El creador británico se ve a sí mismo haciendo más edificios en México: ‘cientos, la mayor cantidad posible’.
Arquitectos mexicanos como Luis Barragán son inspiradores pero intimidantes, por lo que diseñar su primer museo en el País significa para Sir David Chipperfield (Londres, 1953) una responsabilidad «enorme».
El creador británico se ve a sí mismo haciendo más edificios en México: «cientos, la mayor cantidad posible».
Aunque todavía no es invitado a participar en otros proyectos arquitectónicos en el País, considera factible que si la nueva sede de la Colección Jumex gusta, lo llamen a trabajar de nuevo.
«Tengo un enorme respeto por lo que Jumex ha conseguido en México. Es increíble que una institución privada adquiera tanta responsabilidad y un rol cultural tan relevante. Es una institución ejemplar y hacer este edificio es muy importante para nosotros», admite Chipperfield durante su más reciente visita a la capital.
La construcción del museo quedará concluida a inicios del verano de 2013, dice el arquitecto sin indicar el porcentaje de avance del proyecto. Por ahora, la «envoltura» ya está casi lista, se está terminando el techo traslúcido y parte de la fachada.
«Culminaremos a tiempo», asegura Chipperfield, quien desconoce la fecha de apertura del recinto ubicado a un costado del Museo Soumaya, en la Colonia Ampliación Granada.
La nueva sede de la Colección Jumex constará de cinco niveles. En el sótano estarán ubicadas las oficinas y, en la planta baja, el lobby conectará con una gran plaza. En el primer nivel, que se caracterizará por sus grandes ventanales, se ofrecerán pláticas y conferencias, mientras que el segundo y tercer nivel serán áreas de exhibición.
«Mi idea es que la relación entre el interior y el exterior sea fácil, particularmente en la planta baja y el primer nivel. Quise diseñar espacios que formaran parte del museo, pero que no estuvieran cerrados para aprovechar el clima de la Ciudad de México».
Concreto, mármol travertino, cristal y acero son los materiales que empleará en el inmueble, cuya apariencia será «más convencional» en comparación a la de su vecino, el Soumaya. Augura que el diálogo entre ambos edificios sea exitoso.
Pensar en la colección de arte es una de las prioridades de Chipperfield al momento de proyectar un museo. Toma en cuenta si albergará exposiciones temporales o permanentes y hace un balance entre las prioridades de los curadores, interesados en la conservación y exhibición de las obras, y las necesidades de los visitantes, observar las piezas dentro de un contexto museístico.
«Jumex tiene una clara ambición: estimular el diálogo entre la comunidad y el arte contemporáneo en la Ciudad de México, incluyendo a los jóvenes, por eso cuenta con un fuerte programa educativo. Es un comienzo muy importante para diseñar un espacio abierto porque hay que reflexionar sobre la relación entre la institución y la urbe.
«No se trata de elaborar una caja de tesoros, cerrada. Si la colección estuviera integrada por piezas aztecas, muy valiosas y con grandes necesidades de conservación, hubiera ideado el espacio de una manera completamente diferente. La Colección Jumex no es estática. El edificio debe responder a su dinámica programación de actividades» reconoce el inglés.
Chipperfield considera que el terreno en el que se asienta el museo, próximo a las vías del tren, es complicado porque tiene una forma triangular y es pequeño (mide 2 mil 500 metros cuadrados) en relación a los edificios aledaños, por lo que había que aspirar a la verticalidad.
Galardonado en marzo de 2011 con el premio Mies van der Rohe, que le otorgó la Unión Europea por su exitosa intervención en el Neues Museum de Berlín, Chipperfield está convencido de que el diseño de museos, ámbito en el que posee una valiosa experiencia, ofrece a los arquitectos grandes oportunidades.
«Y es que el cliente generalmente simpatiza con la arquitectura, con las buenas salas, la buena iluminación y los buenos pisos, mientras que una persona interesada en que construyas oficinas no tiene el mismo criterio, prefiere que el trabajo se haga rápido y lo más barato posible. Un museo demanda las cualidades en las que un arquitecto suele interesarse».
ASÍ LO DIJO
«El mercado es cada vez más dominante y no simpatiza con las condiciones requeridas por un arquitecto: tiempo y paciencia. Por eso prefiere a los arquitectos que trabajan rápido y con imágenes poderosas, lo cual es un peligro para la arquitectura».
«Los arquitectos no hacen arquitectura. Yo no puedo decidir que quiero diseñar un edificio, necesito un cliente, necesito permisos, contratos. La sociedad es la que hace la arquitectura y por eso los arquitectos necesitan una mejor relación con ella».
Fuente: Tabasco Hoy