En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se dejó claro la importancia de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
Actualmente los países ven que la base necesaria para conseguir sociedades pacíficas, prósperas y sostenibles es la igualdad de género.
El 56% de las mujeres participan en el mercado laboral, en comparación con el 85% de los hombres, de acuerdo con la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
Según el estudio El Progreso de las Mujeres en América Latina y El Caribe 2017 de ONU Mujeres, todavía la brecha laboral persiste y la tasa de desempleo entre las mujeres sigue siendo del 50% mayor que entre los hombres.
Uno de los principales factores que incrementan la desigualdad de género es la pobreza, donde la probabilidad de caer en la pobreza es significativamente más alta en los hogares en donde la mujer es la cabeza de la familia.
Hace tres años, el porcentaje de mujeres pobres era de 18% superior al de los hombres.
Otro factor determinante es la violencia de género, los matrimonios infantiles, las uniones tempranas y los embarazos en niñas y adolescentes, ya que cada uno estos casos elevan el riesgo económico para las mujeres.
Por otro lado, la educación también es un factor determinante, ya que la brecha de género entre quienes cuentan con la educación primaria es de 34%.
Cada uno de esos factores determinan cómo es la vida que desarrollan las mujeres, por ejemplo en un escenario llamado “Techo de cristal” donde hay discriminación laboral y segregación ocupacional, existe una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidados. En este ámbito, el 19% de las mujeres no cuentan con un ingreso propio y se dedican al trabajo no remunerado.
Otro escenario llamado “Escaleras Rotas” es donde se encuentran las mujeres con educación secundaria y de ingresos intermedios. La mayoría de estas mujeres están en el mercado laboral pero carecen de medios para dar un paso al empoderamiento. Un tercio de ellas no tiene un ingreso propio y dedican un aproximado de 41 horas al trabajo no remunerado.
Hay otro escenario llamado «Pisos Pegajosos», en este, las mujeres cuentan con educación primaria e ingresos familiares bajos, es decir más del 40% de ellas no tiene un ingreso propio. La mayoría de las mujeres que viven en este escenario entran al mercado laboral pero tienen ocupaciones precarias, como el servicio doméstico y no tienen seguridad laboral.
De acuerdo con Forbes, para dejar atrás los tres escenarios se requiere avanzar en sistemas de protección social con enfoque de género, además de crear más y mejores empleos y transformar el trabajo en favor de las mujeres.