Hace no mucho tiempo se consideraba poco natural establecer metas relacionadas con el cuidado del medio ambiente dentro de las empresas.
Un sólido flujo de iniciativas de empresas y estudios del comportamiento de los clientes muestran un cambio en el clima de los negocios. Las empresas que integran practicas de sustentabilidad en sus cadenas de suministros reciben beneficios muy claros.
Cada vez más, los accionistas clave —desde los inversionistas hasta los clientes y los empleados— monitorean sus esfuerzos en sustentabilidad y toman decisiones acorde a ello. El temor a la publicidad negativa empuja a las corporaciones hacia la zona ‘verde’.
Con la clase política debatiendo los meritos de una legislación de intercambio y con los líderes mundiales batallando para establecer un tratado sobre el cambio climático, es sólo cuestión de tiempo para que las empresas que no están al tanto del medio ambiente enfrenten sus culpas por haber fallado en mantener el paso de los que sí lo hicieron.
Además, el lento crecimiento de la economía estadounidense obliga a que las empresas se enfoquen en mejorar su eficiencia para satisfacer la demanda y balancear la volatilidad de los precios de servicios vitales como el agua y la energía.
Para las corporaciones, el compromiso por reducir su huella de carbono es el primero de muchos pasos intimidantes. Los ejecutivos deben organizar tanto sus acciones internas como externas. Al voltear, las organizaciones pueden identificar dónde y cómo se consume la energía. Deben dar seguimiento a innovaciones en campos como ingeniería genética y el mejoramiento en el desempeño de las baterías para los vehículos eléctricos. Con lo aprendido, tienen que echar una mirada a cada aspecto de su negocio: empaque, higiene y cada punto de enlace con su cadena de proveeduría. Puede sonar demasiado y, de hecho, lo es o debería serlo.
Esto ayudaría a explicar por qué muchas empresas conscientes de la ecología se fijan en uno de los componentes más costosos y dañinos al ambiente en su cadena de proveeduría: el transporte. Hasta hace poco, la transportación de carga tenía una consideración nula en la estrategia de las empresas respecto a su responsabilidad social; pero las actuales practicas de negocio tales como el suministro internacional y los cambios rápidos hacen más retadora la tarea al extender las distancias de transporte y minimizar tiempos de entrega.
Los medios de transporte estándar consumen combustibles fósiles, generan ruido y emiten componentes tóxicos a la atmósfera. En 2007, el transporte representó 28.4% del total de consumo de energía y 33.6% de las emisiones de dióxido de carbono.
El camino: la colisión entre logística y medio ambiente. La proveeduría internacional ha crecido de manera sostenida en las últimas décadas; la teoría económica de comercio nos sugiere que el incremento en la especialización de las regiones y de los países va a prevalecer, esto significa que el intercambio irá en aumento. Las corporaciones compran a proveedores extranjeros por muchas razones, incluyendo la intención de establecer presencia de marca en mercados internacionales para incrementar su cartera de proveedores y para reaccionar a la competencia basada en la disminución de precios.
No obstante, la proveeduría de materiales de otros países aumenta de manera natural la distancia en el transporte y las consecuencias ambientales asociadas. La necesidad de incrementar la responsabilidad en las cadenas de suministros comienza a tener un impacto mayor. La creciente demanda de los clientes, de servicios externos, del proceso de globalización, además de los avances en tecnología, han forzado a las empresas a desarrollar procesos agiles en sus cadenas.
Minimizar el riesgo financiero frente a la incertidumbre de la demanda. Las empresas tienen menos inventario, lo que les exige embarques más pequeños, pero con mayor frecuencia, posiblemente empleando medios de transporte más rápidos para cumplir con tiempos de entrega más cortos. Mientras que estas iniciativas pueden reducir los desperdicios en manufactura, las practicas esbeltas rara vez consideran el impacto ambiental asociado con el aumento en la frecuencia del transporte, que también emite una mayor cantidad de gases de efecto invernadero (GEI). La industria aumenta el problema porque extiende la cadena de proveeduría provocando que las empresas trabajen mucho más para lograr disminuir el tiempo de entrega.
