Unos analistas económicos identifican el inicio de la crisis financiera con el estallido en 2008 de las hipotecas basuras en Estados Unidos, unido a la bajada de los tipos de interés y el ofrecimiento de dinero barato de los bancos centrales de Estados Unidos y Europa para estimular la economía.
Añaden que los alquimistas financieros aprovecharon la ola de riqueza ficticia para inventar productos financieros de apariencia segura, que en realidad escondían activos de dudosa solidez y cuya circulación por medio mundo acabó contagiando a todos los mercados occidentales. Señalan que la codicia personal y corporativa hizo el resto para agravar la situación.
Otros, consideran que la complicidad social ha sido enorme, desde los dueños del suelo, a los promotores, los sindicatos, y, sobre todo, los ayuntamientos. El ex presidente del extinto banco Hipotecario, Julio Rodríguez, los acusa de llegar a echar a empresas de sus municipios para recalificar polígonos industriales como zonas residenciales, y de considerar a la actividad industrial o agrícola de inutilidad manifiesta.
El profesor José Manuel Naredo recuerda que el abandono de la economía real ha llevado por ejemplo al cierre de 20 cines de barrio en Madrid, fruto de una ordenanza que permitía su recalificación urbanística.
«Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general», dice el artículo 128.1 de nuestra Constitución, pero no tenemos ley de responsabilidad social corporativa para acabar con ciertos abusos que dañan gravemente el interés referido.
Así, unos culparán al «Paesa» de turno; otros nos recordarán que en la película Viridiana unos vagabundos aprovechan la ausencia de los propietarios de la casa para darse una gran cena y embriagarse de vino, y dirán aquello de:»no se os puede dejar solos».
Fuente: extremadura @l día