La obesidad que sufre la población adulta de México puede estar relacionada con las condiciones de desnutrición que sufrieron durante su infancia, aseguró Fernando Monckeberg, fundador de la Corporación para la Nutrición Infantil de Chile.
Entrevistado en el marco de la octava reunión de la Iniciativa América Latina y Caribe Sin Hambre, el especialista explicó que los genes de un niño desnutrido aprenden a conservar al máximo su energía a fin de sobrevivir, pero esto resulta contraproducente una vez que son mayores.
Además, expuso, un pasado de desnutrición puede ser tan importante como el sedentarismo y los hábitos alimenticios.
«Es posible, y debe investigarse, que se estén sobreexpresando aquellos genes que condicionan el ahorro (de energía) para poder sobrevivir en medio ambientes adversos, pero como (la persona) llegó al medio ambiente y no es tan adverso, quedó con la marca de su potencial ahorrador, que lo lleva a acumular grasa y ser obeso», describió el investigador de la Universidad de Chile.
De acuerdo con encuestas de nutrición de la Secretaría de Salud, 10.8 por ciento de los menores de 5 años padecían bajo peso en 1988, mientras que 3 de cada 10 adultos enfrentaban obesidad o sobrepeso.
La medición de 2012 señala que 24 años después, la incidencia en ambos padecimientos es de 2.8 y 70 por ciento, respectivamente.
Para Monckeberg, quien fue una de las figuras claves en la baja de la incidencia de desnutrición en Chile, México es parte de un fenómeno regional en el tema de la malnutrición: donde antes había niños y adultos pequeños y en los huesos, ahora los hay con sobrepeso.
Alertó que la obesidad, al igual que la desnutrición, es una crisis social que afecta en mayor medida a la población en situación de pobreza y que afecta el desarrollo de los países.
El investigador descubrió que, en Chile, la desnutrición crónica provocó generaciones de ciudadanos con menores capacidades intelectuales y físicas, baja esperanza de vida, alta mortalidad infantil y elevada deserción escolar, entre otros problemas.
En algunos casos donde el Gobierno comenzó un tratamiento a los niños afectados, expuso, éstos ya no pudieron recuperar sus capacidades.
Esto implica, añadió, que durante los primeros años de vida la desnutrición causa secuelas que impactan directamente en la competitividad y economía de los estados.
En dicho sentido, recordó que una correcta nutrición ayuda a que los individuos desarrollen al 100 por ciento su «potencial genético», es decir, el máximo de sus posibles capacidades físicas y mentales.
«Si el medioambiente es generoso con la población que está naciendo, ésta tiene oportunidad de expresar su potencial genético, es capaz de crecer, de desarrollarse metabólicamente y su capacidad intelectual, y esa suma es la que da el bienestar en el país.
«Los únicos países con posibilidad de desarrollo son aquellos que explotan las capacidades genéticas de sus recursos humanos», reflexionó el académico que ha sido asesor de comités especializados de la ONU, la FAO, Unicef y la OMS.
En el caso de México, Monckeberg consideró que se deben trabajar políticas públicas basadas en investigaciones científicas sobre los problemas estructurales de la sociedad, a fin de atacarlos de manera pragmática, y sin intereses políticos o ideológicos.
«Los problemas de pobreza, de desnutrición o de obesidad hay que estudiarlos muy bien, y no dar por sentado a priori lo que aparentemente parecen ser las causas», opinó.
Acuerdan impulsar agricultura familiar
El grupo de trabajo Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre acordó promover la agricultura familiar como una estrategia que, simultáneamente, ayude a erradicar el hambre y la pobreza extrema en la región.
Como parte del octavo grupo de trabajo de la Iniciativa, que concluyó ayer en la Ciudad de México, representantes de la región coincidieron en que la agricultura familiar debe ser un elemento clave en las políticas de seguridad alimentaria y nutricional.
Dicha estrategia se entiende como la agricultura enfocada en el autoconsumo, dependiente de la fuerza de trabajo familiar, y cuya actividad representa la principal fuente ingresos del núcleo familiar.
Según el borrador de acuerdos, que aún debe ser analizado y ratificado por los países involucrados, la Iniciativa llama a la implementación de medidas para prevenir y mitigar los efectos negativos del cambio climático sobre la seguridad alimentaria y nutricional de la población.
«En la medida que seamos exitosos en políticas en materia de agricultura familiar, seremos exitosos en combatir la desnutrición, la obesidad y en lograr un mejor desarrollo económico para la sociedad», aseguró Juan Manuel Valle, director ejecutivo de la Agencia Mexicana de la Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), durante la clausura de la reunión.
Fuente: Reforma