La administración de las cadenas de proveeduría ha obviado regularmente el impacto atmosférico de los gases asociados con sus decisiones en el transporte. Esta falta de atención es de sorprender, especialmente debido a la cada vez mayor dependencia global de la transportación de carga; en los próximos 20 años se espera que la cantidad de embarques se triplique.
Para mejorar la agilidad de la cadena de proveeduría. Muchas empresas están gastando más en el uso de medios de transporte más veloces, motorizados —camiones y otros vehículos— y aéreos. El transporte motorizado es cuatro veces menos eficiente con el combustible que el transporte férreo; las emisiones de la carga aérea son 600 veces mayores que los que se mueven por ferrocarril o por mar y casi 90 veces más que el transporte de motor en Estados Unidos (EU).
El alto impacto de estos medios de transporte en la atmosfera hace vital alertar a los ejecutivos de mayor nivel en las empresas de lo importante que es incluir el impacto del transporte en cualquier análisis ambiental de sus cadenas de suministro.
Exploramos 11 estrategias y prácticas de 44 empresas de la lista de las 500 de Fortune para determinar qué tanto actúan más allá de un mero conocimiento del impacto de las emisiones de sus actividades de transporte.
Primero, el nivel de fundamentación relacionado con los pasos iniciales para reconocer el impacto de las emisiones del transporte de la compañía establece las bases, más allá de la especificación de las actividades que reducen el impacto. Las 44 firmas estudiadas, excepto una, dieron evidencia de este nivel de compromiso. Un subgrupo de 28 fue más allá y lo mostraron en sus prácticas internas mediante acciones iniciales para educar al personal y construir una cultura de la reducción de contaminantes generados por el transporte.
Finalmente, 22 empresas reportaron haber implementado prácticas en la cadena de suministros; tácticas que empiezan a reducir emisiones contaminantes a la atmósfera, provenientes de sus flotillas de transporte de carga.
Además, 25 firmas han definido bien sus metas para reducir su cambio ambiental. De éstas, 23 describen planes generales para reducir el uso de la energía o del combustible. E.I. du Pont de Nemours&Co intenta «introducir fletes con vehículos que tengan tecnología de punta en cuanto a la eficiencia en el uso de los combustibles y en la utilización de combustibles alternativos», según se afirma en la página de sustentabilidad de su sitio de internet. Algunos objetivos son más específicos: en su Reporte de Ciudadanía Global 2008, FedEx Corp —que tiene una de las flotas híbridas más grandes en Norteamérica— establece la meta de mejorar la eficiencia en todo el uso de combustible en 20%, hacia 2020. Cinco empresas comparten esta meta de optimizar la estructura de su cadena de suministros. Home Depot Inc, por citar una, tiene planes de utilizar una cláusula ambiental en sus contratos relacionados con el transporte.
Cualquier entidad que se plantee cambiar con seriedad debe incluir formas de medición como un punto de arranque fundamental. Nueve empresas reportan medidas del impacto actual de sus emisiones provenientes del transporte, ya sea de productos o empleados; 17 ofrecen métricas que reportan mejoras en comparación con años anteriores. Dell y FedEx dan seguimiento al uso de combustible y a su relación con el impacto de los GEI; 21 firmas mencionan algún tipo de asociación —con organizaciones gubernamentales específicas (15), no gubernamentales (5) y proveedores y clientes (7)— a fin de ayudarles a combatir el impacto ambiental.
Las sociedades que se presentan con mayor frecuencia (11 empresas) están relacionadas con el programa SmartWay de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense, éste último está enfocado en contribuir con la reducción de emisiones de gases de las embarcaciones y vehículos de carga.
Uno de los argumentos en contra de la implementación de prácticas sustentables están relacionados con el costo de hacerlo, algunos de los precursores argumentan que no solamente es gratuito sino que además mejora el desempeño de la empresa. Ocho compañías identifican de manera específica que la reducción de las emisiones y del uso de la energía le ha permitido ahorrar dinero a la empresa y a los empleados. Bristol-Myers Squibb Co. reconoce haber experimentado un incremento en su productividad debido a las prácticas de traslado de personal. Dell reconoce que sus prácticas reducen el tiempo de entrega de sus productos, con lo que se admite también un impacto positivo en sus clientes.
