Por: María José Evia H. Google
Actualmente, existen etiquetas que ayudan al consumidor a comprar productos libres de transgénicos o hechos usando energía eólica, así como para saber en qué condiciones fue criado un animal. También para saber qué tan reciclable es el empaque y existen propuestas para hacer más claras las etiquetas nuticionales. La existencia de estos sellos se debe a una inquietud de los consumidores, pero tal vez sea momento de retroceder.
Como menciona un artículo de GreenBiz, los stakeholders ya no quieren saber solamente las propiedades nutritivas o saludables de lo que compran, sino que también se interesan por asuntos periféricos, como la ética de la cadena de valor y del proceso de manufactura en general. Por esta razón, se han creado etiquetas de prometen que, por ejemplo, los huevos o la carne provienen de gallinas «libres de corral».
Lo que las compañías deben de tener en cuenta es que los consumidores no solamente quieren ver esas leyendas en los empaques, sino que actualmente ya tienen más herramientas para saber si los hechos coinciden con las palabras. Por ejemplo, actualmente la empresa alimenticia Kroger se enfrenta a una demanda, porque una cliente afirma que, aunque su línea de productos «Simple Truth» es vendida como responsable, usando la leyenda «libre de corral», en realidad los pollos son criados con prácticas estándar de la industria.
Es muy probable que en los próximos años surjan otras quejas similares, como la que le costó nueve millones de dólares a PepsiCo el año pasado, porque lo cierto es que las dudas sobre el mensaje natural de las marcas solamente aumenta con la conciencia de los consumidores.
Me parece que la solución está en manos tanto de las compañías como de los usuarios. Por un lado, en lugar de tapizar sus empaques con diversas etiquetas, las industrias deben cambiar sus prácticas en conjunto, promoviendo nuevos estándares que puedan ser verificados por terceras partes. Y por otro, tal vez es momento de que los consumidores aceptemos que es imposible que ciertos productos, sobre todo los de origen animal, sean elaborados con prácticas 100% sustentables, responsables y éticas. Será decisión de cada uno eliminarlos, consumirlos con moderación o continuar su uso.
