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NP World Vision: El conflicto en Sudán provoca una crisis de hambre que se acerca peligrosamente a la hambruna

Sudán ha alcanzado un punto de inflexión en el que cientos de miles de niños y niñas padecen hambre y malnutrición.

Según el último informe de la Integrated Food Security Phase Classification (IPC), Sudán se enfrenta a los peores niveles registrados de inseguridad alimentaria aguda. El informe revela un aumento desde marzo de 17,7 millones a 25,6 millones de personas, que probablemente se enfrenten a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda (IPC 3) y superior. 

También señala el informe que es probable que 8,5 millones de personas sufran niveles IPC 4 de escasez extrema de alimentos, lo que supone un aumento del 74% respecto a la anterior actualización. En el nivel de catástrofe de la IPC 5, se observan niveles de inanición, muerte, indigencia y desnutrición aguda extremadamente crítica. En estos niveles, más de 1.000 personas al día corren el riesgo de morir. Según UNICEF, más de 700.000 niños y niñas menores de 5 años corren el riesgo de morir. Sudán está al borde de la hambruna.

En Sudán hay más niños y niñas desplazados que en ningún otro lugar del mundo. Desde que estalló el conflicto en abril de 2023, otros 7 millones de personas han sido desplazadas dentro de Sudán, lo que eleva el número estimado de desplazados internos a más de 10 millones. El conflicto en curso ha puesto en peligro a los niños y niñas, obligándoles a ellos y a sus familias a huir, haciendo que su futuro sea incierto. 

For two weeks in early May, thousands of recently arrived refugees and returnees from Sudan had no clean water or toilet facilities at a transit camp beside the Nile river in Malakal. They used the river for sanitation, washing and collecting water. A recipe for disease and sickness. World Vision was well placed to help. It had built and continues to manage Malakal’s water system – purifying water from the Nile and pumping it around the town. In partnership with UNICEF, World Vision connected the camp to the water system and built three water collection points, along with 16 toilets. More than 3000 were in the transit camp when we visited. It’s located in a rundown former police training college, with buildings damaged during South Sudan’s 21 year-long independence war. At a refugee and returnee transit camp in the north-east of South Sudan, people who came across the border from Sudan are having to survive difficult conditions in blistering heat. They’ve endured often perilous journeys to escape the conflict in their country. The camp is a rundown former police training college, with buildings damaged during South Sudan’s 21 year-long independence war. Families sit under small trees to shelter from the sun. People leave their few possessions amongst trees while they move about the site.

La última vez que se declaró una hambruna en África Oriental fue en Sudán del Sur en 2017, y antes, en Somalia en 2011. En esos casos, se perdieron cientos de miles de vidas y la infancia ha sufrido los efectos a largo plazo de la desnutrición y la pérdida de la producción agrícola. La situación en Sudán es igualmente sombría. El conflicto entre las partes está provocando una crisis de hambre que se acerca peligrosamente a la hambruna. 

El país también se ha visto afectado por el cambio climático y unas precipitaciones por debajo de la media por tercera temporada consecutiva. El conflicto en curso, unido a las condiciones meteorológicas, ha empeorado aún más la situación y ha hecho imposible cultivar o plantar nada. No hay cosechas.

“Es verdaderamente desgarrador ver cómo aumenta la escasez de alimentos y las privaciones. Nos encontramos ante una situación catastrófica que empeora rápidamente. La mayoría de las familias se sienten desamparadas y están desesperadas sin nada con lo que alimentar a sus familias”, explica John Makoni, director interino de World Vision en Sudán. 

I met Martha and her family at the Bulukat Transit Centre in Malakal and our encounter had been a heart-wrenching experience. At that time, the transit centre was already overcrowded. Martha and her family crossed into South Sudan to stay alive as they flee from the worsening violence in White Nile in Sudan. To flee seems to have become a recurring experience to many people. In her case, she and her family were originally from Nasir county in Upper Nile, South Sudan. They moved to Sudan to live a more peaceful and safer life, away from frequent flooding and inter-communal violence. Yet, two years later, they again found themselves running away as they journey back to South Sudan. It was the end of September when I visited. She was sitting on a sleeping mat that she shared with eight other members of her extended family inside a cramped room where at least 30 others from Sudan had taken shelter. It would be impossible to lie down on that mat. There was just not enough space to even stretch a leg. The room was not well-ventilated. It’s one of the very few concrete structure inside the transit centre. It rained the day before but on the day I visited, it was hot and humid. Behind Rhoda and her family were stacks of luggages. The flies were feasting on the spilled food on the floor, and on the children’s faces. There were at least 10 children inside the room, some were still breastfeeding. In my mind, I thought it’s unfortunate that at their tender age, they witnessed life’s cruelty and had to endure the discomfort of fleeing and not having a place to call home. Perhaps some of them would be too young to remember. But perhaps too, many, if not all, would be tormented by the memories and fears of constantly being in danger. The sleeping mat that covers the muddy floor provides a bit of protection but it was not enough. It will never be enough. Martha may have already returned to Nasir. But there are still thousands of them who are still waiting to be transported.

La creciente inseguridad alimentaria en África oriental ha hecho que World Vision responda al impacto del hambre en siete países de la región desde abril de 2021, incluido Sudán. La ONG está en el país proporcionando asistencia de socorro muy necesaria para salvar vidas. A través de la Respuesta a la Crisis y la Migración en Sudán, World Vision ha llegado a casi 1,8 millones de personas, incluidos niños y niñas, solo en Sudán, con asistencia alimentaria, WASH (Agua, Salud y Saneamiento) y servicios de protección, y asistencia en efectivo. 

“Esta es la peor crisis de hambre que se ha registrado en Sudán. El mayor reto al que se enfrentan las agencias de ayuda humanitaria es el acceso humanitario. Necesitamos un acceso sin trabas para llegar a las personas más necesitadas con una ayuda que puede salvarles la vida. Cualquier otro retraso puede ser catastrófico y causará muertes. Es evidente que los niños y niñas más vulnerables y sus familias se están llevando la peor parte del conflicto”, concluye John Makoni.

La comunidad internacional y las partes en conflicto deben tomar medidas inmediatas para prevenir una emergencia catastrófica de malnutrición. World Vision también pide que se respete plenamente el imperativo humanitario de las agencias de ayuda humanitaria y se les permita acceder sin trabas a las personas necesitadas.  

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