Lo que se mide se hace y lo que se hace se puede mejorar. ¿Cómo estamos midiendo el progreso y crecimiento en nuestra organización?
Muchas de mis conversaciones y lecturas en las últimas dos semanas han girado alrededor de un capitalismo verde o ”bueno” y un sistema económico más consciente y compasivo. Retomando el artículo de la semana pasada, mencionaba que al igual que las energías alternativas, se requieren alternativas al sistema económico actual.
Retomo de la semana pasada el sistema monetario y -ahora subrayo- los indicadores económicos. Mencioné que no se contabilizan los servicios ambientales que produce la Tierra ni en estados financieros de empresas, ni en la balanza comercial de los países, sin embargo sí se les considera externalidades que incluso pueden contribuir al incremento de indicadores como el PIB, un indicador de crecimiento que incluso conlleva un contexto de “bienestar”. Específicamente di el ejemplo de cuando hay un huracán o derrame petrolero. En éstos casos los costos en los que se incurre alrededor del evento contribuyen a un incremento en el PIB, pero no necesariamente se contabiliza el costo social, ni las pérdidas de los ecosistemas afectados ni los servicios ambientales que éstos últimos dejarán de producir. Además de la necesidad de un nuevo sistema monetario, también nos merecemos un rediseño a profundidad de nuestro sistema de medición económica y de bienestar.
Me imagino que muchos colegas economistas se van a parar de pestañas cuando lean lo siguiente, sin embargo es algo en lo que creo profundamente. El PIB, si bien importante, no es una medida ni actualizada ni suficiente al día de hoy para medir crecimiento y mucho menos bienestar. Y me parece que lo mismo sucede a nivel empresa. Aunque ya existen algunas tendencias –como las propuestas del GRI y otras metodologías de reporteo y medición- para incluir mediciones de bienestar de los empleados y grupos de interés, todavía no es la norma. Además que muchas empresas sólo siguen la convención del reporteo por obtener una certificación o estándar, cumplir con regulaciones, o estar a la par con la competencia –entre otras razones- y no necesariamente porque es algo de lo que el cuerpo directivo esté convencido. Falta mucho por desarrollar indicadores de bienestar e integrarlos en la cultura individual y empresarial.
Hablando a nivel más macro, la revista Nature propone nuevas métricas en su reciente artículo Development: Time to leave GDP behind. Los autores proponen tres áreas de medición de crecimiento y bienestar como una alternativa al PIB:
- Medidas económicas ajustadas conforme a factores sociales y ambientales y expresadas en unidades monetarias.
- Medidas subjetivas de bienestar elaborado a partir de encuestas sobre calidad de vida. (Esta quizá sea la métrica que más ruido haga entre los economistas.)
- Indicadores compuestos ponderados de bienestar como la vivienda, la esperanza de vida, el tiempo de ocio y la participación democrática.
Se han desarrollado metodologías de medición mundial, para países enteros y para organizaciones. Hemos nacido y crecido con estas formas de medir el “progreso” y el crecimiento (económico). Sin embargo, tanto en empresas como en gobiernos, es tiempo de cuestionar qué de éstas metodologías ha funcionado y reciclarlo, y eliminar por completo lo que no está funcionando y rediseñarlo. Hemos crecido bajo un sistema económico y social más cercano a la razón que al corazón. Ambos son importantes. ¿A cuál le vamos a dar preferencia? Un factor importante para lograr el progreso son seres humanos balanceados y equipados para desarrollarse como individuos dentro de una comunidad con estrecha conexión generando vínculos de creatividad, innovación y riqueza. Dicen que lo que se mide se hace, y lo que se hace se puede mejorar. ¿Cómo está midiendo tu organización empleados calificados, balanceados y felices?
Itzel Orozco es Socio Fundador y Directora de Orozco Consulting, un despacho de consultoría en liderazgo y sustentabilidad estratégica (Página en Facebook). Itzel cuenta con más de 15 años de trayectoria profesional ha desarrollado su práctica de consultoría de negocios y sustentabilidad en Latinoamérica, EE.UU. y Europa. Se ha especializado en dar asesorías en liderazgo y estrategia de negocios con el enfoque en sustentabilidad y facilita talleres y seminarios en los mismos temas y en temas de innovación, emprendedurismo y responsabilidad social corporativa. También ha impartido clases de Empresas Sustentables en la Universidad Iberoamericana y en la Universidad Anáhuac y ha sido colaboradora de la Universidad del Medio Ambiente.
Itzel cuenta con un MBA con especialidad en Empresa Sustentable, por la Universidad de Oregon; con una maestría en Liderazgo Estratégico hacia la Sustentabilidad por el Blekinge Institute of Technology en Suecia y es licenciada en Economía (Honores) por la Universidad Tecnológica de México. Actualmente radica en la Ciudad de México.