es incluso más suave al tacto que el algodón”.
Lyocell: “Está hecha a partir de la pulpa de la madera que se recicla. Producir esta tela involucra menos emisiones de energía y consumo de agua, y no requiere de blanqueadores. Además está naturalmente libre de arrugas”.
Academia orgánica
El London College of Fashion, que pertenece a la prestigiosa Universidad de las Artes de Londres, la institución más grande de Europa en proveer estudios de diseño, arte y moda, ha manifestado un gran interés conservacionista con la creación del Centro para la Moda Sustentable. Desde allí, ofrecen el primer máster enfocado hacia la moda y el medio ambiente, y han trabajado con marcas transnacionales como Levi’s y Nike para integrar iniciativas y provocar un diálogo sobre cómo crear enfoques de negocios que empleen materiales orgánicos.
Fuente: El nacional