Casi es seguro… ¡ya están en todas partes! Y recientemente se ha descubierto que hay nanoplásticos en tus frutas y verduras. Esta situación habla de lo preocupante que es la contaminación plástica, que año con año está ganando terreno, afectando ecosistemas, especies, hábitats y océanos. Incluso existe una isla hecha de este material, flotando por las aguas internacionales. Ante las millones de toneladas de este tipo de desechos que siguen creciendo, la industria no ha dado los pasos suficientes para mitigar su impacto.
Si bien este problema ya era preocupante, un reciente estudio hecho por científicos de la University of Eastern Finland ha encendido una alerta. Encontraron que los nanoplásticos se pueden transferir en la cadena alimenticia, lo que podría tener afectaciones graves en la salud de las personas. Esto resuena pues, aunque se han hecho esfuerzos por contener los plásticos, se sigue perpetuando el uso de estos artículos, que muchas veces son de un solo uso.
En este sentido, se estima que para el 2030 habrá 99 millones de toneladas de desechos plásticos en el medio ambiente. Lo que incrementará la presencia de micro y nanoplásticos, que están llegando tanto a nuestra sangre como a la comida. ¡Te contamos más!
Grandes enemigos: los micro y nanoplásticos
Los plásticos han dominado las últimas décadas, en el uso cotidiano y en las grandes industrias. Lo que ha contribuido a que la producción mundial de plástico se duplicara de 2000 a 2019, teniendo un incremento de 460 millones de toneladas, según lo reporta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La descomposición de estos artículos pueden tardar de 100 a 1000 años, además, solo el 9% de los residuos entran a un proceso de reciclaje. Por lo que la proliferación de nanoplásticos en tus frutas y verduras no debería de sorprenderte. Estos últimos «son derivados de los desechos plásticos, que debido a su resistente composición se van fragmentando hasta convertirse en diminutas partículas de menos de 0.5 centímetros, aunque según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) no existen estándares para determinarlos».
Ya se había descubierto que la ingesta de algunos mariscos y peces contaminados con plásticos podría ser la causa por la cual se han encontrado micro y nanoplásticos en la sangre. Sin embargo, la investigación sobre cómo pueden transferirse en una cadena alimenticia revela algo preocupante: existe una alta prevalencia de estos en cualquier tipo de ecosistema.
Presencia de nanoplásticos en tus frutas y verduras
Como lo explica Food navigator, el artículo Cuantificación de la transferencia trófica de plásticos submicrónicos en una cadena alimentaria ensamblada contiene los resultados de la investigación efectuada por la University of Eastern Finland. En la cual se constató que los fragmentos plásticos pueden transferirse al suelo, nutriendo a las plantas. Lo que ocasiona que haya nanoplásticos en tus frutas y verduras.
Dicha conclusión se verificó por medio de un experimento en el que se desarrolló una novedosa técnica basada en huellas dactilares para detectar y cuantificar nanoplásticos en los organismos dentro de una cadena controlada de tres niveles. El primero consistió en sembrar una lechuga en un suelo con el contaminante y dársela a comer a larvas, que posteriormente serían ingeridas por peces.
«La lechuga en cuestión se cultivó en suelo contaminado con nanoplásticos durante un período de 14 días. A partir de ahí, el cultivo fue cosechado para dar de comer a las larvas de la mosca del soldado negro, que es una fuente de proteína en muchos países.
Una vez que habían pasado cinco días de alimentación, los insectos fueron dados como alimento a los peces, de nuevo, durante un período de cinco días».
Food navigator.
Ante esto, el doctor Fazel Monikh, autor principal del artículo, asegura que la presencia de estas partículas en la lechuga podrían ser un riesgo para la salud de herbívoros, e incluso seres humanos, si lo que pasa con esta verdura y los plásticos es una reacción generalizada que lleva a la presencia de nanoplásticos en tus frutas y verduras. Los cuales pueden permear en el cuerpo y tener consecuencias imprevistas, como que estos diminutos plásticos pudieran instalarse en órganos vitales.
Enfrentar la epidemia plástica parece un reto muy grande, pues, aunque se ha dimensionado el problema, el avance en la mejora de la industria, el uso consciente de estos artículos y las innovaciones en su manejo han quedado atrás. Para generar un verdadero cambio se requiere que las personas, el sector privado y las autoridades se unan para evitar que persistan los nanoplásticos en tus frutas y verduras. Y, de esta manera, prevenir sus consecuencias.
RSE y RSI, indispensables en la lucha plástica
En el 2018, el Secretario General de la Organización de las Naciones, Antonio Guterres, señaló que el mundo necesitaba «urgentemente repensar la manera en que se manufactura, se usa y se maneja el plástico». Aunque este material está presente en todos los hogares y empresas, muchas veces puede no ser utilizado o ser reemplazado por una opción menos contaminante.
En este sentido, las personas desde su Responsabilidad Social Individual pueden tomar acciones para limitar sus desechos plásticos. Las cuales pueden ser muy sencillas, como llevar una bolsa reciclada y duradera para sus compras, transportar agua en contenedores reutilizables y dejar de lado las botellas de un solo uso. Esto también puede aplicarse si se compra carne o productos a granel, y analizando los materiales de los artículos que se adquieren.
Por su parte, todos los sectores privados pueden contribuir en la disminución de los nanoplásticos al implementar estrategias en sus productos o servicios que aminoren el uso e impacto de este material. Muestra de ello son medidas como la suspensión de plásticos de un solo uso, la inserción de contenedores retornables o biodegradables y la inversión en innovación.
Por último, entender lo preocupante que resulta la presencia de nanoplásticos en tus frutas y verduras, así como en los mares y ecosistemas, ayudará a erradicar los plásticos innecesarios. Lo que contribuiría a combatir esta problemática que, de seguir así, podría llenar a nuestro planeta y cuerpos de plástico.