Sudán ha alcanzado un punto de inflexión en el que cientos de miles de niños y niñas padecen hambre y malnutrición.
Según el último informe de la Integrated Food Security Phase Classification (IPC), Sudán se enfrenta a los peores niveles registrados de inseguridad alimentaria aguda. El informe revela un aumento desde marzo de 17,7 millones a 25,6 millones de personas, que probablemente se enfrenten a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda (IPC 3) y superior.
También señala el informe que es probable que 8,5 millones de personas sufran niveles IPC 4 de escasez extrema de alimentos, lo que supone un aumento del 74% respecto a la anterior actualización. En el nivel de catástrofe de la IPC 5, se observan niveles de inanición, muerte, indigencia y desnutrición aguda extremadamente crítica. En estos niveles, más de 1.000 personas al día corren el riesgo de morir. Según UNICEF, más de 700.000 niños y niñas menores de 5 años corren el riesgo de morir. Sudán está al borde de la hambruna.
En Sudán hay más niños y niñas desplazados que en ningún otro lugar del mundo. Desde que estalló el conflicto en abril de 2023, otros 7 millones de personas han sido desplazadas dentro de Sudán, lo que eleva el número estimado de desplazados internos a más de 10 millones. El conflicto en curso ha puesto en peligro a los niños y niñas, obligándoles a ellos y a sus familias a huir, haciendo que su futuro sea incierto.
La última vez que se declaró una hambruna en África Oriental fue en Sudán del Sur en 2017, y antes, en Somalia en 2011. En esos casos, se perdieron cientos de miles de vidas y la infancia ha sufrido los efectos a largo plazo de la desnutrición y la pérdida de la producción agrícola. La situación en Sudán es igualmente sombría. El conflicto entre las partes está provocando una crisis de hambre que se acerca peligrosamente a la hambruna.
El país también se ha visto afectado por el cambio climático y unas precipitaciones por debajo de la media por tercera temporada consecutiva. El conflicto en curso, unido a las condiciones meteorológicas, ha empeorado aún más la situación y ha hecho imposible cultivar o plantar nada. No hay cosechas.
“Es verdaderamente desgarrador ver cómo aumenta la escasez de alimentos y las privaciones. Nos encontramos ante una situación catastrófica que empeora rápidamente. La mayoría de las familias se sienten desamparadas y están desesperadas sin nada con lo que alimentar a sus familias”, explica John Makoni, director interino de World Vision en Sudán.
La creciente inseguridad alimentaria en África oriental ha hecho que World Vision responda al impacto del hambre en siete países de la región desde abril de 2021, incluido Sudán. La ONG está en el país proporcionando asistencia de socorro muy necesaria para salvar vidas. A través de la Respuesta a la Crisis y la Migración en Sudán, World Vision ha llegado a casi 1,8 millones de personas, incluidos niños y niñas, solo en Sudán, con asistencia alimentaria, WASH (Agua, Salud y Saneamiento) y servicios de protección, y asistencia en efectivo.
“Esta es la peor crisis de hambre que se ha registrado en Sudán. El mayor reto al que se enfrentan las agencias de ayuda humanitaria es el acceso humanitario. Necesitamos un acceso sin trabas para llegar a las personas más necesitadas con una ayuda que puede salvarles la vida. Cualquier otro retraso puede ser catastrófico y causará muertes. Es evidente que los niños y niñas más vulnerables y sus familias se están llevando la peor parte del conflicto”, concluye John Makoni.
La comunidad internacional y las partes en conflicto deben tomar medidas inmediatas para prevenir una emergencia catastrófica de malnutrición. World Vision también pide que se respete plenamente el imperativo humanitario de las agencias de ayuda humanitaria y se les permita acceder sin trabas a las personas necesitadas.