Una ciudad segura para un niño de seis años lo es también para cualquier ciudadano
El trabajo con niños en la construcción de los entornos urbanos, desde el punto de vista de la arquitectura, ayuda a identificar las diferentes características que hacen a los espacios públicos ser atractivos e inclusivos, dijo la doctora Célida Gómez Gamez, académica de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano de la Universidad Iberoamericana.
Aunque los infantes no son uno de los grupos sociales más activos, sí tienen un amplio conocimiento vivencial de los espacios públicos, basados en las diferentes actividades que pueden desarrollar en un entorno en particular, es decir, en la forma en que experimentan la ciudad; por ello los pequeños se vuelven importantes para la construcción de ciudadanía.
Si bien en temas relativos al espacio público en México se llegan a realizar procesos participativos (como las consultas ciudadanas), en las tomas de decisiones usualmente se deja fuera a los niños, cuando ellos pudieran “ser los catalizadores para que estos espacios sean más atractivos, agradables, diversos, accesibles, seguros y sustentables”.
Por ejemplo, un niño al que le guste el fútbol sabrá, empíricamente desde luego, qué características debe tener una cancha para que pueda jugar al soccer en las mejores condiciones; y si el espacio carece de ello, conocerá y podrá proponer qué necesita un determinado lugar para que pueda practicar su deporte.
La investigadora del Departamento de Arquitectura mencionó que el alcance del apoyo de los menores en la construcción de los entornos urbanos es aún mayor a lo ya dicho, pues en la teoría se afirma que si un lugar es seguro para un niño de seis años, probablemente también lo sea para todos los ciudadanos.
Explicó que un niño se apropia del espacio público en el momento en que puede salir a la calle, desarrollarse y participar dentro de su ciudad, entendida la participación desde el punto de vista de cómo se desenvuelve en el medio urbano.
Pero para que un niño pueda apropiarse un espacio público en principio éste tendrá que serle accesible, o sea que considerando su minoría de edad preferentemente pueda llegar a pie o en bicicleta (lo que implica que esté cerca de su casa), que en el trayecto desde su hogar cuente con banquetas amplias, libres de obstáculos y alejadas de vialidades de alta velocidad, y que su destino, por ejemplo un parque, sea seguro, limpio y con un mantenimiento adecuado en sus áreas verdes y mobiliario.
Los sitios que reúnen esas características vuelven a las ciudades más amables y atractivas para los niños, y las hacen incluyentes para todos los ciudadanos, concluyó la arquitecta Gómez.
Comunicado de Prensa