Las elecciones de este sábado demostraron que la sociedad afgana ha evolucionado y empieza a reconocer los derechos de las mujeres
Hace apenas unos años —en 2001, antes de la invasión estadounidense— las mujeres afganas estaban casi totalmente marginadas.
Con las reglas estrictas del Talibán, la mitad de la población del país tenía prohibido participar en casi todos los aspectos de la vida pública, como la educación, votar y la mayoría de las profesiones. Bajo el régimen del Talibán, las mujeres afganas no tenían permitido salir siquiera de sus casas sin un acompañante varón y el burka obligatorio se volvió el símbolo visual de la opresión generalizada del régimen.
El país tiene aún mucho camino por recorrer, pero se han dado pasos enormes desde que el Talibán se dispersó y dividió bajo el peso de las fuerzas armadas de Estados Unidos y los aliados. Se garantizaron los derechos de las mujeres en la nueva Constitución, pero sigue habiendo una gran brecha entre lo que está escrito y lo que se pone en práctica.
Afganistán está lejos de ser una sociedad igualitaria y abierta y, fuera de Kabul (la capital), aún reinan los valores conservadores. En algunas partes del interior del país se siguen aplicando las viejas reglas aunque el Talibán ya no vigila su aplicación.
Sin embargo, hay indicios de que las mujeres han logrado avances positivos que aunque no llevan aún a la igualdad, propician un rol mucho más activo en la dirigencia del país.
Su influencia ha sido muy bien recibida en general. Uno de los candidatos principales en las elecciones del sábado, Abdullah Abdullah, considera que la participación de las mujeres del país es vital para su desarrollo. «Si quieren que este país o cualquier otro sea capaz de lidiar con los desafíos y desarrollarse, no puede ocurrir sin la participación de la mitad de la población», dijo al diario británico The Independent.
Desde que se inició el registro de votantes para las elecciones del sábado 5 de abril, hace casi un año, se agregaron dos millones y medio de nombres al padrón electoral. Más de la mitad fueron mujeres, según la Comisión para las Elecciones Independientes de Afganistán. Este nivel de participación no tiene precedentes en Afganistán y demuestra que las mujeres son un sector de la población enormemente importante al que es necesario cortejar.
«Estoy aquí para votar hoy. Es un día para decidir el futuro de Afganistán y me gustaría pedir a todas las mujeres que rompan su silencio y den un paso al frente, hacia el progreso. Si no quieren hacerlo por ellas mismas, deberían hacerlo por las generaciones venideras», dijo una electora a la agencia estatal de noticias afgana Khaama.
Los principales candidatos han dado señales positivas: los tres punteros se han comprometido a permitir que las mujeres participen más en el gobierno y se comprometieron en sus discursos de campaña a respaldar los derechos de las mujeres.
Aunque se podría pensar que es una maniobra cínica para robar votos, en las boletas surgen nombres de mujeres, algo que habría sido inimaginable hace apenas 13 años. En las boletas del sábado había tres candidatas a las vicepresidencia, aunque solo Habiba Sarabi, la exgobernadora de la provincia de Bamiyan, pertenece a una fórmula que tiene posibilidades reales.
Sarabi hace campaña junto a Zamai Rassoul, el candidato del gobierno; representa el potencial que las mujeres afganas pueden ofrecer. Aunque parece improbable, si los resultados conceden el triunfo a Rassoul —los resultados oficiales se conocerán dentro de unas semanas—, el rol de Sarabi como una de sus asistentes sería realmente un acontecimiento histórico.
El que Rassoul haya elegido una compañera de fórmula fue «una victoria», dijo a CNN Shukria Barakzai, legisladora y activista por los derechos de las mujeres. «Claro que tendrá un impacto directo en la vida de las mujeres en Afganistán. Para mí no es suficiente. Queremos que las mujeres estén en todos los niveles del poder».
«Creo que en 10 años podremos tener una presidenta. La forma en la que Afganistán mejora, la forma en la que las mujeres (han) salido y han participado, la forma en la que las mujeres han votado… eso me da más energía… Afganistán está listo para tener una presidenta en el futuro cercano».
El Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, el candidato Ashraf Ghani habló en un mitin que se celebró en Kabul, al que asistieron miles de mujeres. Su esposa, Rula —quien es libanesa estadounidense y cristiana— también dio un discurso, lo que es inusual en las campañas electorales en esta parte del mundo. En contraste, la esposa de Karzai rara vez se presenta en público.
En el siguiente nivel del gobierno hay más pruebas de un movimiento femenil floreciente, ya que por todo el país surgen candidatas. Hay unas 300 candidatas disputando puestos en los ayuntamientos provinciales, una cifra récord.
«El voto de las mujeres ya no será un ‘voto fantasma’ del que los hombres han abusado una y otra vez. Esto de cierta forma indica que los afganos despertaron. También deja en claro que la sociedad afgana ha cambiado», dice Barakzai, quien evita usar el burka que todas las mujeres debían usar antes de 2001 y usualmente usa una pañoleta menos ajustada sobre su cabello oscuro.
«Las mujeres de Afganistán… han demostrado lo valientes que son».
Su confianza se ha transmitido a su hija. Es demasiado joven para votar pero está llena de optimismo por el futuro de su país y por el sitio que las mujeres ocupan en él. Anna Coren, de CNN, le preguntó qué imaginaba que pasaría en los próximos años.
«Honestamente, un futuro muy brillante, un futuro bueno para nosotros, bueno para todo el pueblo, bueno para las mujeres… ya sabes, ¡un futuro brillante!», dijo.
Fuente: CNN