La responsabilidad social empresarial (RSE) va más allá de cumplir con lo legal. La responsabilidad social transforma conciencias y transforma vidas. Los negocios inclusivos son modelos que generan valor e impactan positivamente a la sociedad de una forma respetuosa con el medio ambiente.
Los negocios inclusivos consisten en crear sostenibilidad a través de una red social y permiten a la empresa convertirse en un verdadero motor de cambio. El mundo está ávido de más y mejores empresas, los negocios inclusivos, iniciativas rentables, ambiental y socialmente responsables, enmarcados dentro de la estrategia empresarial, utilizan los mecanismos de mercado para mejorar la calidad de vida de las personas de bajos ingresos y coadyuvan, a la vez, a la mejora del negocio a lograr una competitividad sostenible.
¿Por qué estos negocios han ganado un mayor ímpetu? La respuesta estriba en un asunto de mercado y de compromiso social. Actualmente uno de los mayores retos de las empresas es encontrar mercados con perspectivas de crecimiento. Muchos mercados emergentes ofrecen una perspectiva estable para la inversión y el comercio. Asimismo las materias primas para las industrias manufactureras y de alimentos están siendo cada vez más caras y escasas. La calidad y la seguridad en la cadena de suministro, constituyen un factor de éxito y los países en desarrollo ofrecen una alternativa para lograr esto. Incursionar en los negocios inclusivos o también llamados de la “Base de la Pirámide” (BOP por sus siglas en inglés), es una forma de incorporar fuerza laboral, materias primas y canales de distribución alternos a procesos productivos en beneficio de la empresa y la comunidad, y a la vez constituirse con una inmejorable apuesta a la transformación social.
Incursionar en la llamada Base de la Pirámide es alcanzar a más de 4 mil millones de personas que viven con menos de 3 dólares diarios, representando un mercado potencial de casi 5 mil millones de dólares. En América Latina, 70% de la población se ubica en este sector y representa un mercado de 509 mil millones de dólares. Se estima que en 2050 a la población BOP se agreguen 3 mil millones de personas más.
Como cualquier modelo de negocio, su concepción e instrumentación depende de al menos tres preguntas básicas: ¿qué?, ¿cómo? y ¿dónde? En relación a éstas, el “qué” describe el concepto de negocio y el mercado objetivo con características estructurales. El “cómo” explica la implementación del modelo y el “dónde” describe países y sectores con potencial de negocios inclusivos.
Los negocios BOP, a través de mecanismos de mercado, mejoran la calidad de vida de personas de bajos ingresos, al permitir su participación: I) en la cadena de valor como proveedores de materia prima, agentes que agregan valor a bienes o servicios siendo vendedores/distribuidores de los mismos y II) en el acceso de estas personas a servicios básicos, esenciales, de mejor calidad y a mejor precio.
Sin embargo, los negocios BOP no son tradicionales, ya que los mercados a los cuales están dirigidos, generalmente carecen de estructura y los costos de transacción se elevan. De esta manera la experimentación (“pruebas piloto”) es un requisito antes de llegar al modelo de negocio definitivo y, generalmente, se desarrollan en alianzas con socios no tradicionales: ONGs, fundaciones, IAPs, gobiernos locales, etcétera.
Hay varios círculos virtuosos de los negocios inclusivos. El primero, el de desarrollo, incluye el fortalecimiento de la actividad productiva local, la producción de bienes y servicios deseables y necesarios para la comunidad y a precios competitivos. El segundo ciclo, el de implementación, consiste en consolidar el negocio a través de la generación de empleos en la misma comunidad para así aumentar su capacidad de compra y mejorar su calidad de vida. El tercer ciclo, que consiste en hacer crecer el negocio, abarca el empoderamiento de la comunidad y la rentabilidad empresarial.
También en el “cómo” de estos negocios es necesaria la colaboración de grupos de enfoque de la misma comunidad y expertos locales. Deben tener flexibilidad en planeación y financiamiento y requieren un constante monitoreo y alineación.
México representa una magnífica oportunidad para la venta y producción de bienes y servicios para personas de bajos ingresos, cuando más de la mitad de la población está en condición de pobreza. Además, México vive su momento: reforma, moderniza y aspira a elevar su crecimiento. Sin embargo, el país tiene severas discrepancias entre estados y ciudades, y a pesar de su estabilidad económica, 3 de cada 4 personas viven con menos de 3 mil dólares al año. El coeficiente de Gini es de 0.483 y en el ranking de 2012 que mide el índice de desarrollo humano, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México se encuentra en la posición 61 de 181 países. Los negocios inclusivos representan una magnífica oportunidad para aumentar los ingresos de esta gran población de bajos ingresos y aumentar su productividad.
En el país existen ya casos muy exitosos de negocios inclusivos, como es el caso Toks con sus proyectos productivos y su taller de serigrafía que lleva en conjunción con Reintegra. Cemex es otro caso a ilustrar con proyectos como Patrimonio Hoy, Piso Firme y actualmente PIAC, que es un modelo de comunidades sostenibles e impulsor del fortalecimiento y desarrollo comunitario.
La responsabilidad social empresarial significa compromiso del empresario, comenzado por él mismo. La RSE no consiste en buenas acciones aisladas, a voluntad de quien las ejercita, menos aún significa maquillaje o mercadotecnia. Los negocios inclusivos son una nueva manera de entender la agenda empresarial con compromiso social, liderada con una mentalidad que sale de lo convencional.
Fuente El Universal