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Necesitamos buenas narraciones empresariales

Por: Josep M. Lozano

Lo que quiero plantear puede parecer una banalidad, o algo secundario ante la gravedad de los tiempos que vivimos. Está claro que no es una prioridad insoslayable. Pero tampoco me parece un tema menor. Mi tesis es la que sostengo en el título: necesitamos buenas narraciones empresariales… lo que presupone que necesitamos narraciones empresariales buenas.

Y lo necesitamos, entre otros motivos, porque sin un incremento de la iniciativa emprendedora y sin una mejora de la calidad empresarial difícilmente vamos a poder encarar la salida de la crisis. Desde MacIntyre -cuando hablaba de la importancia de lo que denomina los «personajes» para entender la cultura y los valores de una época- hasta Gomá -en sus consideraciones sobre la ejemplaridad, cuando subraya cómo determinadas influencias resultan decisivas en la construcción de la identidad- sabemos de la importancia de los referentes para configurar, reforzar y legitimar las formas de vida y las pautas de comportamiento en los que una sociedad se (re)conoce.

¿Cuáles son las narraciones empresariales más habituales? Pues, fundamentalmente, malas historias, que generan rechazo o animadversión: cierres, escándalos o prepotencias. Y las supuestas buenas notícias no pasan de ser platos precocinados en los gabinetes de comunicación o, pura y simplemente, hagiografías, escritas a mayor honra y gloria del protagonista incluso cuando se explican algunos episodios menos emblemáticos. Pero ni abundan ni vamos sobrados de historias empresariales que puedan convertirse en referentes.

empresa-redes-sociales-web-201Y la causa no es que no existan. Simplemente, no forma parte de nuestras prioridades disponer de historias empresariales de referencia y divulgarlas. Historias que muestren plurales posibilidades de éxito. Claro que por éxito no me refiero simplemente al habitual concurso sobre quien tiene la cuenta de resultados con más ceros. Me refiero a historias reales, con sus altibajos, su complejidad, su red de relaciones, sus prioridades, sus ambigüedades, sus iniciativas, sus éxitos y sus fracasos… Historias que permitan entender mejor la realidad empresarial en toda su diversidad (no reduciéndola al simplismo de explicar como han ido engordando las grandes multinacionales); y, sobre todo, que ayuden a situar en el imaginario colectivo el papel clave, decisivo, fundamental, imprescindible, de los (buenos) empresarios y las (buenas) empresas.

Y esta necesidad de buenas historias empresariales debe ir acompañada de, al menos, una reflexión sobre algo a lo que no me parece que se preste suficiente atención: el perfil que presentan habitualmente los personajes que representan a empresarios en las series de televisión (en general, y en las públicas en particular), Por decirlo de manera coloquial: invariablemente forman parte del elenco de malos de la película. Lástima que no tengo tiempo ni recursos para poder hacer un pequeño estudio al respecto, porque creo que sería muy ilustrativo. Las prácticas, los valores, las actitudes y la mentalidad (tanto en su vida profesional como en su vida privada) de los personajes «empresariales» de las series de ficción suelen lo más deleznable. Si otros grupos sociales a los que lo políticamente correcto hace tratar con un cuidado exquisito tuvieran el trato que tienen en las series de televisión (públicas) los empresarios, la movilización de denuncias y protestas sería colosal. No niego que haya buenas razones para que los personajes «empresariales» sean así. Solo digo que no hay ninguna razón para que solo sean así.

De la crisis no saldremos repitiendo a diestro y siniestro lo mal que está todo y lo dura que es. Saldremos mediante una movilización responsable, que requiere polos de atracción. Y uno de estos polos de atracción es sin duda la difusión de buenas historias empresariales.



Josep M. Lozano

Profesor del Departamento de Ciencias Sociales e investigador senior en RSE en el Instituto de Innovación Social de ESADE (URL). Sus áreas de interés son: la RSE y la ética empresarial; valores y liderazgos en las organizaciones; y espiritualidad, calidad humana y gestión. Ha publicado sus investigaciones académicas en diversos journals. Su último libro es La empresa ciudadana como empresa responsable y sostenible (Trotta) Otros de sus libros son: Ética y empresa (Trotta); Los gobiernos y la responsabilidad social de la empresa (Granica); Tras la RSE. La responsabilidad social de la empresa en España vista por sus actores (Granica) y Persona, empresa y sociedad (Infonomía).

Ha ganado diversos premios por sus publicaciones. Fue reconocido como Highly commended runner-up en el Faculty Pionner Award concedido por la European Academy of Business in Society i el Aspen Institute. Ha sido miembro de la Comissió per al debat sobre els valors de la Generalitat; del Foro de Expertos en RSE del MTAS; del Consejo Asesor de la Conferencia Interamericana sobre RSE del BID; y de la Taskforce for the Principles for Responsible Business Education del UN Global Compact. En su página web mantiene activo un blog que lleva por título Persona, Empresa y Sociedad

Blog RSE de la Universidad Complutense de Madrid

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