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El estado de nuestro mundo actual es insostenible: António Guterres

En la apertura de la Semana de Alto Nivel de Naciones Unidas, el secretario general António Guterres pronunció un discurso contundente, declarando que “el estado de nuestro mundo es insostenible” y que “no podemos seguir así”. Esta afirmación se convierte en un llamado urgente a la acción, al destacar la creciente crisis que enfrentamos en varias dimensiones: la impunidad, la desigualdad y la incertidumbre provocada por el cambio climático y la inteligencia artificial descontrolada. 

Para combatir los diversos problemas que aquejan el mundo se requiere no solo la participación de organismos internacionales, sino también la contribución de los líderes empresariales y políticos quienes, mediante la adopción de un enfoque proactivo, pueden ayudar a crear soluciones para los desafíos que amenazan la estabilidad y el bienestar de las sociedades. Te decimos cuáles fueron las declaraciones de António Guterres en este importante evento. ¡No te lo pierdas!

La impunidad como una crisis global: reflexiones de las declaraciones de António Guterres

Durante la Semana de Alto Nivel de Naciones Unidas el secretario general de la ONU, António Guterres, subrayó que la impunidad se ha convertido en un fenómeno cada vez más común en conflictos alrededor del mundo, incluidos Gaza, Líbano, Ucrania y Sudán. Lamentó que un número creciente de países sientan que pueden violar la carta de la ONU y las leyes internacionales humanitarias, como “invadir otro país, devastar sociedades enteras o ignorar olímpicamente el bienestar de su propia población”. Esta impunidad, enfatizó, está acompañada de una falta de rendición de cuentas que permite que la violencia se perpetúe sin consecuencias.

declaraciones de António Guterres

Particularmente preocupante es la situación en Gaza, donde la guerra ha causado un saldo devastador de más de 41,300 muertes. Guterres lanzó una interrogante a la comunidad internacional: “¿Cómo puede aceptar el mundo el futuro de un Estado que incluye un gran número de palestinos sin ninguna libertad, derechos ni dignidad?”. Este tipo de preguntas invitan a una reflexión más profunda sobre la responsabilidad de los actores internacionales y la necesidad de un compromiso renovado para la paz y la justicia.

La impunidad no solo afecta a las regiones en conflicto, sino que también envía un mensaje peligroso a otros países, que pueden verse incentivados a actuar sin temor a las repercusiones. Guterres advierte que “uno siente que no existen hoy líneas rojas” y que “cada vez más países llenan los espacios de la división geopolítica y hacen lo que quieren sin rendición de cuentas”. Este entorno plantea serios riesgos para la estabilidad global y el orden internacional.

El reto de la justicia social

Las declaraciones de António Guterres también abordaron la creciente desigualdad que, según él, “no es una cuestión técnica ni burocrática; en el fondo, es una cuestión de poder con raíces históricas”. Este problema se agrava aún más, ya que de los 75 países más pobres del mundo, dos tercios están en peores condiciones que hace cinco años. Mientras tanto, la fortuna de los cinco hombres más ricos del planeta se ha duplicado, ilustrando una desconexión alarmante entre la riqueza y el bienestar global.

El hecho de que un 1% de la población mundial posea el 43% de los activos financieros es indicativo de un sistema que favorece a los ya privilegiados. Guterres criticó que en muchos países los gobiernos otorgan regalos fiscales a grandes empresas y a los “ultrarricos”, a expensas de inversiones en salud, educación y protección social. Este enfoque no solo perpetúa la desigualdad, sino que también socava la confianza en las instituciones democráticas.

En un contexto donde la desigualdad se amplía, Guterres instó a los líderes a reconocer que “si no hay reformas, la fragmentación es inevitable”, advirtiendo que las instituciones globales perderán legitimidad, credibilidad y eficacia. Este llamado resuena particularmente en el ámbito de la responsabilidad social empresarial (RSE), donde las empresas deben asumir un rol activo en la promoción de prácticas más equitativas y sostenibles.

Incertidumbre ante el cambio climático y el uso de la inteligencia artificial

Finalmente, Guterres abordó la incertidumbre generada por el cambio climático y el avance de la inteligencia artificial, destacando que, aunque el mundo está cada vez más consciente de la necesidad de un futuro sin combustibles fósiles, “la transición rápida no lo es”. Criticó la situación en la que las compañías petroleras amasan fortunas gracias a subsidios, mientras que las comunidades soportan el peso de la catástrofe climática. Este desequilibrio refleja una falta de responsabilidad social que debe ser urgentemente corregida.

En cuanto a la inteligencia artificial, Guterres se preguntó en qué dirección llevará este avance: “¿Hacia más libertad o hacia más conflicto? ¿Hacia un mundo más sostenible, o una mayor desigualdad?”. Reconoció que unas pocas compañías han acumulado un enorme poder sobre la IA sin la menor supervisión, lo que plantea riesgos significativos para la democracia y la cohesión social.

El llamado a un control global sobre estas tecnologías emergentes es crucial. Solo a través de un enfoque regulador proactivo se puede evitar lo que Guterres denomina “la Gran Fractura”, una división que podría profundizar aún más las desigualdades existentes y amenazar la estabilidad global.

Un llamado a la acción colectiva

António Guterres, en sus declaraciones de António Guterres, no solo expone los males que aquejan a nuestro mundo, sino que también subraya que “los retos a los que nos enfrentamos no son irresolubles”. Este optimismo es fundamental, ya que abre la puerta a la acción colectiva y la colaboración entre gobiernos, empresas y organizaciones de la sociedad civil. La crisis de impunidad, la desigualdad y la incertidumbre requieren un compromiso conjunto y sostenido para crear un futuro más justo y sostenible.

Es el momento de que todos los actores, incluidos los líderes empresariales, se unan para abordar estos desafíos globales de manera efectiva. La responsabilidad social empresarial debe ser más que una declaración; debe convertirse en una acción tangible que promueva un cambio real. La estabilidad y el bienestar de nuestro mundo dependen de nuestra capacidad para responder a estas crisis con valentía y determinación.

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