Por Elián Salazar, Coordinadora de Proyectos en ResponSable
No hace mucho que comencé a involucrarme en grupos de mujeres, escuchar sus experiencias y puntos de vista me ha servido para sensibilizarme en torno a las problemáticas y obstáculos que enfrentamos en el ámbito profesional y la importancia de construir redes de apoyo. Así que cuando Chinampa me invitó a escribir esta columna, acepté entusiasmada, pero con la incertidumbre de tener el tiempo suficiente para expresarme desde mi trinchera como consultora en empresas, algunas dificultades que protagonizan las encargadas de Responsabilidad Social (RS) ya que en México el gremio es mayoritariamente femenino. Sí, ¡en nuestro país las mujeres estamos al mando de la Responsabilidad Social y el Desarrollo Sostenible! ¿O no?
La primera noción que tuve en torno a la presencia de las mujeres en estos temas llegó en 2013, cuando en ResponSable publicamos el primer estudio: “Panorama de la Responsabilidad Social en México”. Recuerdo el frenesí que causó en ese entonces en el evento de lanzamiento, mencionar que casi el 70% de las personas a cargo de la RS en las empresas, son mujeres. La verdad es que, en aquel momento, no me puse a pensar en las implicaciones de esta afirmación y al igual que muchas mujeres, me sentí feliz de ser mayoría en el sector.
Cuando en 2019 lanzamos la actualización del estudio y con el boom de los movimientos de mujeres un año más tarde, me di a la tarea de profundizar un poco más en estos datos. Desafortunadamente pude darme cuenta de que, si bien prevalecía la proporción 70-30 respecto a los hombres que ocupan cargos de RS, al igual que en otras profesiones, también aquí se reflejaba una brecha salarial. En los cargos de Coordinación, Gerencia y Dirección, los hombres ganan entre un 7 y 8% más que las mujeres. Este hecho me impulsó a que con motivo del Día Internacional de la Mujer realizáramos esta infografía:
La lectura de estos datos (que se encuentran en el capítulo “El perfil del encargado de Responsabilidad Social”), va más allá del tema salarial. Tiene que ver con la forma en la que aún es percibida la Responsabilidad Social en algunas empresas e incluso por las mismas personas encargadas. Bajo una mirada sexista, se suele considerar que es la mujer quien mejor puede desempeñar las actividades caritativas mientras que los hombres están mejor equipados para aportar un enfoque estratégico de los asuntos del negocio. He observado que cuando la RS se asume como sinónimo de filantropía, no es sorpresa que más mujeres ocupen puestos operativos dentro del sector. En cambio, en los puestos directivos, donde la estrategia es imprescindible, predominan los hombres.
¿Será entonces que la percepción en torno a temas de Desarrollo Sostenible también está influenciada por los roles de género como en muchas profesiones? Según un sondeo realizado en 2015 por Pew Research las mujeres son más tendientes a considerar el cambio climático, por ejemplo, 20como un problema serio en comparación con los hombres. Además, son ellas las que están más dispuestas a hacer cambios es sus patrones de consumo para reducir los efectos del calentamiento global.
Los motivos por las que las mujeres están más sensibilizadas y son “mejores” para atender estos temas, pueden argumentarse, en mi opinión, desde una aproximación bastante simplista: las mujeres tendemos a ser más empáticas, generosas y humanas, lo que nos llevaría a pensar que como lo leí en un artículo de Forbes: “las firmas con un alto porcentaje de mujeres en los consejos de administración presentan mayores niveles de donaciones a la caridad y prácticas ambientales, así como el involucramiento en actividades de filantropía”.
Esto reafirma un concepto equivocado sobre la RS y, aunque no es el objetivo de este artículo analizarlo, la definición que proporciona la ISO 26000 lo deja más claro : “es la responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones y actividades ocasionen en la sociedad y el medio ambiente mediante un comportamiento ético y transparente que contribuya al desarrollo sostenible incluyendo salud y bienestar de la sociedad; considere las expectativas de sus grupos de interés; cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con las normas internacionales de comportamiento; esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones”.
Si bien me es muy grato escuchar en foros y charlas de café, el interés genuino que tienen muchas mujeres por construir un mundo mejor y transformar realidades, Chinampa es el mejor ejemplo de ello. Sin embargo, hace falta cambiar el discurso y los argumentos del por qué el Desarrollo Sostenible es importante para las empresas. En mi experiencia como consultora, he notado una enorme diferencia cuando hablamos con la alta dirección de mitigación de riesgos, de licencia para operar, de potencialización de impactos positivos, de mejorar la relación con clientes, de mejorar el clima laboral, que cuando hablamos de salvar al planeta. Porque cuando logras mencionar el valor estratégico para el negocio de actuar o no, el tema se toma más en serio.
Necesitamos más mujeres al mando de la Responsabilidad Social y el Desarrollo Sostenible en puestos directivos dentro de las compañías. No para alimentar la filantropía y los actos caritativos que, aunque demuestran una enorme calidad humana, no contribuyen a resolver las problemáticas de fondo, puesto que ni se atienden las expectativas de todos los grupos de interés ni se responde realmente a los impactos sociales y ambientales generados por las empresas, tal y como lo menciona la ISO 26000.
La buena voluntad de transformar al mundo la tenemos, solo hace falta cambiar la estrategia de acercamiento con los tomadores de decisiones. Estoy convencida de que lograremos disminuir la frustración de no ser escuchadas, de luchar constantemente para obtener presupuesto o conseguir que se aprueben iniciativas. ¡Sigamos construyendo redes de apoyo, sigamos sumando esfuerzos para contribuir al Desarrollo Sostenible!
Elián Salazar cuenta con una década de experiencia en responsabilidad social, en los últimos años se ha desempeñado en el ámbito de la consultoría empresarial, ayudando a las compañías a alinear la RS a su estrategia de negocios con enfoque más allá de la filantropía. Actualmente, Elián se desempeña como Coordinadora de Proyectos en ResponSable, Agencia de Responsabilidad Social.