Algo nuevo está pasando en la Escuela de Negocios de Harvard. La primera generación de estudiantes desde que comenzó la crisis financiera global está por concluir sus estudios de Maestría en Administración de Empresas (MAE) y ya está difundiéndose un juramento que los compromete a ejercer su carrera de una «manera ética», a «esforzarse por crear una prosperidad mundial que sea económica, social y ambientalmente sostenible», y a administrar las empresas «actuando de buena fe, procurando que la toma de decisiones y la conducta no se basen en un interés personal miope que pueda dañar a la empresa y la sociedad a las que sirven».
El contenido del nuevo juramento de la MAE se basa en uno adoptado en 2006 por la Thunderbird School of Global Management, situada en Arizona. Sin embargo, es un hecho significativo el que lo haya adoptado la escuela de negocios más famosa del mundo. Muchos directivos empresariales niegan que haya un conflicto entre el interés particular y el general.
Ellos creen que «la mano invisible» preconizada por Adam Smith garantiza que la búsqueda de los intereses particulares en el libre mercado promoverá los intereses de todos. En la misma tradición, el economista Milton Friedman escribió en 1962, en su libro «Capitalismo y libertad», que los negocios tienen una responsabilidad social.
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