De acuerdo con la Real Academia Española, un filántropo es la “persona que se distingue por el amor a sus semejantes y por sus obras en bien de la comunidad”. En un país como el nuestro, con tantos problemas y carencias, necesitamos urgentemente más de estas personas en nuestras filas.
La única manera de que las próximas generaciones sean más solidarias es iniciando a los más pequeños en la cultura de la filantropía. Cuando inculcas en tus hijos las ganas de ayudar a los demás, al final obtienen un aprendizaje invaluable.
Se trata de una inesperada recompensa que con nada se paga: sumarlos al trabajo voluntario, apoyar una causa o hacer donaciones en dinero o especie les enseña a interactuar con los otros, a ser más concientes, apreciar lo que tienen y descubrir y potencializar talentos ocultos, funcionar como equipo y hasta ser políticamente activos.
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