Así, 28 firmas se han movido al segundo nivel haciendo cambios internos enfocados en la reducción de emisiones en el transporte. Esto incluye la administración de las flotas vehiculares con el propósito de disminuir su impacto ambiental y crear programas de entrenamiento que enseñen a sus empleados como llevar a cabo cambios positivos. Al establecer estos programas también debe considerarse el desplazamiento del personal, de su casa al lugar de trabajo y viceversa. Las prácticas enfocadas en el tránsito de éstos están fuera del dominio de carga, contribuyen a educar a todo el personal sobre las emisiones de gases de efecto invernadero y refuerza la creación de una cultura corporativa preocupada por el cuidado al medio ambiente.
En 21 empresas se reporta el uso de sistemas de administración de flotillas para mejorar Ia eficiencia energética y reducir las emisiones derivadas del transporte; 18 proveen un método específico para reducir las emisiones de carbono y la mayoría optan por vehículos más eficientes con la energía. Johnson&Johnson tenía la flotilla más grande de vehículos híbridos en EU, en marzo de 2008, con 978 vehículos híbridos en operación y 508 más ya ordenados. Office Depot reemplazó los camiones grandes de diesel por camionetas ligeras de carga Dodge Sprinter que tienen el doble de eficiencia en el consumo de combustible que sus predecesores.
La empresa de carga CSX Corp invirtió más de 1,000 MDD, desde hace 10 años, para actualizar su flota con unidades más eficientes y limpias; esperan obtener una reducción de 10 millones de galones de combustible con la actualización de 1,200 automóviles; 14 compañías mencionaron programas de traslado de empleados como parte de sus esfuerzos para reducir su huella de carbono relacionada con el transporte; mientras que 13 empresas motivan a sus empleados para que utilicen autobuses comunitarios, autos compartidos, bicicletas y la utilización de transporte público. Cinco empresas tienen instalados sistemas de videoconferencia y otros sistemas de comunicación a distancia con lo que están reduciendo las emisiones de transporte ocasionadas por el traslado de sus empleados.
Impacto en las prácticas de la cadena de suministros. Sólo un pequeño porcentaje de las 500 de Fortune intentan seriamente reducir sus emisiones de GEI, causadas por el transporte de carga en la cadena de suministros, mediante el uso de tecnología o la aplicación de tácticas operativas. Estas 22 empresas ya disminuyen en forma agresiva su uso de combustible, pues han logrado cambiar sus cargas a tipos de movimiento más amigables (como el ferrocarril); adoptando tecnología para incrementar la eficiencia y la efectividad de sus embarques; además de reducir los volúmenes movilizados.
De entre las 13 compañías que implementaron tácticas para conservar el combustible o utilizar fuentes alternas, seis de ellas cambiaron a combustibles menos contaminantes, incluyendo biodiesel. En su reporte de sustentabilidad 2006, la empresa FPL Group Inc informa haber recibido un reconocimiento del Consejo de Florida para la Sustentabilidad por el uso de dos millones de galones de diésel de granos de soya en 2005. Siete utilizan unidades de potencia auxiliar o cambiaron sus prácticas de entrega para reducir tiempos muertos de sus camiones, que, por cierto, contribuye al desperdicio.
FedEx, Johnson&Johnson y Walmart reportan un mayor uso de las llantas de sus camiones y Tyson Foods emplea rines de aluminio es sus tráileres, lo que en teoría reduce la fricción con el asfalto y, por ende, ayuda a incrementar Ia eficiencia del combustible y a reducir las emisiones a la atmósfera.
Además de implantar tácticas para reducir emisiones, FedEx está abogando para que el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado estadounidense establezca estándares para el uso de vehículos eficientes, lo que impactará en toda la carga transportada en carretera. Once empresas están disminuyendo el impacto en sus medios de transporte al cambiar a otros más amigables con el ambiente o al mejorar los métodos de utilización de su capacidad actual. Firmas como Baxter, Lowe’s, HP y Johnson&Johnson están modificando una parte de su transporte terrestre hacia el ferrocarril.
