Esta columna es patrocinada por Cuauhtémoc Moctezuma
Imaginemos todo el equipo necesario que debe llevar una nave espacial para permanecer en órbita durante varios meses o años, pensando además en todos los miembros de la tripulación y recordando que el espacio que se tiene es muy reducido. Seguramente lo primero que pensamos es en máquinas y aparatos sofisticados con miles de botones o equipo con tecnología de punta que apenas sabríamos para qué sirve. Sin embargo de las últimas cosas que pasan por nuestra cabeza son las más básicas, como el suministro de agua.
En este mismo escenario un astronauta podría usar hasta 10,6 toneladas de agua por año, pensando en una tripulación formada por cuatro personas, en un viaje de tres años a Marte se utilizarían 127,5 toneladas de agua, una cantidad demasiado grande como para llevar dentro de la nave.
Debido a esto se tuvo que crear un sistema en el cual se pudiera aprovechar al máximo el espacio de la nave y los recursos que se tienen, aunque tal vez se tomaron demasiado enserio la parte de “aprovechar al máximo”, investigadores, científicos e ingenieros de la NASA desarrollaron un sistema de depuración de aguas el cual logra recuperar el agua de los baños, sudor, orina, humedad del aire y hasta de la misma respiración, para convertirla en agua potable para los astronautas.
De manera que gracias al reciclado de esta agua partiendo de las necesidades básicas del ser humano (las cuáles no cambian estando aquí o en la luna), se puede prever de lo necesario, viviendo de manera funcional en un lugar con condiciones completamente diferentes.
Para llevar a cabo el proceso se deben de eliminar todas las bacterias y virus que contenga el agua, logrando la purificación.
El proceso consta de tres etapas:
1 – En la primera el flujo de agua atraviesa un filtro para retener las partículas de mayor tamaño.
2 – Posteriormente, atraviesa unos lechos que poseen en su superficie sustancias capaces de retener diferentes compuestos orgánicos e inorgánicos.
3 – Y finalmente el agua se trata al interior de un reactor de oxidación catalítica donde son destruidos los virus y bacterias.
De esta manera es como se obtiene agua potable, que por impresionante que parezca, esta agua que consumen los astronautas es más limpia que la que la mayoría de la gente en la Tierra bebemos.
Además de ser un ejemplo de reciclaje, la NASA posee un sistema llamado ECLSS, el cual sirve para optimizar la generación de energía, agua limpia y aire respirable, y adecua las condiciones de temperatura y humedad durante toda la estancia.
Muy interesante.