Este viernes 28 de noviembre se confirmó el fallecimiento de un icono de la cultura popular mexicana, cuyo trabajo lo hizo traspasar fronteras y ser inmensamente reconocido también en centro y Sudamérica. Roberto Gómez Bolaños «Chespirito» tuvo una larga carrera en televisión, teatro y cine, medios en los que cosechó éxitos y se ganó millones de admiradores. Pero a estas actividades profesionales no son las únicas que distinguen a Gómez Bolaños, quien también se involucró en temas filantrópicos.
En 2007, el actor y guionista creó la Fundación Chespirito IAP, que según su sitio web tiene la misión de «proporcionar apoyo a instituciones y organizaciones que se dediquen a atender las necesidades básicas de niñas y niños mexicanos de escasos recursos económicos, en las áreas de educación, salud e integración social y familiar». Gómez Bolaños fungió como director honorario de esta fundación, que utiliza también a personajes como el Chavo del Ocho para impulsar hábitos saludables en los niños por medio de videos, cómics y otros medios.
Fundación Chespirito también apoya temas como la lucha contra el dengue y a mediados de este 2014 dio a conocer la app gratuita Aprende con el Chavo, que ayuda a los niños a aprender inglés de una forma divertida.
Gómez Bolaños también impulsó sus valores a través de conferencias, en las que se mostraba en contra del exceso de violencia en la televisión: «La libertad de expresión tiene un límite o muchos límites, es esa misma libertad que otorga al reportero el privilegio de declarar culpable al infeliz que no pasa de ser sospechoso y el medio a mostrar la imagen de este sospechoso en la forma más humillante, es la misma libertad que otorga al político la facultad de insultar soez y dudosamente al militante de otro partido, la misma libertad que permite el grabar conversaciones ajenas para luega mostrarles con cínico orgullo», dijo en un evento en 2011.
También participó activamente en campañas conservadoras en contra de la despenalización del aborto, y en 2007 fue protagonista de un video en el que contó una historia personal y llamó a «respetar a la vida».
En sus viajes a otros países también demostró interés por el bienestar de sus habitantes: en 2008 visitó un hospital para niños quemados en Santiago de Chile, causando conmoción entre sus admiradores de ese país.
Sin duda, Chespirito fue una persona que tanto dentro como fuera de los escenarios trabajó por dar a conocer sus valores.