Asimismo, HP, Dell, Limited Brands y Esteé Lauder están pasando su carga aérea a medios de distribución terrestre o marítima. Ocho empresas están reconfigurando sus diseños de empaque para incrementar la eficiencia de su espacio en carga de los tractocamiones. La firma Baxter colabora con sus socios de la cadena de suministros para reducir el número de éstas y eliminar así las millas sin carga. Las empresas están desarrollando nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia de sus embarques. United Parcel Service (UPS) multiplicó sus programas de tecnologías de información (TI) para optimizar sus rutas aéreas y terrestres en las cargas, así como los movimientos de pista de sus aeronaves.
Office Depot utiliza un programa de software llamado Roadnet Transportation para establecer rutas de entrega más inteligentes, con lo que elimina entre 30 y 50% de los embarques locales con un mayor número de entregas en la primera oportunidad. Tyson Foods emplea software para dar seguimiento remoto a la información de diagnóstico de los motores, con lo que ayuda a reducir el tiempo ocioso de sus camiones. Otras siete empresas emplean varios dispositivos que influyen en el rendimiento de su transporte.
Por ejemplo, CSX instaló un sistema de apagado automático para sus locomotoras a fin de reducir el uso de combustible. Muchos de estos cambios y tecnologías para el transporte están creados para reducir el volumen total de embarques o de peso de carga, esto ayuda a disminuir las emisiones de los medios de transporte. Los reportes de 10 empresas describen la reducción de un número de embarques mediante la mejor utilización de los vehículos o la mayor eficiencia en las rutas.
En 2006, Owen Corning recibió de la EPA el reconocimiento SmartWay Excellence Award, que ya tienen Lowe’s y Limited Brands. Cuatro firmas, incluyendo algunas como Dell y Air Products&Chemicals Inc., han ido más allá de sus rutas para describir decisiones tomadas respecto a la ubicación de oficinas locales y centros de distribución para disminuir la distancia física con sus socios de la cadena de suministros.
Dado el estado de la economía, no es más fácil sorprenderse de que todo tipo de clientes —desde consumidores hasta compradores industriales— escudriñen en los precios. Cuando la entrega o manufactura de un producto más allá de los océanos es claramente más barato que hacerlo en EU, es difícil justificar una compra local con el propósito de reducir los gases contaminantes a causa de la transportación.
Debido a que muchos bienes son producidos en países en vías de desarrollo y consumidos en naciones industrializadas, el transporte de estos crea una mayor carga de transporte que hacer una producción y consumo de manera local.
Lecciones del impacto ambiental del transporte
De las 500 de Fortune, 44 empresas han publicado los efectos ambientales de sus prácticas de transporte sustentable en la cadena de suministros. Algunas sólo reconocen el impacto, otras proponen nuevas prácticas y otras más implementan soluciones.
Las empresas no deberían negociar entre ser más rentables y reducir las emisiones de transporte. Es posible que las firmas estudiadas no hayan as llevado del todo sus proyectos de transporte relacionados con el cuidado del ambiente tal come lo indican en su información pública. En la sección de sustentabilidad de la página electrónica de Owens Corning se reporta la implementación de varias prácticas de eficiencia en el uso de combustible, como considerar la utilización de transporte intermodal, además de incrementar el use de camiones, aunque no especifica el consumo de combustibles o las emisiones resultado de sus prácticas. Aunque el sitio web de FedEx describe el use de unidades auxiliares de potencia para sus aviones en tierra y reporta una reducción en use de combustible estimada en 5.5 millones de galones, estos ahorros no se contemplan en el consumo anual de la firma.
Para cualquier empresa alcanzar el nivel más alto de cumplimiento en el mundo de la reducción de emisiones deberán trabajar muy de cerca con sus socios de la cadena de suministros per medio de toda su red de logística global. Ninguna de las empresas en nuestro estudio lo ha logrado. Según su experiencia, aquí están algunas de las mejores prácticas que están emergiendo. Sería ideal si estas iniciativas también ayudaran a ahorrar dinero o tuvieran al menos un costo neutral como la reducción del volumen de los movimientos de transporte con cargas más eficientes.
Durante la etapa inicial de desarrollo de prácticas de transporte sustentable, lo que nosotros llamamos ‘establecer la fundamentación’, una compañía identifica lo que quiere lograr, qué beneficios podría recibir la empresa y con quién podría comprometerse para llevar a cabo sus iniciativas de sustentabilidad.
