La Real Academia Sueca de Ciencias informó que Claudia Goldin, una historiadora económica de la Universidad de Harvard, ha sido elegida para recibir el Premio Nobel de Economía por su investigación sobre las disparidades de género, especialmente su investigación sobre la persistente disparidad salarial entre hombres y mujeres.
El prestigioso galardón, oficialmente conocido como el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel, es la última adición a la colección de premios Nobel de este año. Tiene un valor monetario de 11 millones de coronas suecas, aproximadamente equivalente a 1 millón de dólares.
Según un comunicado de la organización otorgante, Claudia Goldin, la ganadora del Premio Laureado en Ciencias Económicas de este año, ha presentado el primer análisis integral de los ingresos de las mujeres y su participación en el mercado laboral a lo largo de diferentes períodos históricos.
La investigación de la investigadora desvela los factores subyacentes que contribuyen a las transformaciones sociales, al tiempo que identifica las principales causas de la persistente disparidad de género.
El Premio Nobel de Economía marca el segmento final de la colección de Premios Nobel de este año, que ha incluido reconocimientos por avances en la vacunación contra la COVID-19, avances en la imagen atómica, investigaciones sobre puntos cuánticos, así como el reconocimiento a un dramaturgo noruego y una defensora iraní.
Goldin, quien obtuvo la titularidad en el departamento de economía de Harvard en 1990, tiene el honor de ser la tercera mujer en recibir el Premio Nobel de Economía. Cabe destacar que es la primera mujer en recibir este prestigioso galardón en solitario, sin compartirlo con ningún otro laureado.
Goldin, en una entrevista con Reuters en su residencia en Cambridge, Massachusetts, afirma que persisten importantes disparidades entre mujeres y hombres en varios aspectos, como sus ocupaciones y remuneración.
La investigación se centra en las razones de este fenómeno. Esta declaración captura la esencia del trabajo.
La obra seminal de Goldin, publicada en 1990 y titulada «Understanding the Gender Gap: An Economic History of American Women» (Comprendiendo la Brecha de Género: Una Historia Económica de las Mujeres Estadounidenses), tuvo un impacto significativo al analizar las causas subyacentes de la disparidad salarial.
La investigadora ha realizado más investigaciones sobre los efectos del uso de anticonceptivos en las decisiones laborales y matrimoniales de las mujeres, el uso de apellidos de mujeres como indicación social después del matrimonio y los factores subyacentes que contribuyen a la tendencia actual de que las mujeres constituyan la mayoría de los estudiantes universitarios.
Según Randi Hjalmarsson, miembro del comité del Premio Económico, las conclusiones de Claudia Goldin incluyen importantes implicaciones sociales. La autora ha demostrado que la forma de este problema o el origen de esta disparidad de género varía con el tiempo y en conjunto con el progreso social.
Hjalmarsson citó la declaración de Goldin, en la que Goldin afirma que al comprender el problema y etiquetarlo con precisión, podemos trazar eficazmente un camino más favorable para el progreso.
Aunque muchos países han implementado leyes contra la discriminación de género en el lugar de trabajo, las mujeres siguen experimentando disparidades significativas en los salarios en comparación con sus homólogos masculinos.
Según una investigación realizada por el Pew Research Center, las mujeres en Estados Unidos ganaron en promedio el 82% de lo que ganaron sus homólogos masculinos el año pasado. Según datos de la Comisión Europea, en 2021, las mujeres en Europa tuvieron una brecha salarial promedio por hora del 13% en comparación con los hombres.
La investigación de Goldin ha demostrado que aunque ha habido avances en la reducción de la disparidad en las últimas décadas, hay menos evidencia que sugiera que será completamente erradicada en un futuro cercano.
La autora atribuye la disparidad a una variedad de factores, que incluyen no solo sesgo explícito, sino también el concepto de «trabajo codicioso», un término que ella ha acuñado para describir ocupaciones que muestran un aumento desproporcionado en los salarios por hora a medida que las personas trabajan más horas o tienen menos autonomía en sus horarios. Como resultado, este sistema penaliza a las mujeres que necesitan oportunidades de empleo flexibles.
El premio de economía, a diferencia de los premios de ciencia, literatura y paz establecidos originalmente en el testamento de Alfred Nobel, el creador de la dinamita y destacado empresario, es una adición posterior fundada y respaldada financieramente por el banco central de Suecia en 1968.
El primer premio de economía se otorgó al año siguiente, y los destinatarios anteriores incluyen a una multitud de intelectuales y académicos de renombre como Friedrich August von Hayek, Milton Friedman y, en tiempos más contemporáneos, el economista estadounidense Paul Krugman.
El año pasado, un grupo de economistas de Estados Unidos, que incluía a Ben Bernanke, ex presidente de la Reserva Federal, recibieron el premio por su investigación académica sobre la eficacia de la regulación bancaria y el uso de fondos públicos para apoyar a instituciones financieras en dificultades como medio para mitigar el riesgo de una recesión económica más severa, similar a la Gran Depresión experimentada en la década de 1930.
Al igual que en la distribución de otros premios Nobel, una gran mayoría de los premios en el campo de la economía se han otorgado a hombres. Hasta la fecha, solo ha habido dos casos en los que mujeres han logrado recibir el Premio Nobel de Economía. La primera ocasión fue en 2009, cuando Elinor Ostrom recibió este prestigioso galardón. Posteriormente, una década después, Esther Duflo se convirtió en la segunda mujer en lograr esta notable hazaña.
En una declaración grabada disponible en el sitio web oficial de los Nobel, Goldin comunicó que al enterarse de su victoria, su acción inicial fue informar a su cónyuge, quien preguntó cómo podría ayudar.
Goldin afirmó que le indicó que se encargara de pasear al perro y preparar té, mientras ella tenía que prepararse para una próxima conferencia de prensa.
La tasa de cambio entre el dólar estadounidense y la corona sueca es de 1 dólar estadounidense equivale a 11,0095 coronas suecas.
Esta nota está basada en la información de Reuters.