Hablar de los niños con cáncer de manera general no le sorprende a nadie. Es una causa que aparece recurrentemente en películas, libros y reportajes de muchos medios de comunicación. Podríamos decir que no es algo novedoso. Sin embargo, como decía un amigo mío: “No les vengo a decir cosas nuevas para que las descubran, sino cosas viejas para que las mediten”.
Yo era una de esas personas. Yo sabía que era algo serio, que era una enfermedad complicadísima y que muchos niños vivían con ella. Pero acepto que en el inconsciente, aún tenía esa imagen ‘romántica’ del cáncer infantil, en la que siempre, al final había un final feliz.
Quién iba a decir que el destino nos llevaría a mis amigos y a mí a crear VUELA, una organización que buscaba canalizar nuestras ganas de ayudar. Al evaluar distintas causas, por votación unánime decidimos inclinarnos por los niños con cáncer y ahí comenzó nuestro aprendizaje y contacto con la realidad.
Resulta que todo lo que creíamos del cáncer no se acercaba a la realidad. Por un lado, descubrimos que el cáncer es la primera causa de muerte por enfermedad en los niños de México. Es decir, miles de niños se enfrentan al cáncer todos los días en nuestro país. Y no solamente eso, sino que además de la cantidad de niños con este problema, hay que sumar que el tratamiento puede costar millones de pesos por cada uno de los pacientes.
El cáncer no discrimina por edad, nivel socioeconómico o historia personal. Todos podríamos sufrir esta enfermedad y para todos sería dolorosa. Pero si a eso le agregamos otros factores como la pobreza, lejanía, soledad o falta de educación, tal vez sería insoportable. Esto es lo que viven muchos niños y sus familias todos los días en México.
Es un tema triste, pero dentro de esta situación, hay buenas noticias. El cáncer infantil es uno de los que más probabilidades de curación tienen si se detecta a tiempo y se tiene un tratamiento adecuado. En VUELA, nos hemos especializado en acompañar a los niños durante todo el tratamiento y les damos herramientas médicas, humanas, psicológicas y familiares para afrontar el cáncer.
A lo largo de nuestros 6 años de historia, hemos visto que con un poco de ayuda, los niños y sus familias ponen todo de su parte para salir adelante y día a día nos dan lecciones de valor, de amor, de esfuerzo y de vida. Hemos aprendido de primera mano que para llegar al final feliz hace falta mucha gente, muchos recursos y mucho conocimiento. Y aprendimos que no se trata solo de un final feliz, sino de una vida feliz. Los niños no dejan de ser niños por el cáncer y esto hay que celebrarlo y potenciarlo.
A pesar de que el cáncer en los niños no es noticia, sí debería serlo el esfuerzo que ellos ponen todos los días para vencerlo, a veces en contra de todas las probabilidades. La noticia es que estos niños y niñas nos recuerdan día a día lo que es importante en nuestra propia vida: el amor con el que vivimos. Es momento de derribar mitos y construir una sociedad que se preocupe por los que más lo necesitan.
Septiembre es el mes de concientización del cáncer infantil. Es un tiempo para destacar la gravedad del problema y las soluciones que existen. Es por eso que invitamos a todos a hacer ruido y ‘pintarse de dorado’ por los niños con cáncer. Con la conciencia llega la ayuda. Y también, ¿por qué no? Podemos dedicar nuestros donativos personales y empresariales de este mes a cambiar el destino de tantos niños. Donar es regalar esperanza, es construir la felicidad común. De eso se trata la responsabilidad social. En VUELA tenemos el compromiso de transformar positivamente los recursos en ayuda, así como ser transparentes con lo que hacemos y los resultados que tenemos.
Para conocer todo lo que se puede hacer en Septiembre y todo el año para ayudar a los niños con cáncer de manera individual o en grupo, visita nuestro micrositio.
Diego Parada Herrera
Comunicólogo, maestro en RS y presidente de Vuela Fundación.