UPS estableció un comité de conservación de combustible para examinar la manera en que este se usa en su flotilla terrestre para establecer metas de reducción. Esta historia de éxito juega un papel importante en la institucionalización de un programa de prácticas de transporte sustentable.
Una vez que la investigación se ha realizado y que algunas metas y medidas básicas han sido establecidas, viene la implementación del siguiente nivel: mejorar las prácticas internas de la empresa.
La organización debe centrarse en acercamientos que ahorren dinero y mejoren el servicio de manera simultánea, mientras que se capacita a los empleados y se construye una cultura que sea receptiva a reducir las emisiones de GEI relacionados con el transporte. Ejemplos de este tipo de proyectos los hemos encontrado, en HP y Bristol—Myers Squibb, que utilizan sistemas de videoconferencia.
Es muy importante para los empleados entender los efectos de servicio al cliente y para los ejecutivos aceptar la prioridad de efectuar cualquier cambio, para que los resultados y la visibilidad asociada con los proyectos sea lo más positiva posible.
También es clave que la administración mida los costos y los resultados para que el impacto del proyecto sea claro e indiscutible. Por ejemplo, Abbott Laboratories y Shering Plough reportaron mejoras económicas en el use del combustible, lo que se traduce en dinero ahorrado, de sus iniciativas de mejora en flotillas.
En el estudio, 14 firmas reportaron métricas de eficiencia tales como ahorros monetarios, reducción de peso y de medidas de inventarios. Es más, 12 empresas tienen métricas de efectividad como reducción de gases a la atmósfera y otras formas de contaminación, así como mejora en el servicio.
Al trabajar con los clientes para calendarizar tiempos de entrega preferidos, Dell incrementó sus entregas a la primera oportunidad en 80%, con lo que se logró reducir las necesidades globales de transporte. Mientras que los cambios en rutas permitieron a Office Depot incrementar el número de paquetes por camión, aproximadamente de 130 a cerca de 190.
Estos primeros tres niveles de transporte sustentable ambiental son en realidad una progresión de programas que no requieren opciones incómodas o difíciles y que permiten resultados financieros y ambientales sólidos. Una vez que se ha alcanzado cierto nivel de éxito una organización puede considerarse lista para moverse hacia su última meta de la estrategia de transporte sustentable de su cadena de suministros.
Esto supone trabajar más de cerca con los socios de la cadena de producción en la estrategia para minimizar la emisión de gases invernadero de manera activa. En este punto, negociar entre el impacto social y el desempeño del negocio resulta complicado. Los ejecutivos deben aprender a administrar toneladas de datos para tener un panorama detente de las consecuencias que serán enfrentadas ante cada cambio que se haga.
Las empresas que se precien de ser serias, en lo que respecta al tema del desarrollo de una estrategia sustentable de la cadena de suministros, necesitan elevar las consideraciones ambientales cuando seleccionan a sus medios de transporte y a proveedores de servicio de carga.
Las consideraciones ambientales también deben ser tomadas en cuenta cuando se selecciona un proveedor, tanto como el lugar de distribución y las instalaciones para manufactura. La transportación ambiental podría no ser un instrumento directo en la toma de estas decisiones, pero si tiene que ser, al menos, considerada explícitamente.
Para facilitar la consideración del transporte y de otros impactos ambientales en la cadena de suministros, los ejecutivos deberían considerar:
»Estructurar la cadena de suministros y de clientes que tienen culturas similares sobre la sustentabilidad y con un enfoque proactivo en iniciativas que minimicen el impacto de las emisiones de GEI de su estructura de transporte —como asociarse Con empresas de carga del tipo de SmartWay para el transporte de bienes a lo largo de la cadena de suministros—.
»Utilizar tecnología que ayude a minimizar el use de combustible y, con ello, la cantidad de emisiones; por ejemplo, cuando se compra nuevo equipo de camiones o que sólo se adquiere aquello que favorece la aerodinámica como es el caso de las llantas de baja resistencia.
»Optimizar su red de logística de la cadena de suministros para minimizar las distancias en el movimiento de las mercancías (proveer localmente cuando es posible, mover operaciones más cerca de los proveedores o de los clientes y eliminar los movimientos innecesarios como aquellos que se hacen entre los centros de distribución).
