Hace veinticinco años las mujeres representaban el 1% de todo el personal que estaba dentro de las misiones de la paz de la ONU, sin embargo, esta situación en la actualidad ha cambiado.
De los más de 91 mil Fuerzas de la Paz de la ONU, 4.7% son mujeres. A pesar de que todavía se señala que hay brecha de género, el papel de las mujeres para recabar información relevante, frenar la violencia sexual e impulsar transformaciones que planeen la paz duradera es cada vez más valorado. De acuerdo con datos de We Forum, el reto ahora es conquistar también los puestos de mando.
El papel de las mujeres para recabar información relevante, frenar la violencia sexual e impulsar transformaciones que planeen la paz duradera es cada vez más valorado.
Cabe mencionar que en el 2000, se aprobó la resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad, en la que se le invita a todos los actores a aumentar la participación de las mujeres e incorporar las perspectivas de género en todos los esfuerzos de paz y seguridad de Naciones Unidas. A partir de ahí, cada renovación exige un compromiso mayor con la presencia de mujeres en los despliegues. Hasta la fecha, la implementación de la resolución 1325 ha sido dispareja: Únicamente 74 países, han puesto en marcha algunos planes para impulsar el papel de la mujer e misiones de la paz.
Mujeres: Imprescindibles en las misiones de paz
El aumento de cidras de mujeres en misiones de la paz es una estrategia del Consejo de Seguridad de la ONU para frenar los escándalos sexuales en sus intervenciones.
Para Mary Schwoebel, profesora de estudios para la resolución de conflictos de la Nova Southeastern University (Florida), que participó en el entrenamiento de las tropas ugandesas desplegadas en Somalia, la presencia de mujeres entre los contingentes no es suficiente. Para que suponga una diferencia esas mujeres deben estar presentes en los puestos de mando a todos los niveles.
La incorporación de mujeres a las misiones de paz ha ayudado a mantener una paz duradera. Por ejemplo, en Camboya, Kosovo, Timor-Leste, Afganistán o Liberia, las mujeres han demostrado una mayor eficacia para estas tareas que sus compañeros hombres.
De acuerdo con datos de la general noruega Kristin Lund, quien en 2014 se convirtió en la primera mujer al frente de una misión de paz, «siendo una mujer, durante mi destino en Afganistán, tuve acceso al 100% de la población, no sólo al 50%».
Las mujeres son imprescindibles en las misiones de paz debido a que tienen ellas tienen la habilidad de hacer conexión con niños y otras mujeres, lo que les permite construir redes de información y alerta temprana.
Para el Australian Institute of International Affairs, la presencia de las mujeres logra impulsar en las sociedades locales el gran valor que éstas aportan a las misiones de paz, ya que ellas «son un modelo que inspira a mujeres y a niñas a luchas por sus derechos en entornos habitualmente dominados por hombres».
«Ver a mujeres desempeñando roles no habituales, o en puestos de autoridad, puede ayudar a cambiar actitudes y despertar la imaginación para las jóvenes» dice el asesor de ONU mujeres. Sin embargo, el acceso de las mujeres a los puestos de mando todavía es limitado.
Las mujeres que van a misiones de paz, deben también enfrentarse a la violencia sexual en primera persona. Lo que las lleva a tener embarazos no deseados, y hasta enfermedades de transmisión sexual.
La solución podría ser tener a más mujeres en altos mandos, sin embargo también hay que atacar los prejuicios que frenan que una mujer persiga su carrera militar y la falta de promoción.