»Desarrollar métricas que permitan dar seguimiento a los resultados relacionados con las iniciativas implementadas, con el objetivo de determinar cuáles estrategias tienen mayor impacto en los costos y emisiones a lo largo de la cadena de suministros (al medir la reducción de emisiones y observar los ahorros en los costos asociados, como con la cantidad de toneladas de dióxido de carbono, en el mes anterior y determinando la cantidad de dinero o porcentaje en costos que está relacionada por los ahorros de combustible).
»Utilizar personal con conocimiento y habilidades en logística y sustentabilidad ambiental para desarrollar e implementar estrategias de transporte para la empresa y la cadena de suministros. Este nivel final es un área que pocas empresas han alcanzado, pero una en la que se observa el mayor potencial de mejora con respecto a las emisiones del transporte de carga. Es un área para generar importantes ahorros, pero también con altos costos de arranque. Es probable que firmas como HP, Dell y Esteé Lauder redujeran sus costos globales en la cadena de producción al convertir sus cargas aéreas a marítimas o terrestres. Por otro lado, la introducción intensiva en FedEx de tecnología de combustibles alternativos podría no tener un impacto financiero positivo de manera inmediata, pero la empresa hizo esta apuesta con la esperanza de ver, en el futuro, retorno de inversión.
Existe un límite en las mejoras que se pueden hacer en la cadena de suministro al enfocarse únicamente en la eliminación de desperdicios y en la reconfiguración de productos y políticas de compra. Invertir en transporte amigable con el ambiente es la única manera de motivar la implementación de iniciativas estratégicas que al final lleven a Ia reducción del precio de tales tecnologías. El dinero ahorrado en las mejoras tempranas en eficiencia podría ser empleado de esta manera. Ahora, pocas empresas lo hacen, pero esto puede cambiar. Desde finales de 2006, los precios del diesel se han elevado 63.2%, alcanzando su máximo en el verano de 2008 y disminuyendo en marzo de 2009 para luego volver a subir. El precio del barril de petróleo ha alcanzado los 136.32 dólares y caído a 31.84 dólares. La escasez regional se debe a desastres naturales como el huracán ‘Ike’ y la crisis. Esta volatilidad permite dar una mirada en el futuro de los precios y del suministro de gas y petróleo.
Una manera en que las organizaciones toman control sobre la fluctuación de los precios y Ia disponibilidad es disminuyendo su dependencia de los recursos energéticos, lo cual podría también ayudar a reducir la emisión y con ello el impacto en el ambiente. Desde el inicio de este estudio, la economía ha experimentado cambios sustanciales. Algunas firmas podrían estar implementando cambios en el transporte como parte de sus planes de reducción de costos. Además, no siempre actualizan de manera inmediata sus documentos públicos. Una revisión reciente de la lista de integrantes de la iniciativa EPA SmartWay muestra que 40 empresas de las listadas en las 500 de Fortune se les han unido como socios desde que empezó el estudio, en 2008.
Los resultados de una encuesta reciente de McKinsey, con 296 altos ejecutivos, sobre las dos prioridades en cuanto a sus cadenas de suministros, muestran que la reducción de costos es más importante, con 57%. Sólo 4% indicó la reducción de los GEI entre sus prioridades. En 2008 y 2009, la atención de las empresas empieza a elevar Ia promesa de mayor apoyo a las prácticas de transporte; Ia actual recesión económica y el continuo énfasis en la reducción de costos en las cadenas de suministros puede desviar los fondos y la atención de gastos importantes de las compañías, tal como las iniciativas de reducción de gases enviados a la atmósfera. Será el tiempo el que diga si se progresará hacia el transporte sustentable de la cadena, aunque parece que el tiempo se está acabando.
*Susan Golicic es profesora adjunta de la Escuela de Negocios, en Fort Collins, de la Universidad de Colorado; Courtnet N. Boerstler es candidata al doctorado por la Escuela de Negocios Lundquist de la Universidad de Oregon, y Lisa M. Ellaram es profesora de logística la Escuela de Negocios, on Oxford, Ohio, de Ia Universidad de Miami.
Fuente: Revista Manufactura, p. 28-37.
Articulista: *Susan Golicic.
Publicada: Diciembre de 2010.
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